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Red-acción
II Época / Nº57
Noviembre-Diciembre
2012
CULTURA / GALERÍA DE ARTE

Juan en busca de su padre

Por Thais Miranda, alumna de 4º de Diversificación del colegio Puente III de El Astillero.

Era una mañana resplandeciente, un rayo de sol despertó a Juan. Aquella noche no durmió muy bien ya que su padre esa misma mañana se iba de viaje.

Barco en el puerto.


Juan se levantó de la cama de un salto y se vistió. Se hizo la cresta que tanto le gustaba y fue directamente a la habitación de sus padres, pero no había nadie. Así que bajó las escaleras y fue a la cocina. Allí estaba su madre con el desayuno ya preparado. Juan inmediatamente la preguntó dónde estaba su padre, a lo que ella respondió que se había ido de madrugada. Así que él, sin pensárselo dos veces, salió escopetado por la puerta y se dirigió hacia el puerto. De camino hacia el puerto se encontró a Luis, su mejor amigo, y le contó a dónde se dirigía. Luis le avisó de que subirse al barco era muy peligroso, pero a Juan no le importó.

Cuando llegaron al puerto se quedarnos boquiabiertos: el barco era inmenso. Juan pensó que sería imposible encontrar a su padre pero no se rindió, entró en el barco con Luis y se dirigió a los camarotes. Se puso frente a la puerta de la habitación de su padre, tocó y nadie abría. Lo volvió a intentar y nadie contestó, así que entró y no vio a nadie. Miró a Luis, entraron y se sentaron en la cama a esperarle.

Luis y Pedro se quedaron dormidos, el barco zarpó y ellos no se enteraron. Cuando ya llevaban dos horas de viaje, Luis se despertó y se asomó a la ventana. Solo veía agua. Inmediatamente despertó a Pedro. No sabían lo que hacer, fueron donde el capitán a comentarle la situación. Y el capitán dijo que les llevaría de vuelta pero que no había ningún tripulante con el nombre del padre. En dos horas llegaron al puerto, se dirigieron a casa de Juan y allí estaba la madre sentada en una silla de la cocina. Luis y Juan se miraron, ya que la madre parecía enfadada.

Luis y Pedro le comentaron lo sucedido. La madre les dijo que el padre zarpó en un barco distinto y les echó la bronca ya que estaba muy preocupada. Juan se entristeció mucho ya que no pudo despedirse de su padre.

Pasaron los días y Juan miraba el calendario entristecido. Pasaron las semanas y al fin llegó el día. Pedro, esa mañana, se despertó muy pronto y se sentó en el porche a esperar a su padre.

Por fin el padre llegó y Pedro, muy ilusionado, fue corriendo y le dio un abrazo. Al contarle lo sucedido el padre soltó una carcajada. Entraron dentro de casa se sentaron en los sofás y el padre contó todo lo que había hecho y se comprometió con que en el siguiente viaje le llevaría a él y a su amigo.




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