| Florentino 
                            Muñoz Lunate, o Tate, es un hombre de 51 años 
                            que forma parte de una organización vinculada 
                            a los movimientos sociales católicos, 'Los 
                            traperos de Emaus'. Una organización fundada 
                            en Francia por Abbe Pierre, y que llegó a Torrelavega 
                            a fines de los años setenta. Una organización 
                            que, nacida en el seno de los movimientos sociales 
                            de la parroquia de La Asunción, ha trabajado 
                            para reconstruir la vida y el corazón de decenas 
                            de personas con lo que otros desprecian, con la basura. 
                             
                              |  |   
                              | Florentino Muñoz 
                                  Lunate, 'Tate'. |    Pregunta.- ¿Quién 
                            es Florentino Muñoz Lunate?Respuesta.- Un hombre de 51 años 
                            que nació en Baracaldo, Vizcaya, en una familia 
                            de ocho hermanos, que a los cinco años vino 
                            a Torrelavega porque su padre vino a trabajar a Solvay. 
                            Un hombre que ha vivido la mayoría de su tiempo 
                            aquí en Torrelavega teniendo oportunidad de 
                            vivir en otros sitios y que ha vivido y sigue viviendo 
                            en una organización que se llama 'Los traperos 
                            de Emaus', cuya filosofía de vida es compartir. 
                            Un hombre que tiene un hijo que se llama Rabel de 
                            21 años y que se siente orgulloso de vivir 
                            en Torrelavega y sobre todo de que Torrelavega me 
                            haya permitido seguir siendo lo que soy.
 P.- ¿Cuándo 
                            nació Tate?R.- El nombre de Tate viene de dos cosas: 
                            Una es que hace muchos años en la televisión 
                            en un programa de niños había una burra 
                            que se llamaba Tatita. Entonces jugando al fútbol 
                            en el antiguo colegio La Paz y como yo era siempre 
                            un poco más alto, tenía un compañero 
                            que para ir a rematar pues se subía encima 
                            mío y así se ponía más 
                            alto y remataba y metía goles, y entonces me 
                            llamaban la burra Tatita. En segundo lugar fue un 
                            mote de cuando fumaba marihuana, maldad que pronto 
                            dejé, en cuanto tomé el rumbo de 'Los 
                            traperos de Emaus'.
 P.- ¿Cómo 
                            fue su llegada a Emaus?R.- 'Los traperos de Emaus' empezamos hace 
                            31 años en Francia. La llegada de la democracia 
                            a este país permitió abrir un campo 
                            de trabajo en la parroquia La Asunción de Torrelavega, 
                            al que acudieron gentes de Bilbao, Inglaterra y de 
                            Francia. Nos juntamos unas 150 personas, de entre 
                            17 y 30 años, que convivimos casi tres meses. 
                            Así conocimos el movimiento, y un grupo decidimos 
                            seguirle.
 P.- ¿Qué 
                            ha significado en tu vida Abbe Pierre?R.- Abbe Pierre fue el fundador de los Traperos. 
                            Yo había crecido en una familia religiosa, 
                            y estaba muy vinculado a la parroquia de La Asunción 
                            de Torrelavega, entonces muy "social". Pero 
                            durante la adolescencia me había apartado de 
                            la religión. El encontrar a los traperos y 
                            a la figura de Pierre fue el encontrar dentro de la 
                            Iglesia y dentro de una organización y dentro 
                            de un hombre tres cosas que para mí eran fundamentales: 
                            la libertad, el poder trabajar con las basuras y el 
                            poder trabajar en la calle. Esas tres cosas significaban 
                            esa libertad a la que todos aspiramos y a la que sigo 
                            aspirando. Con 18 años, aquel mensaje caló 
                            en mí y me arrastró a vivir en las calles 
                            y poder vivir con gente mucho más pobre que 
                            yo. A eso me ayudó Pierre. Destaca para mí 
                            su figura vulnerable. Siempre ha sido la suya la figura 
                            de un hombre muy pequeñito, canoso, con barba, 
                            frágil. En aquella época le encontramos 
                            como una persona pequeña y vulnerable pero 
                            con mucha fuerza. Nos impactó a nosotros, a 
                            la gente joven.
 Yo pienso que es una de las personas a nivel vivencial, 
                            a nivel lógico y a nivel personal que a mí 
                            personalmente más me ha influido después 
                            de 30 años. Era un hombre con mucha fuerza, 
                            capaz de hacer un comedor escolar y a su vez ponerse 
                            delante de una catedral llena de inmigrantes que iban 
                            a ser expulsados en Francia para que la policía 
                            no la desalojase.
 P.- ¿Cuándo 
                            descubrió que en los demás estaba su 
                            vida?R.- Al ser muchos hermanos y hermanas tienes 
                            que empezar a compartir y repartir cosas, te das cuentas 
                            de que la vida de tus padres no es para ti solo sino 
                            que tienes compartirlo con tus hermanos. Eso de tener 
                            que estar obligado a compartir te hace pensar que 
                            no eres el único que tiene que recibir las 
                            cosas, sino que tienes que compartirlo por obligación 
                            y por convicción con los demás. De pequeño 
                            aquí, en Torrelavega, ha habido mucha trashumancia. 
