Jean-Baptiste
Grenouille nació en mitad del hedor de los
restos de pescado de un mercado y fue abandonado por
su madre en la basura. El chico creció en el
ambiente hostil de un hospicio, nadie le quería
e incluso sus compañeros intentaron asesinarle.
Había algo que le hacía diferente: no
tenía olor. Sin embargo, Jean-Baptiste poseía
un olfato excepcional.
Título:
'El perfume'
Autor:
Patrick Süskind
Editorial:
Seix Barral
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Isabel
Alonso Ibáñez
Mario
Santos Muñoz
Resumen
Esta historia comienza en el siglo XVIII en Francia
(París) con el nacimiento de Jean-Baptis Grenouille.
Su madre fue condenada a la guillotina debido a que
mató a cuatro hermanos de Grenouille y a él
también lo intentó, pero él tuvo
suerte y se pudo salvar. Nunca tuvo un gesto de cariño
por parte de nadie. Le dejaron en una institución
religiosa donde le bautizaron. A partir de entonces
empezó a cambiar de madrina, debido a que éstas
no le querían porque no olía a nada.
Entonces se la pasaron a madame Gaillard (quien no
tenía olfato) y esta madrina lo soportó
durante 8 años, mientras los demás niños
de la institución le odiaban tanto que le intentaron
matar. Después de estar unos años viviendo
con Gaillard, ésta le echa debido a que ya
no la pagaban nada por mantener a Grenouille, y como
no sabía qué hacer con él pues
le manda trabajar con Grimal que era un curtidor.
Gaillard pensaba que iba a morir Grenouille debido
a que era muy peligroso el trabajo, pero Grenouille
no murió, sino todo lo contrario. Duró
7 años trabajando hasta que encontró
el sentido de la vida, que era crear perfumes. Hizo
lo imposible para que un prestigioso empresario de
perfumes (Baldini) le contratara. Al fina lo consiguió,
aprendió a mezclar los perfumes y también
la destilación, aprendió a hacer perfumes
de plantas y flores, pero nada más. Un día
que el jefe le dio como día festivo, lo aprovechó
para acudir a una fiesta, en la cual estaba casi toda
la ciudad. Mientras paseaba encontró una nueva
fragancia, la siguió hasta que dio con ella,
era una joven chica, se acercó y la estranguló
para olerla. Era una esencia nueva y la mejor de todas.
Consiguió el titulo de aprendiz y después
de tres años lo dejó, ya que sabía
todo lo que él necesitaba. Eso sí, Baldini
había ganado una fortuna con él. Grenouille,
se fue a Orleáns, pero en el camino, sin olores
del ser humano, crecieron sus ansias por aislarse
de la gente y decidió refugiarse en la montaña
'Plomb du Cantal'. Permaneció 7 años
viviendo en una cueva, y ahí le aumento el
odio hacia la gente. Pero en un sueño se dio
cuenta de que no olía a nada, se despertó,
se olió y vio que era cierto; decidió
marcharse de ahí. Se fue a la ciudad de Montpellier,
donde dijo que fue secuestrado en una cueva durante
7 años. Grenouille fue llevado al Marqués,
éste era científico y le usó
como conejillo de indias. Luego se fue a una perfumería
en la que elaboró su propio olor corporal y
un perfume para el Marqués. Le encantó
al Marqués. Estuvo durante un año con
él y luego se marcho y empezó a ganar
la simpatía de los demás. Mientras estaba
de camino, percibió una exquisita fragancia,
empezó a buscarla y la encontró. Era
un olor familiar como la otra joven que tuvo, que
mató pero ésta era mejor fragancia.
