Alberto
Lavín es un joven torrelavenguense de 24 años,
salido de las filas de La Paz, que está considerado
como una de las figuras más prometedoras de
la cinematografía española actual. Reconocido
por la crítica ya desde su debut, con el recordado
corto '¿Quién ha visto a Elena Anaya?',
trabaja en la dirección de cortos, colabora
con otros cineastas e impulsa y ayuda nuevos proyectos
y nuevas figuras desde la asociación Cantabria
Visual. Así son sus sueños.
Pregunta.- ¿Quién
es Alberto Lavín Gutiérrez?
Respuesta.- Es un chaval de Torrelavega
que se intenta buscar la vida de la manera que mejor
puede y que más le gusta, que es el cine. Dentro
de ello me considero realizador, con todo lo que engloba,
editor, guionista, y a través de ello un contador
de historias.
P.- ¿Qué
busca Alberto Lavín Gutiérrez?
R.- Crear cultura. Entretener, contar historias
y con ellas sentimientos.
P.- ¿Cuándo
entró el cine en su vida?
R.- Fueron casualidades. Me empecé
a relacionar con gente del colegio que la gustaba
el cine y empezamos a ver películas de Tarantino.
Luego, siendo bachilleres, nos propusieron en una
asignatura realizar un trabajo, pero no en papel sino
en vídeo. Nos picó el gusanillo, y éste
despertó un poco después. En la fiesta
del colegio se hace un show. Como nosotros éramos
los más tímidos de la clase pensamos
que era mejor hacer un corto en vez de salir en directo
en el teatro. Fue un éxito, y ahí empezó
todo
P.- ¿Los
creadores de cine comienzan siempre con una de vaqueros,
en una vinatería que tiene por camarero a un
cura?
R.- Te refieres a aquel famoso corto de las
fiestas del cole. No sé. Los creadores de cine
siempre suelen empezar por cosas muy transcendentales
como puede ser un suicidio. Realmente eso hice yo
poco después en la escuela de cine. En aquel
momento todo estuvo motivado por lo que disponíamos.
Mi hermano tenía un bar, coincidió que
habíamos visto la película 'Desperado',
y coincidió con la buena disponibilidad de
un cura que nos ayudó como actor, y que curiosamente
tenía fama de extremadamente serio. Pero salió
bien.
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Diferentes visiones
de un mismo concepto. |
P.- ¿Qué
importancia tiene en la vida 'Lo insignificante',
título de tu última película?
R.- Más de la que crees. Yo creo que
en el fondo cada uno a veces se ha sentido insignificante.
Yo creo que la persona tiene una importancia, y en
ese corto más aún.
P.- Uno llega a
su casa y dice: "Mama, quiero ser director de
cine". ¿Cuántas sartenes salen
volando?
R.- Sartenes no, pero otras cosas sí.
Mis padres tienen una educación propia de una
época, hubieran preferido que tuviese una profesión
más normal, abogado o algo así. Pero
también son muy comprensivos y admitieron que
era mi ilusión y mi vida.
P.- Ahora en serio,
¿cuántas incomprensiones hay que vencer
para crear?
R.- No te creas. La persona que es creativa
le sale solo. Siempre decimos que hay un miedo a la
hoja en blanco pero no creo que haya algo que te impida
crear, estás en buen momento y surge, ni incomprensiones
ni nada. Llega un momento en el que te tienes que
alejar de eso, porque si empiezas a pensar desde el
primer momento que lo que escribes si va a perjudicar
a alguien o no le va a gustar... Si empiezas a pensar
más en otras personas que en ti mismo no haces
nada, porque siempre vas a tener a alguien que no
le gusta o te pone obstáculos. Tiene que gustarte
a ti primero, y comprenderte, y después ya
lo haces y si a los demás les gusta perfecto.
P.- ¿Qué
pasó después de su primer corto, el
de curas y vaqueros?
R.- Descubrí que eso era lo que quería
hacer. Me fui a Madrid y comencé los estudios
de Audiovisuales. Aunque pronto me di cuenta que a
mí lo que interesaba era la acción,
no estudiar.
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En la puerta
del colegio La Paz. |
P.- Tus historias
son muy sólidas, y a la vez muy poéticas,
¿cómo definirías tu cine, qué
quieres contar en él?
R.- Quiero que haga pensar a la gente, quiero
que se entretengan, pero que cuando salgan del cine
reflexionen sobre esa parte de la vida que yo les
he sugerido. Porque si vas sólo a entretenerles,
pasan un buen rato pero a los dos segundos no sirve
para nada. Sé que es muy difícil que
llegue a calar una obra para que incluso un mes después
sigan pensando sobre ella. Pero al menos que reflexione
un poco sobre lo que ha visto e intentar cambiar poco
a poco todo lo que no me gusta del mundo.
P.- Toda tu obra
parece encerrar un gran simbolismo, ¿por qué
tu blog es 'Mariposas y huracanes'?
R.- 'Mariposas y huracanes' es una canción
que me gusta mucho. Es una contraposición.
Y así soy yo, contradictorio. Todo tiene además
una gran relación. Ya sabes, el aleteo de una
mariposa desencadena en el otro lado del mundo un
huracán.
P.- "Porque
el caos nos rodea. Porque una sola palabra puede cambiar
el significado de toda una vida". ¿Esa
frase resume su obra?
R.- Un poco sí y un poco no. Creo
que hay que tener una línea de creación
y podría definirme a mí, es como el
eslogan de una película.