                            Yo me acuerdo que vivíamos en General Mola 
                            y enfrente había una finca y allí los 
                            gitanos trashumantes venían en carros, aparcaban 
                            allí y se quedaban dos o tres meses. Yo me 
                            acuerdo que en navidades nuestros padres hacían 
                            torrijas, y nosotros íbamos a compartir estas 
                            torrijas con los gitanos y con las familias que estaban 
                            allí.
 Este vencer el miedo, el ver a los demás con 
                            necesidad nos hizo ver la vida como algo solidario, 
                            que la vida no solamente eres tú sino que los 
                            demás, tu entorno, tu familia y la sociedad 
                            y sobre todo los que menos tienen también tienen 
                            algo que decir en tu vida.
 P.- Al aliviar el 
                            sufrimiento de los demás ¿con cuántas 
                            incomprensiones ha chocado? R.- Al principio a lo mejor no te das cuenta, 
                            pero ahora con 51 años ves que has tenido que 
                            pagar muchos precios. Ayudar a los demás te 
                            lleva a la gran incongruencia de olvidarte de ti mismo 
                            en muchas cosas como en que dejas de estudiar, te 
                            dedicas a trabajar y tu sueldo lo das a otros cuando 
                            a lo mejor era necesario para ti. Muchas veces la 
                            solidaridad recibe rápidamente una palmadita 
                            en la espalda, hasta que al actuar para los demás 
                            cuestionas el poder político o religioso o 
                            el poder de tu familia, automáticamente empiezan 
                            los problemas. Muchas veces, incluso, a quien ayudas 
                            no te lo agradece sino que está buscando en 
                            ti sólo aprovecharse.
 También pagas el precio familiar de que no 
                            estás tanto tiempo con tu hijo. Quizás 
                            ayudas a la gente de fuera y a tu familia la dejas 
                            de prestar atención. Detrás de la imagen 
                            que te creas de monje, de tío muy enrollado, 
                            de tío muy luchador, hay un hombre con ilusiones, 
                            con derechos, que queda tapado para los demás.
 Yo he pagado precios muy altos, aunque pienso que 
                            no es cuestión de pensar que merezca o no merezca 
                            la pena, es cuestión de que lo que has vivido 
                            tienes que aceptarlo y tienes que coger lo mejor de 
                            eso que has vivido. Me siento muy orgulloso, los demás 
                            tienen que juzgar que a lo mejor no les he dado lo 
                            que les tenía que dar.
 P.- ¿Cómo 
                            fue la historia de 'Los traperos de Emaus' en Torrelavega?R.- Tras el campo de trabajo que os contaba, 
                            estuvimos recogiendo basuras por todo Cantabria. Íbamos 
                            en carretillos, en coches de niños metiendo 
                            toda la basura dentro, aquello fue apoteósico. 
                            Posteriormente la gente se marchó a sus países 
                            y aquí quedó un grupo reducido de gente, 
                            que estábamos en la parroquia, y que decidimos 
                            vivir con un fuerte contenido religioso del pasaje 
                            de Emaus. Decidimos vivir en las calles con la gente 
                            que en ese momento estaba viviendo en ella que eran 
                            gitanos, prostitutas... Además en esa época 
                            en Torrelavega empezaba la droga, el caballo y la 
                            heroína, y nosotros como 'Los traperos de Emaus' 
                            hemos vivido toda la evolución de la droga 
                            y de la delincuencia en Torrelavega. Vivíamos 
                            en los atrios de las iglesias, fuera, vivíamos 
                            en los portales, en los bancos, vivíamos en 
                            locales en los que pegábamos una patada a la 
                            puerta y nos poníamos a dormir y estábamos 
                            más o menos viviendo 30 personas que habíamos 
                            elegido esa forma de vida, pero también otra 
                            gente que estaba viviendo en las calles o tenía 
                            problemas, y estuvimos viviendo así durante 
                            seis o siete meses.
 Teníamos problemas continuos con la policía. 
                            Posteriormente la parroquia de La Asunción 
                            nos dejó un bajo donde estuvimos viviendo casi 
                            40 personas, muy pequeñito y con un wáter. 
                            Durante el día vivíamos fuera y durante 
                            la noche una gente dormía en ese bajo y los 
                            demás íbamos a por las basuras de las 
                            casas y de los portales, íbamos a coger comida 
                            o papel para vender, ropa o utensilios.
 Ser trapero de Emaus consistía en recoger toda 
                            la basura material para intentar venderla. Posteriormente 
                            la gente de la parroquia nos dio una casita, que se 
                            llamó la casita de Emaus que todavía 
                            sigue existiendo. Allí empezamos a vivir ya 
                            como una comunidad, había gente que le llamaba 
                            la comuna. Cogíamos a toda la gente que estaba 
                            viviendo en las calles o la gente que tenía 
                            problemas de alcohol, de droga, que no tenía 
                            vivienda o familias gitanas o gente con problemas 
                            con delincuencia, los acogíamos en nuestra 
                            casa. Cada día íbamos a trabajar cada 
                            uno a nuestro sitio o a trabajar por las calles, a 
                            veces en trabajos sucios o injustos, a veces en lo 
                            que más nos gustaba, recoger basuras por las 
                            noches. La relación con la policía al 
                            principio fue dura debido a que cada dos por tres 
                            se presentaba allí a las tantas de la mañana, 
                            pero ya después pasó a ser una relación 
                            de respeto, la ciudad comprendió nuestra labor. 