Resultaba ser de una chica joven, pero demasiado joven
y, claro, aún no estaba madura. Mientras esperaba
a que creciera la niña, estuvo trabajando en
una perfumería, trabajó durante dos
años, aprendiendo cómo extraer las fragancias
de plantas, pero él también experimentó
con animales y personas. Mató a 24 jóvenes,
la gente del pueblo estaba aterrorizada, aunque cesó
cuando dejó de matar. El padre de la joven
Laure (la que tenía la exquisita fragancia)
pensaba que el asesino seguía en el pueblo
y decidió casar a su hija, porque intuía
que así no moriría. Pero Grenouille
les encontró con su olfato y se adelantó.
Se fue a la posada donde se iban a instalar. Esperó
hasta que estuvieran dormidos, entró por la
ventana y empezó el ritual. Al día siguiente
encontraron a la joven en la cama muerta y desnuda
y la policía empezó a buscar el asesino.
La policía encontró en la casa de Grenouille
25 pruebas que le inculpaban de los asesinatos y fue
apresado.
El día en que le iban a matar fue a una plaza
en la que se encontraba llena de gente. Grenouille
notó que la gente no le odiaba sino que le
admiraban, entonces la gente de la plaza empezó
a comportarse como si estuviera en una orgía.
Grenouille se dio cuenta que su perfume funcionaba,
al final no le condenaron y le dejaron libre. Por
la noche decidió marcharse y se fue hacia Paris.
Al día siguiente nadie sabía nada de
lo ocurrido, la policía culpó a otro
perfumista, porque encontraron unas pruebas en su
casa. Grenouille vio que había tenido éxito
pero al ser incapaz de olerse a sí mismo, vio
que no tenía sentido la vida. Así que
por la noche, se acercó a una hoguera donde
se reunían asesinos, ladrones y prostitutas.
Se derramó todo el frasco encima y a continuación
se acercó a ellos, estos le miraron y quedaron
hipnotizados por lo bello que era. Entonces quisieron
poseerlo, tanta fue la ansiedad que descuartizaron
a Grenouille en treinta partes y así consiguieron
cada uno un pedazo suyo, y acto seguido se lo comieron.
Así Grenouille acabó con su vida, después
de haber matado a 25 inocentes vírgenes.
Relación con la psicología
Yo también considero que la relación
de este libro con la psicología es la que universalizó
S. Freud del psicoanálisis. Grenouille es un
asesino psicópata que, dada su frustración
por carecer de olor propio, saca a relucir toda su
crueldad e indiferencia asesinando a todas esas jóvenes
por su ansia, demostrando que carece del sentido de
superyo. Desde pequeño su vida ha sido difícil:
su madre casi lo mata, y eso acabó por hacerle
desarrollar un egoísmo exagerado.
Opinión personal
Este libro me ha gustado bastante porque me atrae
este tipo de novela, pero creo que he errado en su
elección como libro para la asignatura de psicología
porque al terminar de leerlo no me ha parecido que
hubiera muchos elementos directos relacionados con
la asignatura, aunque no me arrepiento de habérmelo
leído porque, como ya he comentado antes, es
bastante interesante y la historia es muy buena. Los
personajes para mí están bien logrados
y eres capaz de sentir la frustración de Grenouille
por carecer de olor y su obsesión por conseguirlo.
En resumen este libro, al igual que el de Gemma Lienas
que he leído esta evaluación, se los
aconsejo a la gente pues los considero éste
una muy buena novela y el otro bastante instructivo.
Mario
Santos Muñoz
Resumen
El 17 de junio de 1738 nació Jean-Baptiste
Grenouille en la pescadería del barrio más
maloliente de todo París. Su madre, aún
joven y con esperanza de un buen futuro, se escondió
bajo el mostrador cuando notó que iba a dar
a luz.
Allí mismo, una vez nacido en niño,
cortó el cordón umbilical. Nadie se
dio cuenta de nada hasta que, desgraciadamente, ella
se desmayó. Varias personas se acercaron a
ayudarla cuando el bebé, de repente, empezó
a llorar.
