Nacido
en Santander en 1952, Ángel Sopeña es
un amante del mundo clásico, nacido desde la
filología y la crítica al mundo de la
poesía, hasta convertirse en una de las figuras
clave de la poesía contemporánea española.
Simbolista y culturalista, la obra de Sopeña,
fuertemente influida por genios como Gimferrer o Hierro,
ha recibido múltiples premios nacionales e
internacionales, destacando su permanente maridaje
con otras artes como la fotografía o la pintura,
mostrando siempre una fuerte agudeza intelectual y
una severa sensibilidad.
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Ángel
Sopeña con uno de nuestros reporteros.
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Pregunta.-
¿Quién es Ángel Sopeña?
Respuesta.- Una persona que nació
en Santander hace 55 años y ha tenido un destino
muy curioso porque no ha vivido en Santander muchos
años sino que ha vivido en Valencia y Valladolid
por causa de estudios y la mayor parte de su vida
en Torrelavega.
P.- ¿Cuándo
nació el poeta?
R.- En Valladolid cuando yo tenía
19 años decidí ser poeta definitivamente.
P.- ¿Qué es ser poeta,
ver el mundo con otros ojos o sin ellos?
R.- Yo creo que es ver el mundo
con otros ojos, con otra sensibilidad, con otra lengua
también.
P.- Otros escritores han mantenido
experiencias importantes en otros campos literarios.
Sin embargo usted ha preferido la pintura o la fotografía
como compañeros de viaje a la narración
o el teatro, ¿por qué?
R.- El teatro no me interesa nada
porque me parece poco literario, es la forma literaria
más imperfecta porque necesita unos intérpretes
que están encarnados en una persona para decir
un mensaje y la narración cada vez me interesa
menos. Yo no leo novela ya, únicamente leo
memorias y poesía. Para contestar, lo que he
hecho yo ha sido colaborar con pintores y con músicos,
o ha habido fotógrafos que me han hecho fotografías.
En los periódicos de Cantabria hay un archivo
muy amplio de fotografías mías.
P.- Sus estudios universitarios
finalizaron con una espléndida tesis sobre
la obra de Pere Gimferrer, ¿cómo se
aproximó usted a la obra de este autor?
R.- Cuando yo empecé a leer
la obra de Pere era totalmente novedosa, rompía
de un modo revolucionario con la poesía que
existía entonces. Eso a mí me atrajo,
empecé a leerle, tuve contacto con él
e hice la tesis. Luego, sistemáticamente, los
libros que le estudian reflejan en la bibliografía
mis estudios sobre él. He tenido un contacto
con él intensísimo, lo que pasa que
ahora él está enfadado conmigo (carcajada).
Es un poco pijo. Simplemente estamos descansando de
esa relación. Pero nos seguimos leyendo, estudiando
y hablando, aunque sea por teléfono.
P.- ¿Qué hay aún
de Jean Ferrer en su obra?
R.- Pues eso yo no lo sé.
Lo que decía antes, ahora hablando en serio.
Yo he descansado un poco de la relación tan
intensa que he tenido con él. Yo he estado
leyéndole, estudiándole, teniendo una
relación a través del teléfono
cuando él estaba en Barcelona... No sé,
algo habrá, eso lo tendría que decir
otra persona, lo tendría que decir un crítico
más que verlo yo.
P.- Regino Mateo ha descrito su
obra como intimista, simbolista y culturalista, ¿son
estos rasgos ciertos?
R.- Es muy posible. A través
de la metáfora probablemente hay un mundo simbólico
del sueño mezclado en mi obra. El culturalismo
cada vez es más inculto, por ejemplo el ritmo
de mis versos es culturalista en cuanto que depende
mucho de la poesía latina y romana. Ese tipo
de versos romanos está oculto detrás
de los míos, pero no es un culturalismo como
el de Pere cuando era joven que era muy claro, muy
manifiesto, con referencias directas. Yo en el culturalismo
nunca he hecho referencias personales a nadie sino
que está escondido siempre.
P.- ¿Hasta qué punto
la estética dominante en los años 70
sigue viva en su obra?