                            Y esto estuvo así durante tres años. 
                            Después todos nos separamos y al cabo de dos 
                            años se retomó Emaus otra vez en las 
                            calles y nuevamente en Dualez donde estamos viviendo 
                            ahora.
 P.- ¿Qué 
                            sintió cuando recibió el premio a los 
                            derechos humanos en su ciudad?R.- Cuando los políticos dan premios 
                            generalmente es para que te calles la boca. El premio 
                            fue dado a 'Los traperos de Emaus' lo que pasa es 
                            que lo dieron en mi persona porque por 'Los traperos 
                            de Emaus' han pasado mucha gente, y entre todos los 
                            que han elegido en estos años esa forma de 
                            vida yo era el más antiguo. Acudimos todos 
                            los traperos y nos dieron un diploma y trescientas 
                            mil pesetas, que no se quedó Traperos de Emaus 
                            sino que se dio a otras comunidades de Emaus de Colombia 
                            y de Nicaragua y a gente de nuestra ciudad, porque 
                            traperos de Emaus no quiere tener ni propiedades privadas 
                            ni bienes, solamente vivir de su trabajo.
 Fue el reconocimiento a la labor, durante 25 años, 
                            de muchas personas, que como 'Los traperos de Emaus' 
                            habían representado la defensa de los derechos 
                            humanos, el derecho a la vida, el derecho a la vivienda, 
                            el derecho a la libertad de expresión, el derecho 
                            a que la gente pueda circular sin fronteras, etc. 
                            Yo sólo tuve el honor de representar eso, y 
                            a aquellos que tan mal lo habían pasado para 
                            defenderlo.
 La entrega fue muy simbólica. Cuando nos entregaron 
                            el diploma dimos todos un paso hacia delante dando 
                            a los políticos la espalda. Lo que hicimos 
                            fue contar la historia de Emaus por años y 
                            cada año que nombrábamos salía 
                            gente. Fue muy emocionante porque los políticos 
                            estaban detrás alucinando en colores porque 
                            no les hacíamos caso y 'Los traperos de Emaus' 
                            con toda su gente tomaron el poder en el Ayuntamiento 
                            de los derechos humanos, esto fue el devolver los 
                            derechos a todos los hombres, mujeres y niños 
                            que habían participado en 'Los traperos de 
                            Emaus' hasta ese momento. También apareció 
                            en este acto mi familia y toda la gente que había 
                            participado en nuestra comunidad.
 Fue muy emocionante el que los políticos se 
                            diesen cuenta de que no nos estaban comprando, que 
                            realmente habían dado un premio que no es que 
                            no nos mereciésemos sino que nos sentíamos 
                            muy orgullosos de recibirlo pero que a partir de ese 
                            momento íbamos a seguir siendo Traperos de 
                            Emaus, no nos íbamos a callar la boca, íbamos 
                            a seguir denunciando a los políticos, a las 
                            grandes empresas, a las injusticias, a la gente racista, 
                            e incluso este premio nos exigía a nosotros 
                            mismos ser cada día más coherentes y 
                            seguir luchando.
 P.- ¿Qué 
                            cambió aquel reconocimiento en su lucha por 
                            la defensa de sus ideales?R.- Hubo una tentación de decir, bueno 
                            pues hasta aquí hemos llegado después 
                            de 25 años y nos disolvemos o montamos una 
                            empresa de Emaus. Cambió el darme cuenta de 
                            que, por muchos halagos que te dé la vida, 
                            por muchos premios que te den los políticos, 
                            lo que más valor tiene es el premio diario 
                            de ser coherente contigo mismo, y hoy no me doy ningún 
                            premio, debido a nuestras contradicciones. Cambió 
                            el hecho de que aunque nos pudiésemos sentir 
                            mucho más orgullosos y más chulos con 
                            ese premio, nos cambió en que teníamos 
                            que ser mucho mas humildes. Nos obligó a cambiar 
                            en que si antes éramos críticos con 
                            los políticos de Torrelavega por sus muchos 
                            fallos en el tema social y en el tema medioambiental, 
                            ahora debíamos ser más claros pues éramos 
                            más fuertes para criticarles.
 También cambió el hecho de que fue un 
                            antes y un después a nivel popular el que las 
                            instituciones te diesen un premio, nos dio el reconocimiento. 
                            Ya no éramos unos pringados sino una organización 
                            que ha recibido un premio de los derechos humanos. 
                            Porque lamentablemente para mucha gente si no te dan 
                            un reconocimiento público sobre esos derechos 
                            humanos es como si no hubieras hecho nada.
 P.- ¿Cómo 
                            influyó ese premio en la ciudad?R.- La ciudad se alegró, y permitió 
                            conocer el que en Torrelavega había muchas 
                            personas y grupos que estábamos luchando por 
                            la defensa de los derechos humanos. Sirvió 
                            para que el Ayuntamiento se plantease el que no solamente 
                            estábamos los traperos sino que también 
                            existían otros grupos y un entramado de solidaridad 
                            que debía ser reconocido. Fue el reconocimiento 
                            de que Torrelavega siempre ha sido solidaria, una 
                            ciudad muy viva a nivel social. Mucha gente se vio 
                            reflejada en aquello. Cuando recibimos el premio también 
                            lo recibieron en nuestro nombre mucha gente que sigue 
                            luchando por los derechos humanos.
