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Red-acción
II Época / Nº32
Abril
2009
EL MUNDO / SABÍAS QUÉ ?

Los egipcios y el 'más allá'

Por Natalia Andueza y Paula Puente, alumnas de 3º ESO del colegio La Paz de Torrelavega.

Si sois amantes de la egiptología o un poco curiosos con lo relacionado con el antiguo Egipto, os gustará este tema. De las múltiples características que hay en este amplio tema, comentaremos sobre cómo los egipcios trataban el tema de la muerte, prolongación de su vida terrena, el 'más allá' y el significado de las pirámides.

Momia expuesta en un museo.

A partir de la dinastía cuarta, la momificación fue una técnica que utilizaban al principio sólo para los faraones, porque creían que eran los únicos dignos para poder pasar al 'más allá'. Más adelante consideraron que también podían los nobles y los altos jerarcas.
Para los egipcios esta práctica era muy importante porque era la creencia en la inmortalidad del espíritu humano, preservar la integridad de los cuerpos de los difuntos y la identidad del individuo en la vida futura, de acuerdo con sus costumbres.

Los intestinos eran retirados, los riñones y el corazón no, y la cavidad corporal tratada con una sal blanca, translúcida, cristalizable y eflorescente llamada natrón; después el cuerpo era completamente cubierto también con natrón pulverizado. La persona encargada de efectuar el corte inicial del cuerpo con un cuchillo de piedra, a un lado del abdomen, era elegida en la ceremonia y posteriormente sometido a un ritual de persecución y lapidación, ya que era una ofensa dañar el cuerpo del faraón, incluso después de su muerte física.

Después de extraerlo del natrón, el cuerpo era recubierto por dentro y por fuera con resina para preservarlo; se envolvía con vendajes de lino, engarzando escarabeos, amuletos y otros talismanes religiosos. En el caso de la realeza, eran colocados dentro de una serie de ataúdes jerarquizados, siendo el exterior un sarcófago de piedra, normalmente. Los intestinos, pulmones, hígado y estómago eran preservados por separado y almacenados en unos vasos que servían para guardarlos denominados: vasos canopos, quedando protegidos así por los cuatro hijos de Horus.
Se han encontrado dos papiros que describen el ritual del embalsamamiento, aunque de forma incompleta. El conocido como Papiro 3 de Bulaq, el más extenso, en el Museo Egipcio de El Cairo, y el Papiro número 5.158, que se encuentra en el Museo del Louvre.

Vasos canopos donde se depositaban las vísceras de los difuntos.

Había criaturas que se consideraban encarnaciones vivientes de los dioses siendo embalsamados también: ibis, cocodrilos, gatos, babuinos, toros, serpientes y percas del Nilo.
La residencia más apropiada para estos cuerpos embalsamados eran las construcciones funerarias. Junto a Tholos y Mastabas, el gran centro religioso de estos enterramientos eran las pirámides.
Es una de las dos construcciones religiosas: las tumbas y los templos. La tumba tenía como misiones principales proteger al cuerpo de la intemperie y de los ladrones que se sintiesen atraídos por el tesoro guardado en su interior. Cuanto mayor era el rango de la persona, mayor era su tumba, y puesto que según la tradición después de muertos los faraones se convertían en dioses, sus tumbas fueron las mejores.
Sus cuatro caras triangulares, que representaban los rayos de luz que unían al faraón con el dios Sol, confluyen en un vértice. Sobre el lado oriental se alzaba el templo con una falsa puerta por la que entraba y salía el ka, que era el doble espiritual.

La distribución de la pirámide de Keops es un ejemplo para explicar la disposición interna del conjunto de pasajes y cámaras sepulcrales:

  • Conductos de ventilación: Son estrechos corredores o pasadizos que comunican las cámaras funerarias con el exterior de la pirámide.
  • Cámara del Rey: Contenía un sarcófago de granito donde se colocaban los restos del faraón. La estructura del techo compuesta por nueve losas de piedra separadas por espacios huecos está diseñada para soportar el peso de la pirámide que se eleva sobre ella.
  • Cámara de la Reina: esta estancia estaba destinada, originariamente, para albergar el cuerpo del faraón. Cuando comenzó a construirse la cámara del rey se quedó sin acabar.
  • Gran galería: La gran galería que conduce a la cámara del rey mide 46,5 metros de longitud por 8,5 de anchura. Sus paredes están cubiertas por bloques de piedra caliza pulimentada.
  • Cámara funeraria subterránea: Nunca llegó a terminarse. El corredor sin salida que se dirige hacia el exterior, probablemente conducía a una segunda cámara que no llegó a construirse.
  • Pasaje de entrada: el pasaje de entrada de esta pirámide desciende unos 18 metros por debajo del nivel del suelo. El acceso exterior estaba sellado con unas losas de piedra que lo hacían invisible.
Sarcófago egipcio expuesto en un museo.

Pero, ¿por qué era necesario momificar?. Era necesario momificar a los cuerpos para que las almas pudieran existir en el 'más allá'. Si un cuerpo no era momificado, la persona sencillamente no podía existir. En el caso de los Faraones fue común en algunos periodos que se los enterrara junto a funcionarios de Estado y sus esposas, para que pudieran seguir gobernado en ultratumba.
La muerte era el comienzo de una nueva vida en otro mundo. Todo hombre además de su cuerpo poseía un alma (ba) y un doble espiritual (ka). Al morir la persona, el ba seguía viviendo en la tierra y de noche descansaba en su cuerpo. El ka iba y venía entre la tierra y el otro mundo. Tanto ba como ka debían reconocer su propio cuerpo y por ello lo momificaban. Como esta nueva vida podía durar eternamente, los más poderosos se hicieron construir grandes y suntuosas tumbas de piedra.

Los antiguos egipcios concebían el 'más allá' como un reino situado al Este de Egipto, gobernado por el dios Osiris, fundador mitológico de Egipto y Rey del Aaru. El reino paradisíaco de los muertos era un lugar paradisíaco con campos eternamente fértiles, con mucha comida y para realizar actividades como la caza y la pesca.

El fallecido era conducido por Anubis, dios de la momificación, frente al tribunal presidido por Osiris. El juicio consistía en pesar el corazón del juzgado con una pluma que simbolizaba la justicia, la verdad y la armonía cósmica como comparación. El alma de los difuntos se convertía en una estrella que viaja a través del cielo, aunque la vida después de la muerte también era tenida por una continuación de la vida en la Tierra. Si ambas cosas pesaban lo mismo le era permitido entrar en el Aaru. Si, por el contrario, el corazón pesaba más, significaba que había sido injusto y malvado en la vida, entonces un dios monstruo conocido como Ammit, se comía el corazón y la persona dejaba de existir definitivamente.

 


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