Descubierto el bebé, la mujer fue interrogada,
y no le importó decir que era su quinto hijo
y que pensaba hacer con él lo mismo que con
los anteriores: tirarlo con los restos del pescado.
Tras semejante confesión la mujer fue decapitada.
Para cuando el juicio de su madre había acabado,
ya con un veredicto de infanticidio múltiple,
el niño había cambiado varias veces
de nodriza. Todas lo rechazaban en seguida por comer
demasiado. Para librarse de él lo bautizaron
y lo llevaron en un convento, donde lo cuidó
Jeanne Bussie.
Pasadas las semanas, la nodriza le entregó
violentamente el bebé al padre Terrier. La
mujer no lo quería porque comía mucho
(la había hecho adelgazar mucho) y creía
que estaba poseído por el demonio, ya que no
olía a nada. La mujer fue despedida y el padre,
asustado por el llanto del niño, decidió
entregarlo a madame Gaillard, que vivía en
el otro extremo de la ciudad.
Madame Gaillard era una mujer joven, pero desde hacía
tiempo se sentía muerta, pues había
sufrido maltratos, había tenido hijos, se le
habían muerto algunos… y ante todas esas
emociones ella se mostraba indiferente. Entre los
niños que cuidaba procuró que hubiese
justicia y orden, pero también rectitud.
Ya desde que era un bebé, Grenouille fue considerado
extraño y sufrió varias veces intentos
de asesinato. Así todo resistió todos.
Ya cuando había crecido desistieron de matarle,
simplemente le evitaban. Les parecía siniestro,
aunque a simple vista era un niño maltrecho
con muchas cicatrices, obediente y silencioso.
Además madame Gaillard empezó a tener
miedo del niño porque era capaz de predecir
que iba a venir alguien y quién exactamente,
o de encontrar dinero perfectamente escondido…
lo que no sospechaba es que esto era porque él
era capaz de sentirlo gracias a su gran olfato. Por
eso tampoco temía que le mandasen encargos
cuando ya era de noche, se orientaba con su olfato.
Aprovechando que el convento del padre Terrier, que
mantenía la estancia de Grenouille en su casa,
dejó de pagar cuando él tenía
ocho años, madame Gaillard lo llevó
a la tenería de Grimal, que le aceptó
porque necesitaba mano de obra joven.
Aunque no era lo que esperaba, la madame vivió
hasta bastante anciana. Hacía tiempo que había
cerrado su negocio y esperaba una muerte privada,
pero a causa de una revolución y otras circunstancias
acabó por morir donde menos quería,
en el mismo hotel en el que murió públicamente
su marido.
Grenouille no hizo protesta alguna sobre el cambio
de hogar, sólo se comportaba de modo que pudiese
sobrevivir evitando todos los malos tragos que pudiese.
Por eso se comportaba tan servicial. Cuando se recuperó
de un ántrax, y Grimal ya le daba por perdido,
fue valorado como buen trabajador. Así se ganó
una mejor cama, mejor comida y según cumplía
años, más libertad.
Durante todo este tiempo el chico se dedicó
a desarrollar más y más su gran olfato,
diferenciando miles de aromas, investigando lugares
en busca de nuevos olores. Incluso se maravilló
con el olor del mar, aunque sólo le llegase
a lo lejos.
El día del aniversario de la ascensión
del rey al trono se celebró con grandes y bonitos
fuegos artificiales. Grenouille, decepcionado por
no encontrar ninguna fragancia especial, estaba a
punto de marcharse cuando le llegó el mejor
aroma que había olido jamás. Como hipnotizado
fue siguiéndolo, angustiándose cada
vez que lo perdía… hasta llegar a una
casa en la que había una joven limpiando ciruelas.
Pero no eran las frutas las que olían, sino
ella misma. Aún confuso por la belleza, aunque
no de la chica sino de su olor, se acercó más
a ella. Cuando ésta, incómoda, se giró
y lo vio, quedó tan sorprendida que no reaccionó
cuando Grenouille la estranguló. Una vez muerta,
olió todo su cuerpo intentando apoderarse del
olor, guardándolo en su mente con todo detalle.