 Pero con eso y con todo, el que te den un premio no 
                            quiere decir que los derechos humanos se cumplan, 
                            que te den un premio significa que los derechos humanos 
                            todavía se están incumpliendo, concretamente 
                            en Torrelavega.
 P.- ¿Cuánto 
                            hay que gritar en este mundo para conseguir solidaridad?R.- Hay que gritar mucho. Yo pienso que hay 
                            que gritar antes que lanzar piedras o utilizar otros 
                            medios, porque 'Los traperos de Emaus' se caracteriza 
                            por su gente dura pero no violenta, no violentos y 
                            activos que significa no callarse la boca, que significa 
                            no calentarse y nunca utilizar la violencia contra 
                            nadie.
 Hay una frase que me gusta mucho que es, "Las 
                            cosas por muy evidentes que sean, por mucho que se 
                            repitan, se tienen que seguir diciendo". El hecho 
                            de que haya hambre en el mundo, el hecho de que haya 
                            pobreza, que haya violencia, el hecho de que nos estemos 
                            hundiendo a nivel de medio ambiente y nos estemos 
                            destrozando no significa que hay que decirlo una vez 
                            y callarse, hay que seguir diciéndolo, porque 
                            hay muchas palabras que se han convertido en un mercado, 
                            en un negocio y que por mucho que se hayan repetido 
                            parece que las cosas se diluyen, pero hay que seguir 
                            gritándolas. Hay veces que hay que decir la 
                            palabra hambre o la palabra falta de libertad o la 
                            palabra pobreza y hacer las cosas en silencio y ponerse 
                            manos a la obra, calladamente. Otras hay que luchar, 
                            que la gente te vea que luchas, y gritar. Lamentablemente 
                            hay cosas que han mejorado en Torrelavega y en Cantabria, 
                            pero ha mejorado demasiado poco el nivel de pobreza. 
                            Hay que seguir gritando porque en muchos sitios a 
                            la gente no se la da el derecho ni de poder hablar, 
                            ni de poder gritar. Entonces aquellos que tenemos 
                            el privilegio de poder gritar tenemos que hacerlo 
                            en su nombre, por los que carecen de casa, de comida, 
                            de trabajo, de respeto, de esperanza.
 Lo que pasa que ahora y aquí en Torrelavega, 
                            si gritas también te callan, porque en Torrelavega 
                            a los políticos y a mucha gente no le gusta 
                            que les digas que existe la pobreza aquí, que 
                            hay marginación, que hay racismo, que hay gente 
                            que aunque tenga trabajo tiene un sueldo muy pequeño, 
                            que hay violencia. No gusta oír que realmente 
                            la "basura" espiritual, material, humana 
                            sigue existiendo en Torrelavega aunque muchas veces 
                            esté escondida. Por eso los políticos 
                            pagan el silencio con subvenciones, a veces con el 
                            miedo. Pero 'Los traperos de Emaus' y Tate seguirán 
                            gritando.
 P.- ¿Qué 
                            saben hacer los políticos además de 
                            dar premios? R.- Los políticos además de 
                            dar premios saben levantarse por las mañanas, 
                            cobrar un buen sueldo, algunos hacerse millonarios 
                            e ir en coche oficial. Perfectamente podrían 
                            ir andando, en bicicleta, en tren o en coche conjunto 
                            para no gastar tanta gasolina y crear tanta contaminación. 
                            Y en vez de meterse en los despachos, estar en la 
                            calle en contacto con la gente. Para mí un 
                            político que cobra es un político que 
                            no me sirve. Si están al servicio de la sociedad 
                            deberían trabajar generosamente. Yo pienso 
                            que los políticos deberían seguir en 
                            sus trabajos para que no se les olvide lo que es un 
                            buzo, no se les olvide lo que es levantarse por las 
                            mañanas y estar obligados a demostrar ante 
                            los demás que tienen que realizar un trabajo 
                            y tener un dinero para que sigan siendo solidarios 
                            con otra gente que no tienen trabajo. Y después, 
                            durante un tiempo dedicar el trabajo hacia los demás. 
                            Son nuestros representantes, los que tienen la vocación 
                            de servir a la comunidad. Pero mientras que si tú 
                            fallas acabas en la calle, o castigado por ellos, 
                            ellos durante cuatro años pueden hacer lo que 
                            quieran que nadie les echa.
 También pueden hacer muchísimas otras 
                            cosas como ir a cenar, inaugurar cosas, preocuparse 
                            de que la oposición no les meta caña, 
                            de leer el periódico por las mañana 
                            para ver si han salido bien en la foto o ver quien 
                            les critica, esas son cosas no son ironías, 
                            son ciertas. Florentino Muñoz Lunate después 
                            de 51 años lo puede demostrar aquí y 
                            en muchos otros sitios. Gastan muy poco tiempo en 
                            estar con la gente, en reunirse entre ellos, aunque 
                            sean de otros partidos para ver temas. Gastan poco 
                            tiempo en estar con los pobres, en estar con organizaciones 
                            sociales y de lo que realmente se preocupan es de 
                            cuando llegan las elecciones volver a salir elegidos.