P.- Has sido ayudante
de dirección, iluminista, cámara, ¿para
un director de cine eso es aprendizaje o supervivencia?
R.- Las dos cosas. Si no vas haciendo trabajos
así, cuando te toque realizarlos no vas a saber
por donde empezar. No puedes descartar trabajos porque
no te gusten o simplemente porque no te corresponden.
El director coordina, y debe, como en muchos aspectos
de la vida, ser renacentista y humilde.
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Alberto Lavín
con Javier Murillo. |
P.- ¿Cómo
nació tu primer triunfo '¿Alguien ha
visto a Elena Anaya?'?
R.- Fue todo casualidad. Cuando estaba en
Madrid me encontré a esa actriz en la biblioteca
pública. Y no sé, estaba allí
y no se me ocurrió decirla nada. Tiempo después
me llamó un compañero de clase: "Oye
vente, que estamos en el teatro con Elena Anaya".
Aquello se convirtió en una obsesión
omnipresente. Y de ahí surgió la idea
de alguien que se encuentra a un personaje famoso
por la calle y no sabe qué hacer. De ahí
surgió el guión y el corto.
P.- ¿Tu éxito
qué cambió en tu obra y en tu carrera?
R.- Nada. Para mí fue muy bonito que
me reconocieran el trabajo, simplemente. Quieras o
no, tú vas haciendo cosas y aunque tu familia
y tus amigos te digan que les gustaba mucho nunca
sabes hasta qué punto es bueno. Lo pueden decir
para animarte, para no herirte y nunca lo sabes del
todo. Y por los premios, hay que tener en cuenta que
son un poco subjetivos pero es de lo más objetivo
que hay y ayudan a seguir. El problema es que el reconocimiento
no va acompañado del mercado.
P.- ¿Y en
tu persona?
R.- La creencia de que no me estaba equivocando.
P.- Luego vino 'Mi
idea sin mí', ¿qué cambios presentó
esa obra en tu carrera?
R.- 'Mi idea sin mí' lo grabé
antes que '…Elena Anaya', lo que pasa es que
el trabajo de postproducción era mucho más
completo. Cambios, pues no sé, la verdad es
que la gente va diciendo que le gustaba bastante más,
que no es tan complejo. La gente piensa que es un
paso adelante del anterior, lo que pasa es que poca
gente sabe que fue el primero.
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Alberto Lavín
con nuestros reporteros. |
P.- Ahora trabajas
en 'Insignificante', ¿cómo es la preproducción
de un corto?
R.- Cuando hay dinero muy fácil y
cuando no lo hay difícil. Empiezas escribiendo
y te dejas llevar un poco pero luego cuando has acabado
de escribirlo y tienes que ponerte a buscar todo eso…
A veces es una soledad dolorosa
P.- Actores, productores,
técnicos, ¿de dónde sale todo
eso para abordar un proyecto cinematográfico
cuando se tienen 20 años y sólo un sueño?
R.- De internet. Los jóvenes creadores
somos una comunidad gracias a la red. Ahora yo conozco
más gente, pero al principio todo era eso,
internet, foros, gente que se presta generalmente
gratis a prestar sus equipos. Y si no fuera por eso,
no tendría medios ni dinero para poder pagar
a alguien, ni siquiera una cámara.
P.- De tus guiones
se desprende una cuidada y preciosista capacidad de
expresión, una habilidad innata para contar.
Sin embargo en cierta ocasión escribiste que
envidiabas la transparencia de otras personas, cuya
falta te había llevado a ser damnificado al
expresar tus sentimientos. ¿Cómo se
come eso?.
R.- Yo creo que todo el mundo se refugia
en algo. Yo por ejemplo me expreso de la forma que
mejor puedo, como puede ser un fotolog, un blog, en
los que escribo guiones. Yo no lo logro expresarme
bien, no es que no diga lo que pienso sino que me
enredo o no sé como lo hago pero no logro expresarme
del todo. Tal vez cuando pienso un poco más
y lo pongo por escrito sí que logro ser un
poco más transparente. Mi lenguaje es el cine.
P.- ¿Qué
es el festival de cortometrajes on line Cantabria
visual?
R.- Es una propuesta que hemos hecho desde
la asociación de jóvenes cineastas para
impulsar un festival nosotros. Cada uno de nosotros
ha participado en muchos y tenemos ganas de verlo
desde el otro lado y queríamos hacerlo de la
forma más fácil posible, y esa forma
ahora es internet. Colgamos los videos en la red,
seleccionamos el mejor material y posteriormente un
jurado independiente los valora. Es una manera de
aunar gran difusión, bajos costes y reconocimiento.
Creo que es algo novedoso en Cantabria y que además
tiene sus premios. Hay otros festivales que carecen
de ellos.
P.- Un político
que me callo, acerca de la música y el cine
de jóvenes creadores, dijo no hace mucho que
los poderes públicos no deben gastar dinero
en facilitar el ocio infértil y los caprichos
de la gente. Qué le contestaría, sin
palabrotas, por favor.
R.- Yo no digo que esas ayudas haya que retirarlas,
pero no me aportan nada. Estoy claramente en desacuerdo
con lo que ha dicho porque el cine es un modo de defender
tu propia cultura y expresar nuevas ideas. El dinero
se gasta, otra cosa es el criterio. Hay unas obras
que simplemente se están realizando por dar
publicidad y en las que se está invirtiendo
dinero y luego las ves y, en mi opinión, no
te dicen nada. Quizás no sería mucho
pedir a los políticos algo más de sensatez,
cuando manejan el dinero de muchos y los sentimientos
de todos.
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