Cuando encontraron el cadáver de la muchacha
hacía rato que él ya se había
escabullido.
Su vida siguió como si nada hubiese sucedido,
no sentía remordimientos en absoluto. Solamente
cuando oyó que había encargo para un
perfumista insistió en que lo dejasen ir a
él, ya que sabía dónde estaban
todas las perfumerías de París, pero
nunca había estado en el interior de ninguna.
La perfumería era la de Giuseppe Baldini,
que aquella misma tarde había decidido vender
la casa con todos los productos aromáticos
que había en su interior, ya que en alguna
época había sido un gran perfumista
(embustero, en realidad) pero en aquellos días
le barrían todos los jóvenes con buen
olfato.
Grenouille llegó ya por la noche, y su aspecto
demacrado y encorvado no le inspiró ninguna
confianza al perfumista que, ante su petición
de trabajar para él, se mostró muy altivo
y reticente.
Finalmente, el chiquillo convence al perfumista de
que le deje intentar reproducir el perfume que inunda
la habitación: el 'Amor y Psique' de Pèlissier.
Para sorpresa de Baldini, Grenouille reprodujo el
aroma con total exactitud y a ojo, sin usar el método
convencional de la medida.
Para impresionarlo aún más fue capaz
de hacerlo de nuevo, pero mejorado a su manera. La
fragancia que creó entonces fue tan exquisita
que embelesó a Baldini. Aquella noche aún
le dijo a Grenouille que tenía que pensar si
aceptarlo como aprendiz, pero ya había olvidado
por completo su idea de marcharse a envejecer a Mesina.
A la misma mañana siguiente acudió
a ver a Grimal y lo convenció que le cediese
el muchacho, pagándole e invitándole
a vino. Por la noche, de la alegría que tenía,
Grimal había bebido tanto que cayó al
río de bruces y se ahogó.
Durante el tiempo que estuvo junto a Baldini, Grenouille
aprendió el arte de la destilación,
que le fascinó. También creó
nuevos aromas que colocaron al viejo perfumista de
nuevo en la cumbre del oficio; y la tienda, anteriormente
casi siempre vacía, estaba repleta casi todo
el día. Baldini casi había conseguido
su meta de llegar hasta el mismísimo rey cuando
Grenouille, tras comprender su fracaso al intentar
destilar vidrio (entre otras cosas que para él
olían bien) cayó gravemente enfermo.
Su cuerpo se llenó de repugnantes bolas de
pus supurantes y estuvo en cama durante mucho tiempo.
Baldini (que se las había apañado para
que Grenouille creara los aromas delante de él,
y así poder ir copiando las fórmulas)
intentó sonsacarle aquella noche todas las
ideas que pudiese tener para nuevos perfumes. Sin
embargo, era inútil, y Baldini pensó
que ya había muerto cuando el niño le
preguntó si había otras formas de absorber
la fragancia de las cosas. Su respuesta fue positiva,
indicándole además dónde: en
la ciudad de Grasse. Entonces, contra todo pronóstico,
Grenouille comenzó a mejorar hasta recuperarse
por completo.
Al tiempo de mejorarse consiguió que Baldini
le otorgase el título oficial de artesano,
y con esto, marcharse de París. Antes de marcharse
el perfumista le instó a hacer un juramento:
no podía repetir ninguna de las fragancias
que había hecho para él, no podía
volver a París mientras él viviese y
no podía mencionar a nadie su juramento. Grenouille
lo juró sin preocuparse pues tenía aún
millones de ideas para nuevos perfumes, no tenía
intención de volver a París (ya no tenía
secretos para él) y tampoco era muy sociable.