 Pienso que la clase política debería 
                            reciclarse como las basuras y voy a ser muy duro pero 
                            yo pienso que los políticos son basura que 
                            difícilmente ni reciclándoles tiran 
                            para adelante.
 Ha habido políticos en 'Los traperos de Emaus', 
                            pero algunos de ellos parece que no han aprendido 
                            mucho. Nuestros problemas no son sólo competencia 
                            de los políticos. Perfectamente se puede servir 
                            a la ciudadanía en muchos sitios y no siempre 
                            tienen que ser los mismos aunque sea democráticamente 
                            los que estén en un ayuntamiento o un gobierno. 
                            Yo no entiendo por qué en la política, 
                            si es algo vocacional, cuando pierden el poder electoralmente, 
                            pierden el interés por ayudar a los demás, 
                            debe ser que están muy cansados de ayudar a 
                            los demás.
 P.- ¿Qué 
                            ha representado en tu lucha personal por la justicia 
                            y en la lucha de Torrelavega, la parroquia de La Asunción?R.- La parroquia de La Asunción significó 
                            para mí encontrarme de nuevo con mi fe. A mis 
                            51 tacos sigo siendo creyente, aunque soy bastante 
                            crítico con la Iglesia. Yo muchas veces me 
                            planteo el apostatar o dejar la religión católica. 
                            Bastante insumiso, bastante radical en algunas cosas 
                            y bastante crítico pero sigo siendo creyente.
 ¿Qué significó para mí 
                            la parroquia? Yo soy de una familia católica, 
                            tradicional, conservadora también, yo me he 
                            criado en unos valores católicos tradicionales 
                            que, lógicamente, en la adolescencia y juventud 
                            rechacé, cuando eres joven rechazas todo, te 
                            vuelves ateo y te dedicas a vivir a cañón. 
                            A tope.
 Por "H" o por "B" yo vuelvo a 
                            la parroquia a un campamento con niños al que 
                            me invitan de monitor, y allí vuelvo a encontrarme 
                            con ciertas personas que ahora tienen muchos cargos, 
                            arzobispos… . Allí volví a encontrarme 
                            con gentes con las que compartía la crítica 
                            al poder y a lo establecido, en la familia, en la 
                            Iglesia… Y allí me encontré con 
                            personas y con curas que tenían un planteamiento 
                            muy diferente a lo tradicional, a lo que yo había 
                            conocido como religión. Así empecé 
                            a recuperar y aceptar de nuevo una forma de creencia. 
                            Muy en plan hippie, muy en plan latinoamericano, un 
                            poco radical y con ganas de apoyar a los pobres. Allí 
                            conozco a Emaus. Así que para mí la 
                            parroquia de La Asunción es recuperar a mis 
                            18 años una creencia, me defino nuevamente 
                            como cristiano, y encuentro en la vida de Jesucristo 
                            y en otra gente del mundo de la Iglesia, una visión 
                            diferente, mucho más humana y mucho más 
                            cercana a mí, y eso hace replantearme mi creencia 
                            y volver a definirme como cristiano y como creyente, 
                            encontrar sentido a muchísimas cosas, me hizo 
                            madurar mucho.
 P.- ¿Es esa 
                            parroquia un paradigma de la Iglesia actual o una 
                            excepción?R.- Era la época de la dictadura. 
                            Había mucha represión, pero había 
                            muchos curas obreros que nos hablaban de libertad, 
                            pero no eran la mayoría, y en Torrelavega casi 
                            los únicos. También se movía 
                            algo en el barrio Covadonga y en Campuzano y a nivel 
                            de España sí que había parroquias 
                            de ese estilo, lo que pasa es que en esta parroquia 
                            se juntaba el pueblo obrero con el mundo espiritual, 
                            con el mundo de la gente joven. Había un local 
                            que se llamaba la pajarera, que era un local de la 
                            parroquia. Se llamaba así porque en tiempos 
                            había pájaros, jilgueros. Luego los 
                            curas crearon allí un centro juvenil y social. 
                            Nos llamaban también pájaros porque 
                            las liábamos gordas, entonces por lo de los 
                            pájaros se quedó con pajarera. Era, 
                            por tanto la Iglesia roja, la Iglesia de La Asunción, 
                            donde estaban los curas obreros y la gente comprometida, 
                            y después estaba la parroquia de La Virgen 
                            Grande que, por así decirlo, era de la gente 
                            tradicional, los fachas. También era importante, 
                            en cuanto compromiso, la parroquia de La Paz, donde, 
                            a menor escala, yo fui testigo de reuniones ilegales, 
                            porque en aquella época los partidos políticos, 
                            los sindicatos, eran ilegales. La Asunción 
                            fue un ejemplo para otras comunidades religiosas, 
                            en un momento de ebullición de la libertad, 
                            de la lucha por los derechos y la democracia, y en 
                            un momento en que los jóvenes aceptaban y asumían 
                            compromisos. Ahora se ha diluido todo un poquitin, 
                            las aguas han vuelto a su cauce y no quieren extremismos, 
                            así que ahora hay un estilo muy diferente. 
