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Red-acción
II Época / Nº57
Noviembre-Diciembre
2012
CULTURA / GALERÍA DE ARTE

Cándida adolescencia

Por Manuel Fernández, alumno de 4º ESO del IES José María Pereda de Santander.

Verano del año 1950, en un pueblo de la costa cantábrica residía un grupo de adolescentes. El grupo estaba compuesto por tres chicos llamados Alfredo, Esteban y Rodrigo, y dos chicas llamadas Esther y Nuria.

Picnic en el campo.

Rodrigo estaba tremendamente enamorado de su amiga Nuria. Esta chica era bajita, con ojos de color verde y de pelo castaño. Rodrigo era un chico normal de la época, con sus pantalones remangados, sus alpargatas de color azul y de pelo negro. Éste estaba enloquecido por Nuria cada vez que ella pasaba por su lado, olía a ese perfume de rosas que siempre se echaba en su delgado cuello, en el cual reposaba una gargantilla que, según ella, se la había regalado su abuela y tenía una gran valor sentimental.

Lo que Rodrigo no sabía es que Nuria era una niña muy vergonzosa y ella también sentía profundos sentimientos por él. Le atraía su rizoso pelo negro y su físico desarrollado, en comparación a la edad que tenía.

El grupo sabía lo que se rumoreaba entre los dos, y ellos pensaron que hacían una buena pareja y que tendrían que ayudarles a dar ese paso.

Un día prepararon una excursión al campo. Cada uno llevó un aperitivo de casa; Alfredo trajo dos tortillas de patatas, Esteban llevó coca-colas, Rodrigo incorporó el mantel y los cubiertos, Nuria llevó tarta de fresa y Esther llevó un casete de música.

Cuando todos estaban comiendo la tarta, Esther puso en el casete una canción de amor. Esteban y Alfredo empujaron a Rodrigo a sacar a bailar a Nuria, que se resistía riéndose con Esther.

Finalmente Rodrigo y Nuria se pusieron a bailar acaramelados, y Rodrigo se lanzó, se acercó tímidamente al oído de Nuria y se declaró. La dijo que le encantaba su olor a rosas y su pelo castaño. Ésta asintió con la cabeza y le dio un beso en los labios que marcó el principio de una bonita y larga historia de amor.

Actualmente la historia continúa, crearon una gran familia. Tienen tres hijos y siete nietos, uno de ellos soy yo.



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