Aquella misma noche, la primera desde que Grenouille
trabajaba para él, Baldini se acostó
relajado y durmió plácidamente. Desgraciadamente,
y sin motivo alguno, el puente donde estaba situada
su casa se derrumbó, tragándose únicamente
su casa con toda su riqueza. Las únicas víctimas
fueron él y su mujer.
Al comienzo de su viaje hacia el sur, el aroma del
campo embaucó a Grenouille de tal manera que
acabó evitando a toda costa a los seres humanos
(cuyo olor era repugnante) y por ello, viajando de
noche. Su intento de esquivar a los hombres lo llevó
hasta el volcán Plomo du Cantal.
En la cima olió y olió, pero apenas
podía creérselo: no había ningún
ser humano en millas a la redonda. Se sentía
liberado, como el rey del mundo. En la montaña
encontró una cueva y, cerca de ella, un pequeño
manantial. Vivió allí durante siete
años, alimentándose de animalillos.
Su verdadero entretenimiento eran sus fantasías,
acurrucado en la caverna, donde era señor de
un gran castillo púrpura y unos sirvientes
incorpóreos siempre lo mantenían complacido.
Fue una pesadilla lo que le impulsó a escapar
de su refugio en las montañas. En su pesadilla
unas garras de tinieblas lo asfixiaban, y esas tinieblas
eran su propio olor. Al despertarse sobresaltado,
se olió a sí mismo por todas partes.
Al no notar nada pensó que la razón
era el estar acostumbrado a su olor, por no separarse
nunca de él. Pero no tardó mucho en
darse cuenta que no era que no notase su olor, era
que no despedía aroma corporal alguno. Al darse
cuenta, con serenidad, recogió su manta y emprendió
el viaje de nuevo hacia Grasse.
Llegó a una ciudad en la que un marqués
llamado Taillade-Espinasse le acogió con la
intención de usarlo como prueba de su teoría.
El hombre pensaba que había un fluido letal
que despedía la tierra y que afectaba a todo
lo que estaba cerca del suelo. Por esto morían
las flores que se marchitaban hacia abajo o los ancianos
al encorvarse.
El marqués le sometió al tratamiento
de una máquina que expedía aire al parecer
libre de ese fluido letal y a los cinco días
le vistió con ropa limpia y nueva y le maquilló.
Grenouille no parecía el mismo, aunque sabía
que el tratamiento del aire no había servido
para nada. En realidad estaba sano, y no había
cambiado nada excepto su aspecto. Le siguió
el juego al marqués el tiempo suficiente para
que le dejasen entrar en una perfumería y trabajar
en el taller una tarde.
Aquella tarde confeccionó un perfume que pareciese
humano. Al principio mezcló cosas como excrementos,
pero luego le dio un toque agradable. Así ya
olía como un ser humano, como los demás,
podía infiltrarse entre ellos, engañarlos
y embaucarlos.
Una mañana se escaqueó de la casa del
marqués y reemprendió su camino a Grasse.
Mientras tanto, Taillade-Espinasse, convencido de
su teoría, marchó a una gran montaña
con intención de respirar el aire puro de la
cima. Nunca regresó y no se encontró
su cadáver.
Llegó a Grasse, perfectamente camuflado como
una persona normal gracias a su perfume, y encontró
trabajo en la perfumería de la viuda Arnulfi.
Allí siguió las órdenes de su
primer oficial, Druot.
Un día, al volver de hacer unos recados, pasó
por una casa y allí captó un aroma maravilloso.
Se acercó y se asomó, se trataba de
una muchacha pelirroja. Sin embargo, aún era
apenas una niña y su fragancia estaba aún
por desarrollarse en todo su potencial. Tardaría
uno o dos años.
Durante este tiempo, mientras urdía su plan,
Grenouille aprendió la técnica de la
grasa para obtener el aroma. Su magnífico olfato
le permitía controlar cuándo el fuego
era demasiado fuerte, cuándo había que
retirar ya las flores, etc. Druot acabó por
darle mayor libertad y ya sólo se pasaba por
la casa para darle sus favores a madame Arnulfi. Aprovechando
su libertad, Grenouille hacía experimentos,
con la intención de perfeccionar su técnica.