R.- Más que una estética
dominante, son años de aprendizaje, que son
los años de Valladolid donde yo tenía
contactos en la facultad con poetas muy importantes
que me sirvieron de mucho. Más bien la expresión
mía como poeta es más de los 80, pero
yo creo que he evolucionado bastante.
P.- ¿Ése es un signo
de fidelidad o un rasgo de falta de evolución?
R.- No lo sé porque efectivamente
puede que haya habido una falta de evolución,
y yo no me he dado cuenta, y me haya estado repitiendo
en todos mis libros. No lo puedo saber yo.
P.- Sirenas de plata, Premio Nacional
José Luis Hidalgo, ¿qué papel
desempeñan los premios en la vida de un creador,
la adulteran con vanidad o la refuerzan?
R.- Los premios son una manera de
reconocimiento, evidentemente. Pero modernamente los
premios de poesía tienen una ventaja: que son
premios que pueden tener incluida la emisión
en una editorial buena, muy buena. Ése es el
premio y, por supuesto, antes su reconocimiento.
P.- El arte poético debe
ser minoritario, ¿su popularización
le desvirtúa?
R.- Sí. Hay autores que son
muy populares como Mario Benedeti, que hacen una poesía
muy para el público, para que la entienda,
la reconozca y a mí me parece que la grandeza,
la intensidad de la poesía (la poesía
dentro de las artes es la más intensa) pues
sí se desvirtúa.
P.- Como usted mismo escribió
en el articulo 'Todo el amor que cabe en un soneto',
el amor y respeto a los maestros desde una emulación
comedida sirve a una originalidad natural, ¿piensa
que ese don se ha perdido actualmente?
R.- Yo creo que para ser un poeta
estrictamente moderno y contemporáneo no sólo
hay que escribir moderno, sino que tienes que tener
un respeto y un diálogo con los clásicos
anterior.
P.- Dicen que su obra ha creado
siempre un velo que impide acercarse al sujeto poético,
¿es un rasgo de timidez o de defensa de lo
personal, como hace intuir el título de su
última obra 'Papeles privados'?
R.- Lo último. Aunque mi
obra está llena de afirmaciones autobiográficas
están siempre veladas y hay una timidez que,
bueno, es un rasgo mío personal. En mi caso
la timidez se contrasta con la afectividad y entonces
yo puedo parecer afectivo y no parecer tímido,
pero en realidad soy muy tímido.
P.- ¿La lírica de
un verso exige de su autor técnica, comprensión
del entorno o un estado de ánimo especial?
R.- El estado de ánimo especial
facilita que la técnica brille. Pero el estado
de ánimo es necesario para que esa técnica,
ese verso y la combinación de esos versos salgan.
P.- ¿Qué ha aportado
Ángel Sopeña a la poesía española
contemporánea?
R.- Muy poca cosa, a la cántabra
más. Aunque en España en determinados
medios soy conocido, me leen, creo que en ese área
no tengo influencia alguna. Aunque pudiera ser tan
importante no he influido nada. Por el contrario yo
(no lo debería decir yo) soy fundamental en
el devenir de la poesía de Cantabria. Mi primer
libro rompe una tendencia poética antigua que
había en Cantabria y anuncia la modernidad.
P.- ¿Qué ha aportado
la poesía a la vida de Ángel Sopeña?.
R.- Media vida mía. Yo sin
la poesía no sabría cómo vivir.
Yo cuando tuve que elegir Bachillerato tenía
el mismo nivel en ambos pero elegí Letras porque
yo quería ser poeta. Yo ya quería ser
poeta desde los 12 o 14 años.
P.- Alguien que conoce bien su obra,
Ana Rodríguez de la Robla, ha defendido que
el agua es el elemento más recurrente de su
obra, generalmente con una expresión dolida.
¿Qué simbolismo encierra?
R.- Lo real es que yo prácticamente
siempre hablo del agua. En el último libro
la primera parte, la primera sesión, se llama
'Pienso en el agua'. Yo creo que todos mis poemas
hablan de agua en ese sentido. Para mí es un
deslumbramiento, desde el punto de vista físico,
de la materia que es. Es tan distinta a la tierra,
a las rocas, y entonces me parecía algo muy
estético ver caer el agua de una cascada, ver
el movimiento de ésta en las corrientes de
la marea, como alimento. Para mí el agua ejerce
una atracción extraordinaria.