                            Su vigor radicaba en la mezcla social. Había 
                            familias de clase media baja, pero también 
                            había chavales de clase alta, un batiburrillo 
                            bastante interesante. Con muchísimos problemas, 
                            porque había gente que decía a sus hijos 
                            que no se metieran en la pajarera, donde las chicas 
                            y los chicos podían estar a solas y cogerse 
                            de la mano y se expandían ideas revolucionarias. 
                            Su compromiso llevó a la parroquia a situaciones 
                            difíciles como cuando, ocupada por huelguistas, 
                            fue asaltada por la policía. Es decir, una 
                            parroquia que tiene mucha historia, una parroquia 
                            en la que aprendimos mucho mucha gente.
 P.- 'Los traperos 
                            de Emaus', 'La casa de los muchachos', 'El hogar del 
                            transeúnte', ¿los poderes públicos 
                            no son capaces de crear justicia, que ésta 
                            sólo emana de organizaciones ciudadanas y religiosas? 
                            R.- También decir que: 'El hogar del 
                            transeúnte', Coorcopar, SOAM, 'La casa de los 
                            muchachos', 'Los traperos de Emaus' nacieron en la 
                            parroquia de La Asunción, que eso también 
                            es importante. Lógicamente con la democracia 
                            y con el desarrollo económico sí que 
                            los estados, los gobiernos regionales y los ayuntamientos 
                            han asumido responsabilidades en la defensa de la 
                            justicia social, pero sí que es verdad que 
                            el Ayuntamiento de Torrelavega, el Gobierno regional, 
                            el estado se escudan en las organizaciones sociales, 
                            generalmente la Iglesia y ONGs, para eximirse de responsabilidades, 
                            porque si todo lo que hacemos las organizaciones sociales 
                            lo hiciese el estado tendría que invertir muchísimos 
                            millones de pesetas en conseguir eso y en pagar a 
                            gente para que hiciese eso. Muchas veces las organizaciones 
                            sociales somos los "tapa agujeros", los 
                            "recoge basuras" en el sentido de las "basuras 
                            humanas" de lo que el estado tendría que 
                            hacer. Muchas veces ocultamos a la población 
                            muchas cosas que son obligación de los gobiernos 
                            municipales para intentar evitarlos. Si yo cojo a 
                            alguien en mi casa, 'Los traperos de Emaus', porque 
                            está tirado en la calle, lo oculto a la gente, 
                            a la población y oculto y eximo al ayuntamiento 
                            de su responsabilidad, limpio las calles. Y sin embargo, 
                            nosotros trabajamos sin subvenciones. Y sin embargo 
                            si hay gente que no tiene vivienda es porque el ayuntamiento 
                            o el estado o Europa no da vivienda, o porque no pone 
                            remedio a un mercado de viviendas que margina a amplias 
                            capas de la población. Si hay problemas de 
                            alcohol, problemas de drogas, problemas de prostitución, 
                            problemas de paro, es porque vivimos en una sociedad 
                            que también está enferma y en la que 
                            las administraciones no se implican a fondo para atajar, 
                            no las secuelas, sino la raíz de las injusticias. 
                            Lo ideal sería que en una ciudad no existieran 
                            'Los traperos de Emaus', 'El hogar del transeúnte', 
                            el SOAM y si siguen existiendo es porque realmente 
                            existen unas situaciones individuales o colectivas 
                            que necesitan de nuestra ayuda o necesitan de unas 
                            herramientas para salir ellos independientemente de 
                            nuestra ayuda, y así salir adelante. Ha habido 
                            tiempos, y aún persisten, en los que salíamos 
                            en invierno por las noches a buscar a la gente para 
                            que no se muriera de frío. Porque en Torrelavega 
                            se ha muerto gente de frío, se ha muerto gente 
                            de sobredosis, hubo gente que pasaba hambre, te estoy 
                            hablando de hace diez o quince años. Todavía 
                            puede pasar, teóricamente menos porque hay 
                            más medios, pero sí que da la impresión 
                            de que como estábamos 'Los traperos de Emaus' 
                            u otras organizaciones se lavaban las manos. Y los 
                            políticos también tienen que representar 
                            a esa gente que está viviendo en la calle, 
                            y todo lo que hacen es decir que el Tate y 'Los traperos 
                            de Emaus' representen a los pobres.
 P.- La integración 
                            social es un tema muy debatido, primero lo fue con 
                            los gitanos y hoy con los inmigrantes. ¿Cómo 
                            la concibe usted?R.- En Torrelavega poco a poco estos grupos 
                            se van integrando, porque cada vez hay más 
                            recursos y hay más medios, y por tanto al haber 
                            más medios, más dinero y más 
                            personas trabajando en favor de ellos, tanto desde 
                            la Administración como desde las ONGs, se están 
                            consiguiendo cosas. Yo pienso que la integración 
                            en Torrelavega se tiene que basar primero en el tema 
                            de la vivienda, el tema de la formación y el 
                            tema del trabajo. Y después formar a los políticos 
                            y formar a la población, porque nosotros queremos 
                            que todo el mundo se integre y somos solidarios, tanto 
                            en cuanto esa integración o esa gente que se 
                            quiere integrar: gitanos, inmigrantes, gente pobre 
                            o gente marginal... no nos dé problemas. En 
                            el momento que nos den problemas, de todo tipo, a 
                            nosotros ya la integración, la solidaridad, 
                            ya se nos cae. Nos tenemos que educar por si algún 
                            día tenemos un conflicto, resolverle prescindiendo 
                            de que sea gitano, de que sea inmigrante.