Probó con un pomo enrojecido y demás
objetos antes de pasar a animales. Aunque no le satisfizo
demasiado el resultado del aroma de un cachorrillo
de perro, iba progresando. Pero sabía que para
que la fragancia no se estropeara, porque el animal
se moviese o se orinase del terror, debían
estar muertos.
Entonces, en la ciudad de Grasse, se extendió
el terror. Poco a poco fueron apareciendo muchachas
muertas, todas jóvenes púberes y hermosas.
A pesar de todas las medidas que se tomaron en defensa
del asesino, llegaron a morir 24 chicas. Para sorpresa
de todos, ninguna había sido violada, aunque
siempre aparecían desnudas y con el pelo rapado.
De pronto los asesinatos cedieron. Al parecer el
poco escrupuloso asesino se había marchado
a Grenouble para continuar su tarea, y la gente de
Grasse se sintió más tranquila.
Antoine Richis, el Segundo Cónsul de Grasse,
no se fiaba. Su hija, pelirroja y ya casi una mujer,
era la más hermosa de todas. Incluso él
mismo se embelesaba al mirarla. La fama de Laure Richis
se extendía y su padre sospechaba que el asesino,
que parecía ser un coleccionista de lindas
muchachas, culminaría su obra con ella. Eso
era verdad, pero su plan salió mal.
Una noche, tras despertarse a causa de una pesadilla
en la que Laure aparecía muerta y violada,
sin pelo y desnuda, urdió un plan para que
el asesino no llegase hasta ella. Fingiría
marchar a Grenouble (donde al parecer estaba ahora
el asesino), pero luego cambiaría de dirección
y ocultaría a Laure en un convento de monjes
hábiles con la espada. Luego marcharía
a la ciudad y prepararía el matrimonio de ella
con el hijo del conde de Bouyon, exigiendo que el
matrimonio fuese en sólo 10 días y que
se consumase ese mismo día. Si el asesino quería
a una jovencita, para cuando encontrase a Laure, ésta
ya sería una mujer.
Sin embargo, en cuanto estuvo demasiado lejos, con
su magnífico olfato Grenouille notó
que Laure no estaba en la ciudad. Temiendo que alguien
hubiese robado su fragancia antes que él, preparó
sus cosas y marchó en su búsqueda. Primero
preguntó efusivamente a un oficial, que le
señaló que Richis se había marchado
hacia el norte. Pero su olfato le indicaba el sur.
Obviamente se fió de su olfato, y llegó
a la posada dos horas antes que la comitiva de Richis.
Se hizo pasar por curtidor y pidió que le dejasen
pernoctar en la posada.
Una vez instalados, precisamente aquella noche, Richis
cayó dormido profundamente, sin sueños
ni cualquier otro pensamiento. Durmió apaciblemente
por primera vez en mucho tiempo.
Aquello sirvió de ventaja para Grenouille.
Laure estaba menos protegida en aquella posada. Subió
tranquilamente por la escalera y entró por
la ventana. Sin ningún escrúpulo, con
un machete, le golpeó en la nuca y Laure murió
en el acto. Le rasgó la ropa para llevársela
y le rapó sus rizos pelirrojos. Luego procedió
a envolverla en la grasa por completo. Seis horas
más tarde, Grenouille se marchaba satisfecho.
A las siete de la mañana Richis descubrió
el cadáver de su hija.
El terror volvió a recorrer toda la comarca
de Grasse. Ni el Segundo Cónsul había
sido capaz de salvar a su hija. Pero el oficial al
que Grenouille había preguntado la dirección
de Richis, al verlo de nuevo lo reconoció.