P.- ¿La crítica y
el análisis de otras obras, qué papel
desempeñan en su carrera?
R.- Es un papel que se corresponde
con la primera parte de mi vida. En la primera parte
de mi vida profesional algunas personas me veían
como crítico literario antes que poeta. Yo
lo que quise es quitar esa idea a la gente porque
mi vocación era de carácter poética.
Pero para mí era un placer trabajar técnicamente
aquellos artículos que yo hacía, que
eran de base filológica. A mí me jubilaron
hace 10 años exactamente, entonces decidí
dejar las conferencias, dejar los artículos
y aparte todo aquello que estaba relacionado con mi
carrera profesional y me quedé únicamente
con la poesía.
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Ángel
Sopeña con uno de los alumnos que hicieron
la entrevista. |
P.- Quizá una de las dificultades
para acercar su obra a los mas jóvenes sea
su dispersión, ¿tiene en proyecto alguna
compilación de toda su labor creativa?
R.- Más adelante sí,
creo que ya sería necesario. De todas formas
una cosa es recopilar toda la obra que yo he publicado
y otra... también tengo una serie de poemas
que están en revistas y no han aparecido. Lo
que pasa es que yo nunca lo hago por iniciativa propia,
sino que espero que haya otra gente que me lo haga,
me lo promueva.
P.- Es muy endogámico el
mundo literario y eso cierra el camino a los jóvenes
para entenderlo y participar en él.
R.- En principio eso está
bien definido porque está expresado de un modo
racional. Ahora la experiencia que yo tengo, que es
muy directa en Cantabria, es que hay un lugar abierto
para los jóvenes, porque hay una serie de premios
que están dedicados a ellos, sobre todo los
premios José Hierro. Entonces, cuando un joven
gana, poco a poco se van incorporando al Grupo Poético
general. Hay un grupo endogámico que tiende
a tener la primacía, últimamente se
ha constituido así en Cantabria, pero ahora
también tienen relaciones con los demás,
no son tan cerrados. Yo creo que en Cantabria se puede
llevar una vida poética sin que te pongan tantas
trabas.
P.- En una sociedad donde los medios
de comunicación masas han inculcado la cultura
de la imagen explícita, ¿qué
papel y qué futuro tiene la poesía como
forma de comunicación?
R.- Lo mismo que tiene ahora. La
poesía en sí misma, lo que es un libro
de poemas a gusto, ordenados a gusto del poeta, es
algo de carácter minoritario, para un grupo
de lectores que, como mucho, si el libro tiene éxito
pueden ser 3000, normalmente son 1000, y otras veces
500 y para la lectura de poetas y de los críticos,
Ahora, si es cierto que otros artistas sí pueden
utilizar algunos versos o fragmentos de los libros
de poesía y darlos mucho bombo a través
de medios que son más de masas. La poesía
en sí misma es algo de carácter minoritario.
P.- ¿En la actualidad está
vinculado a algún movimiento o colectivo literario?
R.- No, y además es algo
que no me gusta. Yo siempre he sido muy individualista,
hago mi vida, hago poca vida literaria. Si yo hubiera
querido hubiera tenido una vida literaria mucho más
famosa en España. A mí me gusta escribir
poemas y luego cuando pueda, publicarlo y poco más.
P.- ¿Cuál es en su
opinión la salud de la poesía cántabra?
R.- Yo creo que muy buena y mejor
que en cualquier época. Antes había
grandes figuras individuales como Gerardo Diego y
ahora lo que hay es un grupo muy amplio. De calidad
habrá mínimo un grupo de 20 poetas muy
serios. Eso para una comunidad de 500.000 habitantes
es mucho.
P.- Esta entrevista será
leída preferentemente por jóvenes, ¿qué
muros cree que se deben derribar para que la poesía
se acerque a ellos?
R.- Importantísimo para enseñar
lo que es la poesía la función de los
maestros y profesores, la indicación de ese
maestro o profesor. Muchas veces la ayuda para buscar
en la biblioteca del centro y dejar a un alumno que
tiene una inquietud un libro y darle unas indicaciones
y que ese alumno por sí mismo se entere de
lo que es el libro me parece fundamental. La poesía
es algo que se transmite un poco de persona en persona.
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