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Red-acción
II Época / Nº57
Noviembre-Diciembre
2012
CULTURA / GALERÍA DE ARTE

La magia de Tara

Por Cristina María Marcos Peña, alumna de 4º ESO del IES José María Pereda de Santander.

Era el primer día de Tara en su nuevo instituto. Estaba muy nerviosa, nunca había sido muy popular y, además, debería seguir ocultando a los demás su mayor secreto: tenía poderes mágicos. Sus padres eran dos magos que vivían en Otro Mundo, una ciudad oculta en la que habitaban todas las criaturas fantásticas de las que se hablan en mitos y leyendas: dragones, vampiros, arpías, etc…

Tenía que vivir en Nueva York para proteger a la Tierra.


Hasta que fuera mayor, Tara tenía que vivir en Nueva York para proteger a la Tierra del ataque de algún ser mágico. Pero, a pesar de esto, Tara era una adolescente con los problemas propios de su edad, y estaba ansiosa por conocer a sus compañeros de 4º de la ESO en el instituto Middtown.

Nada más entrar en su nueva clase, se sentó en la primera silla que vio. De repente, una chica rubia entró en el aula con otras dos chicas, la miró y la dijo:
- Oye, novata, este sitio es mío desde 1º de la ESO, así que ya te estás yendo a otra parte.
- Perdona, no lo sabía, pero no creo que te pase nada por sentarte en otra silla.

En ese instante, ella se puso roja y gritó:
- ¡Apártate ya!- y empujó a Tara fuera de su asiento.

Todos los demás chicos se quedaron mirándolas y Tara prefirió dejar de hacer el ridículo y sentarse en la última fila. La mañana pasó muy rápida y, cuando se quiso dar cuenta, sonó el timbre que anunciaba el final de la última clase. Finalmente, en su primer día en el Middtown, Tara no había conocido a nadie. Se disponía a salir del instituto, cuando, en la puerta, un chico le gritó:
- ¡Espera!
- ¿Sí?- se giró Tara, y vio a un chico pelirrojo.
- Verás, es que vi tu pelea con Ámber a primera hora y quería decirte que no te preocupes, ella es así con todo el mundo.
- Vale, gracias, ¿cómo te llamas?
- Me llamo Castiel.
- Y yo Tara.
- Genial. Bueno, tengo que irme. Adiós- se giró y se marchó hacia la salida.

Después de todo, no había sido tan malo su primer día en 4º. En ese instante, el brazalete de su muñeca empezó a pitar. Eso indicaba que una criatura mágica había entrado en la Tierra. Ella corrió hasta su casa y, con la ayuda de una piedra mágica, llamó al maestro de los magos, Caliban:
- ¿Qué ha pasado?
- Una arpía ha cruzado el portal de Otro Mundo para robar una serie de objetos y hacer con ellos una poción que le proporcione una fuerza sobrehumana; si se sale con la suya, todos corremos peligro. Tu misión es atraparla y mandarla a Otro Mundo con el hechizo 'Tránsmitus'. Estamos en tus manos, Tara.
- Pero, ¿qué es lo que busca esa arpía?
- Los ingredientes de esa poción son: tres noctusombras, dos azuritas y pelo rubio de una joven humana.
- Está bien, me pondré a trabajar en ello. Adiós.

Empezaba a anochecer, y Tara decidió ver un poco la televisión antes de irse a dormir. Estaba pasando canales, cuando vio en el Telediario una noticia que le llamó la atención:
- Esta mañana, alguien ha robado tres noctusombras del herbolario local y dos azuritas del Museo de Geología. Se sospecha de una misma persona, porque en ambos lugares se encontraron unas plumas que ningún biólogo pudo identificar a qué ave pertenecían.
- ¡Esas son plumas de arpía!, ya solo le falta el pelo humano para poder fabricar la poción. Mañana empezaré a investigar esto.

Al día siguiente, todo siguió como siempre. Ámber volvió a meterse con ella y Castiel la consoló, pero, mientras estaba esperando a que se pusiera en verde el semáforo para volver a su casa, se dio cuenta de que a su lado estaba Ámber. De repente, su brazalete empezó a pitar, indicando que algún ser mágico se las acercaba:
- ¿Quieres hacer que deje de pitar tu reloj?- pero, cuando Ámber dijo esto, una arpía la agarró y se la llevó volando.
- ¡No! ¡Tengo que impedir que se la lleve y consiga crear esa poción! ¡Pegasus!

Ante ella apareció un caballo blanco alado, subió en él y empezó a perseguir a la arpía.
- ¡Por el Paralisus!- gritó Tara y, con este hechizo, la arpía se petrificó y comenzó a caer.- ¡Por el Levitus!- y, entonces, la arpía y Ámber se quedaron flotando en el aire.

Con un movimiento rápido, Tara las separó y envió a la arpía a Otro Mundo. Después, subió a Ámber al Pegaso y la dejó en el suelo. Tras hacer desaparecer al caballo alado, miró a Ámber y ella le dijo:
- Me has salvado, gracias. Puede que no seas tan mala después de todo.
- Lo siento- dijo Tara,- pero tengo que borrarte la memoria. Nadie debe saber que soy bruja.
- En fin, es una lástima. Por cierto, lamento haberme portado tan mal contigo.
- No pasa nada. ¡Por el Mintus!- un rayo de luz azul salió de las manos de Tara y dio en la cabeza de Ámber.

Unos instantes después, ella reaccionó, y dijo:
- ¿Qué hago aquí contigo? ¡Apártate de mi camino, novata!- dio un pequeño empujón a Tara y se alejó.
- En fin- pensó Tara- todo vuelve a ser como era antes.

Se giró para volver a casa, cuando Castiel apareció y le dijo:
- Hola Tara, te estaba buscando. Oye, ¿por qué no vamos a tomar algo?
- Claro.
Después de todo, el día acababa bien y, además, nadie había descubierto su secreto, de momento...


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