En diez días apresaron a Grenouille, con una
población furiosa intentando tirar abajo el
edificio en el que se encontraba encerrado. Como pruebas
habían encontrado los cabellos y la ropa de
Laura en su cabaña, y al desenterrar, encontraron
también lo de las otras 24 víctimas.
Además, él confesó sin escrúpulos
que lo había hecho. Le sometieron a todo tipo
de tortura, pero no consiguieron sacarle el motivo.
Solamente decía que "las necesitaba".
El día de su ejecución acudió
mucha gente, como si aquello fuese una festividad,
desde por la mañana incluso, para conseguir
buen sitio. Todos se arreglaron con sus mejores trajes,
nadie quería perderse el espectáculo.
Entonces, a la hora convenida, llegó Grenouille.
Todo el mundo estaba deseando volver a ver el criminal
que un día les habían mostrado por la
ventana para calmarlos, aquel hombre insignificante…
Su llegada no parecía la de un asesino. Al
parecer, por motivos de seguridad, para que no le
asesinasen antes de lo debido, venía en un
carruaje de caballos con cochero y lacayos. Y siempre
lo normal había sido acudir a pie o con un
carro de burros.
Cuando subió al cadalso todo el mundo enmudeció.
Estaba vestido con ropa limpia y elegante, y de repente,
a todos se les antojó que era hermoso y que
esa persona no podía ser un asesino. Y si lo
era, Dios le perdonaba, porque de repente, todos le
amaban.
Llegó un momento en el que la multitud no
pudo controlarse y se desató el amor que le
tenían, juntándose las diez mil personas
allí presentes en una grandísima orgía.
Al tiempo, Grenouille vivía de nuevo la pesadilla
que lo había impulsado a salir de la caverna:
unas tinieblas le asfixiaban y se le nublaba la vista.
Con su deseo de que le adorasen no se dio cuenta de
que había atraído el amor de los seres
humanos a los que tanto odiaba él. Y no podía
decir que les odiaba, porque no le escucharían,
porque le amaban y le adoraban. Todo se volvió
negro justo cuando le alcanzaba Richis, que tampoco
le odiaba.
Despertó en la cama de Laure Richis, con su
padre velándole. Al descubrirle despierto,
Antoine Richis le pidió que fuese su hijo,
ahora que había perdido a su hija. Grenouille
aceptó sin una palabra y fingió quedarse
dormido. Aún embelesado, Richis esperó
a estar seguro de que se hubiese dormido y salió
para dejarlo tranquilo.
Grenouille se escabulló antes de que nadie
se diese cuenta, y emprendió su regresó
a París. Si no se conocía a sí
mismo, porque no conocía su olor, nada valía
la pena. El perfume que había creado con los
aromas de Laure Richis y las otras 24 chicas le había
servido para encandilar a diez mil personas, y sólo
había usado una gota. Había conseguido
lo que quería, su pesadilla. Y ya no quería
eso, no quería que le amasen los humanos.
En Grasse decidieron acallar lo que había
pasado en la plaza aquella tarde, aquella repulsiva
fiesta. Con el tiempo apresaron a Druot, después
de todo era su cabaña donde habían encontrado
las ropas de las jóvenes asesinadas. Cuando
le torturaron acabó por confesar todo e incluso
pidió ejecución rápida. Y así
se hizo.
Grenouille llegó a París y se dirigió
al cementerio. Allí se infiltró entre
los maleantes y sacó su frasco, que fue lo
que más adelante recordarían ellos.
Entonces se roció con el perfume en el lugar
más maloliente de París. De pronto a
todos les invadió la sensación de que
aquel hombrecillo era un ángel, y todos querían
un pedazo de él. Se abalanzaron sobre Grenouille
e intentaron arrancarle la piel a mordiscos; al ser
demasiado duras sacaron los puñales. Se le
repartieron entre las aproximadamente treinta personas
que había allí y después, cada
uno devoró su trozo. Tras el acto de canibalismo
sintieron algo de vergüenza, porque nunca habían
llegado a ese extremo; pero luego se dieron cuenta
de que lo habían hecho por amor.