 Nos tenemos que educar a que los conflictos y las 
                            convivencias y el mestizaje que nos llega sea de una 
                            forma natural, y que se solucione de una forma natural 
                            y que el color de la piel o las diferentes culturas 
                            no sean un elemento para odiarnos o tener venganza, 
                            sino intentar trabajarlo, aunque sé que es 
                            difícil. En Torrelavega sí que hay integración, 
                            pero tenemos unos políticos y algunas organizaciones, 
                            incluso algún mundo educativo, que no es capaz 
                            de prevenir y prever lo que nos viene, por ejemplo 
                            la inmigración. Desde hace años en Torrelavega 
                            a los políticos y determinada gente que tenía 
                            poder e influencia les estábamos avisando de 
                            que iban a venir gente de otros países, pero 
                            no les avisábamos como problema sino para estar 
                            preparados, para saber como acogerles, conocer su 
                            cultura muchísimo más, saber que en 
                            las escuelas y colegios va a haber gente de otros 
                            países. Pienso que los ayuntamientos y algunas 
                            organizaciones todavía están peces, 
                            ya que lo que hacen es, cuando vienen el problema, 
                            lo que quieren es encontrar la solución. Criminalizan 
                            la distinción en lugar de buscar soluciones 
                            anticipadas. Así que caemos en soluciones policiales 
                            o de psiquiatra, y no hacen lo que hay que hacer, 
                            que es prever, y saber ofertar soluciones.
 P.- ¿El actual 
                            desembarco de intereses económicos en el mundo 
                            del reciclado y los voluminosos ha dado al traste 
                            con sus principios de practicar una economía 
                            solidaria, no acumulativa, y dar siempre una oportunidad 
                            a los más desfavorecidos? R.- Lo que hemos hecho 'Los traperos de Emaus' 
                            es ganar dinero a través de los voluminosos, 
                            de armarios que recogíamos o que dábamos, 
                            a través del papel, del vidrio, de la chatarra... 
                            nosotros teníamos una economía que nos 
                            permitía vivir. Y nosotros cada año, 
                            todo lo que nos sobraba se lo dábamos a gente 
                            que lo necesitaba muchísimo más, compañeros 
                            que querían independizarse y así superar 
                            sus problemas de marginación. Y así 
                            lograban independizarse, y conseguir una furgoneta, 
                            o un alquiler o en lo que sea, era una economía 
                            no acumulativa, en la que cada año el dinero 
                            tenía que servir para la solidaridad.
 Pero al entrar la dinámica de las grandes empresas 
                            en el mundo del reciclaje, al ponerse como hoy el 
                            mundo de los contenedores, al ponerse de moda la ecología 
                            y el medio ambiente, que se han convertido en una 
                            moda, y moda significa negocio, eso nos ha impedido 
                            el que nosotros podamos seguir viviendo de las basuras. 
                            Por ejemplo, yo ahora si quiero coger papel y voy 
                            a un contenedor, ese contenedor pertenece a la empresa 
                            que recoge los papeles, por tanto si yo cojo el papel, 
                            a mí me pueden detener o meter una multa. La 
                            basura ha pasado de ser de los pobres, a un bien de 
                            los ricos o de los municipios. Ya no podemos vivir 
                            de los cartones o cierto tipo de materiales como el 
                            vidrio o como la chatarra. Así que nuestra 
                            economía ha dejado de ser una economía 
                            no acumulativa y solidaria para ser una economía 
                            de subsistencia y muchas veces de miseria, que solamente 
                            se mantiene por nuestra vivienda y por el rastro que 
                            sostenemos. Pero vislumbro que Emaus Torrelavega se 
                            verá abocado a volver a su origen, a la calle 
                            a coger otra vez la carretilla, coger cartones o robar 
                            el papel de los contenedores. Y a este barbas eso 
                            no le importa volver a hacerlo.
 P.- ¿Es comprensible 
                            tanto esfuerzo sin un motor espiritual, qué 
                            creencia o qué fe mueve a Tate?R.- Yo he "chupado" de muchas ideologías 
                            y de muchas creencias, pero sobre todo de muchas gentes. 
                            Al final no es que yo me haya hecho mi dios, mi política, 
                            pero sí que yo me he construido unas ideas, 
                            una fe, que me sirve a mí para ser más 
                            exigente conmigo mismo, pero que en los momentos duros 
                            me hacen interpretar la vida de otra manera. Y así 
                            me van las cosas como me van, ya que en este mundo 
                            no valen las ideas sino el dinero y la propiedad privada, 
                            pero bueno, ahí yo sigo convencido de lo que 
                            yo hago, a un precio muy alto pero merece la pena
 P.- Por lo que has 
                            vivido, ¿dónde está el infierno?R.- El infierno está donde la gente 
                            sufre, yonquis que a lo mejor no encontraron su dosis 
                            y morían en las calles, la gente que va de 
                            un lado a otro porque no tiene vivienda, que pasa 
                            hambre, que muere de frío, en la gente que 
                            sufre. Pero yo también pienso que ahí 
                            está el futuro, la utopía, los traperos 
                            hemos sido capaces de descubrir que incluso en las 
                            basuras se puede conseguir economía solidaria 
                            y con las basuras de la gente se pueden conseguir 
                            sentimientos y ayudar a las personas a sacarlas adelante. 