Relación con la psicología
La historia de Jean-Baptiste Grenouille tiene relación
con la psicología en diferentes aspectos:
En principio con el psicoanálisis. En algún
momento de la historia se dice que Grenouille no está
loco, está completamente cuerdo. Esto me lleva
a pensar que si no está loco, no se trata de
un mal funcionamiento mental como una psicosis (psicología
clínica), se trata entonces de un psicópata.
Simplemente quiere cumplir el deseo que su ello tiene:
realizar el más maravilloso perfume del mundo.
Sin embargo el ego le prohíbe hacerlo sin más.
Urde un plan y lo hace sin ser descubierto, para que
no le impidan llevar a cabo sus deseos. Pero su superyó
está poco desarrollado, incluso nada, por lo
que no tiene escrúpulos a la hora de asesinar
y luego ni se arrepiente; incluso lo confesa sin problemas
una vez arrestado.
Luego está la influencia del medio sobre
él (psicología social). Esto se ve en
unas reflexiones a lo largo del libro. Desde pequeño
su vida ha sido difícil: su madre casi lo mata,
madame Gaillard era estricta, Grimal lo machacaba
a trabajo, todas las enfermedades que ha sufrido…
también su estancia con el marqués Taillade-Espinasse
afianzó su habilidad a la hora de mentir. Las
malas experiencias le han hecho desarrollar un gran
odio hacia todos los humanos y también soportar
infortunios. Su olfato único le hizo sentirse
superior, como si en realidad él no fuese humano.
Opinión razonada de
la obra
El libro me ha gustado mucho, me ha parecido muy
interesante.
Por un lado me ha llamado la atención que
Grenouille no oliese a nada. No era que él
no notase su olor dado que estaba acostumbrado a él,
realmente no olía a nada, porque nadie más
lo notaba, como la nodriza Jeanne Bussie o simplemente
cuando pasaba completamente desapercibido, que parecía
que fuese un fantasma.
Por otro lado, los efectos del perfume. Para nada
esperaba que se formase una gran orgía. Me
esperaba llantos de gloria, incluso cánticos,
pero no eso. Supongo que es por eso que decía
que el olor era lo más importante, lo que realmente
desataba los sentimientos.
Y esto me lleva a los maleantes que llegaron a devorarlo.
El perfume les nubla tanto que se vuelven locos y
le matan, pero luego no se arrepienten. Si le amaban
¿no deberían arrepentirse de haberlo
hecho desaparecer? No, el efecto del aroma es tal
que creen que es lo que deben hacer, precisamente,
lo que Grenouille quiere.
La forma de suicidarse de Grenouille también
me ha llamado la atención. Al echarse el perfume
por completo encima atrapó en su aura a treinta
personas. Aunque no lo describe, supongo que serían
como las garras de las tinieblas. No lo consigo entender,
aquella era su terrible pesadilla, de la que huía,
y sin embargo decide morir así. ¿No
habría sido más fácil volver
a la caverna hasta morir por congelación o
hambre? Creo que no lo hizo porque sin su propio olor
se sentía tan vacío que no quería
ni paz, simplemente morir.
La edición del libro que he leído yo
tiene 250 páginas aproximadamente. A lo largo
de todas ellas el diálogo es escaso, abunda
la descripción y los párrafos largos
y explicativos. Sin embargo no me ha resultado aburrido,
aunque a veces sí que quería que pasasen
ya las explicaciones para saber qué pasaba.
El conjunto de todos los detalles y algo tan hermoso
como puede ser el olor, el perfume (pero que tal vez
no apreciamos tanto porque nos guiamos más
por la vista, el oído e incluso el tacto) hace
que la obra en su totalidad resulte muy interesante
y agradable de leer.
Isabel
Alonso Ibáñez
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