                            Yo pienso que el infierno está en el odio, 
                            en el poder, en las grandes empresas multinacionales, 
                            en los políticos, en el dinero. Hay otros infiernos 
                            como son la madre que pierde a su hijo, un atentado, 
                            en la gente que se encuentra triste, en ti o en mí 
                            si algún día sufrimos por amor profundamente. 
                            Pero en definitiva el infierno está en todos 
                            aquellos que someten a otras personas y a la naturaleza 
                            para su propio objetivo, ahí está el 
                            infierno. En todo lo demás, como buen trapero 
                            que soy, está el futuro, incluso en las basuras.
 P.- ¿Quién 
                            está hoy en día más necesitado, 
                            los jóvenes de aquí o los inmigrantes?R.- Yo diría que los de aquí. 
                            Los inmigrantes jóvenes que llegan aquí 
                            llegan más fuertes, llegan aprendidos, llegan 
                            con capacidad de riesgo, no tienen miedos y son capaces 
                            de lanzarse a precipicios. Los ideales para triunfar 
                            en esta sociedad son competitivos, tienen objetivos 
                            claros y lo que también pasa es que nosotros 
                            muchas veces nos dormimos en los laureles. Aunque 
                            hay casos de inmigrantes muy dolorosos en Torrelavega, 
                            un menor que es expulsado a su país y en su 
                            país al volver a ver qué encuentra, 
                            y también hay inmigrantes que trabajan doce 
                            o catorce horas y que se emborrachan o se drogan para 
                            no pensar que están lejos de su país 
                            y de su familia. Los de aquí carecen de esa 
                            fortaleza de espíritu, de esos valores, de 
                            esa convicción de lucha. Los hemos hecho dormirse 
                            en los laureles.
 P.- ¿Quién 
                            le preocupa más los sin techo o los sin alma?R.- Los dos, pero por el sentido de la pregunta 
                            y después de los años de experiencia 
                            siendo trapero, los sin alma. Un techo se puede construir 
                            de hojalata, de cartón, de ladrillo, se puede 
                            pegar una patada a una puerta y ser un ocupa, te puedes 
                            meter en una hipoteca, pero si no tienes alma, no 
                            tienes sentimiento, no tienes sonrisa, no tienes vida, 
                            te mueres. Lo que pasa es que mucha gente para poder 
                            tener alma necesita un techo. Vivimos en una sociedad 
                            que no tiene alma, estamos hipotecados por el dinero, 
                            por el poder, por la competencia y a lo mejor nos 
                            falta alma. Ésa es una cosa que muchas culturas 
                            nos van a poder enseñar, vivir con alma. Me 
                            pasa a mí, yo puedo vivir en la calle pero 
                            si tengo sentimientos, creencias o convicciones, tengo 
                            algo, si no tengo alma no tengo sentido, no tengo 
                            vida, no tengo pensamientos, yo estoy muerto.
 P.- ¿Por 
                            qué somos como los discípulos de Emaus 
                            y no reparamos en que gente como Tate y gentes como 
                            las que tú ayudas camina a nuestro lado?R.- Muchas veces no reconocemos en los demás 
                            a nuestro hermano, porque a veces estamos muy ocupados 
                            en mirarnos a nosotros mismos. Ésta que es 
                            una ciudad de ganaderos que hallaron aquí su 
                            fortuna y crecieron desde una posición humilde. 
                            Por eso, muchas veces, Torrelavega no quiere ver la 
                            pobreza de los demás, porque les recuerda muchas 
                            veces a su pasado y no quieren volver a su pasado 
                            de pobreza, porque tienen miedo de su inseguridad, 
                            porque mañana pueden volver a vivir en las 
                            calles y porque en el fondo es muy fácil delegar 
                            en los demás y que sean los demás los 
                            que solucionen el problema de la pobreza y yo a vivir 
                            mi forma de vida.
 P.- ¿Cuáles 
                            son sus proyectos más inmediatos?R.- Seguir en traperos, y terminar siendo 
                            un hombre con sabiduría, que es muy difícil. 
                            Y a nivel de 'Los traperos de Emaus', volver a vivir 
                            en las calles de Torrelavega, y no como algo negativo 
                            sino como algo positivo, y sobre todo pues intentar 
                            ser feliz. Y como trapero de Emaus lograr que nuestra 
                            organización sea capaz de seguir siendo pobre 
                            y seguir denunciando las injusticias. Y yo pienso 
                            que todavía tenemos futuro, porque hay muchas 
                            cosas que hacer, otra cosa es que nos lo dejen hacer, 
                            porque concretamente a mí hay gente que políticamente 
                            y socialmente "me tienen o nos tienen ganas", 
                            porque no nos callamos.
   
                             
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