Logotipo Interaulas
Cabecera Red-acción Inicio > Cultura > Galería de arte
Reportajes
Entrevistas
Opinión
Cultura
Internet
El mundo
Medios
Imagen Primaria
Red-acción
II Época / Nº34
Junio
2009
CULTURA / GALERÍA DE ARTE

'Algo más que recuerdos'

Por Pablo Alonso González, alumno de 2º de Ciencias del IES Marqués de Santillana de Torrelavega. Actualmente está hospitalizado y estudia en el Aula Hospitalaria de Valdecilla.

Con motivo del 50 aniversario del Bachillerato Nocturno en el IES Marqués de Santillana, la dirección del centro promovió entre el alumnado de estos estudios tres concursos: logo, fotografía y relato corto. En esta categoría el primer premio fue para Pablo Alonso González por 'Algo más que recuerdos', que puedes leer a continuación.

Estudiantes y profesores durante la entrega de premios.

 

'Algo más que recuerdos'

Te sientas a escribir, hace tiempo que el bolígrafo es tu único psicólogo, no te censura, sólo plasma lo que sientes y es tu consuelo. Recuerdas aquella mañana, tocaba ir al médico, una cosa que ya había pasado a formar parte de tu rutina, lo asumes, no eres, tu sangre es defectuosa pero te sientes bien; tu única obsesión es que te suelten pronto para poder llegar a clase y ver los ojos de esa niña por la que te desvives.

Atrás quedaron los momentos de estar en cama, querías crecer y lo hiciste, pero pasaste un precio demasiado alto por unos míseros centímetros. Vivías en la edad del pavo donde medias a las personas por su tamaño y bolsillo.

Llegas al hospital y te reciben con un amable pinchazo que para ti no tiene importancia, ya que desde los ocho meses han estado castigándote las venas. Pero tus sueños de ese día se ven truncados cuando la enfermera te dice que tienes que pasar el último porque la doctora quiere hablar contigo tranquilamente de algo importante. Te mosqueas, ya no verás a tu niña y todo ello porque piensas que la doctora te va a decir lo de siempre, que hay un nuevo tratamiento, el que de verdad te cure y puedas ser normal, tu sueño de siempre; ambicionaste poco, sólo querías ser uno más y nunca lo lograste.

Pasan las horas en ese cuarto que huele a enfermedad y olvido, olvido de los que nadie se acuerda, los que sólo sirven para que el político de turno se saque una foto de días antes de las elecciones y en el pie de página ponga algo así como: "aquí vemos a fulanito en una de sus visitas diarias para colaborar con los mas necesitados". Lo has vivido y te hierve la sangre al recordarlo; te invitaron a una comida, sin embargo era una encerrona en la que solo serviste de anzuelo pesca votos; no te preguntaron ni el nombre, sólo un abrazo y el pertinente flash y si te he visto no me acuerdo. Estás con estas cavilaciones cuando por fin te llaman, son las dos menos veinte y te resignas sabiendo que ya no llegas a ver lo que más quieres.

- Hola Bruno, siéntate por favor, tenemos que hablar de algo importante.

Más que sentarte te desplomas, mientras la doctora revisa tu historial medico en tu boca aflora una sonrisa sarcástica, amarga, piensas que si la vendieras por lo menos saldrían tres tomos.

- Todo esta igual, cinco mil plaquetas, ya sabes, una cifra muy baja, que te voy a contar, pero eso no es lo que me interesa ahora.

Tus padres al lado te miran de reojo y te mosqueas, crees haber visto una lágrima asomar en los ojos de tu madre, pero ya te sientes lo suficiente incomodo como para mirarla y forzar la situación.

- Bueno Bruno –te dice la doctora- sabes que últimamente has tenido muchas complicaciones, piensa en lo de la vista.

Al decirte eso te viene a la cabeza la imagen de una habitación de urgencias, estáis separados del resto por unas miserables cortina, sin poder diferenciar la cara de tu madre de la del medico de turno, solamente las distingues por el pelo.
Diagnóstico: debido a tu carencia de plaquetas y su ínfimo tamaño te ha sangrado la retina, da gracias que no ha sido el cerebro.

Lo pasaste mal, era tu último curso con tus compañeros de toda la vida y querías disfrutarle, exprimir cada segundo al cien por cien, porque después sabías que no ibas a ser como siempre, comenzabas al instituto y cada uno tomaría un rumbo. De pronto una frase te sacaba de tus recuerdos de forma drástica.

- Bruno, creo que ha llegado la hora de tomarse en serio la posibilidad del trasplante.

En ese momento si te pinchan no sangras, otros en tu caso posiblemente se hubieran echado a llorar, tú no, sólo crees que todo es una broma, sólo esperas que te digan que todo es mentira, que te están tomando el pelo, pero no, sabes que no, con esas cosas no se juega y ahora lo único que quieres es salir corriendo mientras gritas que quieres vivir una vida normal, decidir por ti mismo, no estar condicionado para siempre por unos fármacos que los únicos efectos que tienen son los que en el prospecto aparecen bajo el título "efectos secundarios".

La doctora sigue hablando, pero tú ya no prestas atención, sabes que no está en tu mano decidir, una vez más volverán a hacerlo por ti, solamente por ser menor de edad tu opinión no cuenta, mientras estás con estos pensamientos aciertas a escuchar las palabras " …sólo falta vuestra aprobación…" y "…lunes veintiuno de junio…", un nudo en el estómago te incomoda al respirar y un calor opresor inunda tu pecho, pides explicaciones.

- Hemos encontrado un donante lo suficientemente compatible contigo para que el trasplante se realice con garantías, sólo nos falta la aprobación de tus padres ya que legalmente responden por ti.

Te sientes indignado, menospreciado, ni tan siquiera se han molestado en preguntar tu opinión, como si fueras una marioneta a la que los hilos ya empiezan a apretarle. Le preguntas a la doctora que cuando sería.

- El veintiuno de junio, estas cosas es mejor hacerlas en verano para prevenir infecciones.

Sólo aciertas a decir que ese día comienzan las vacaciones. Ya no importa lo que tuvieras planeado, los sueños que quisieras cumplir mientras todavía te quedase algo de inocencia y tu futuro próximo queda hipotecado, sólo el tiempo te dirá lo alto que es el interés que debes pagar.

Un calambre fruto de medicamentos día si y día también durante cinco años, te devuelve a la realidad, esa a la cual tanto te ha costado acomodarte, sigues teniendo malas rachas, pero sales a flote. Como último pensamiento antes de cerrar el cuaderno te viene a la cabeza la cara de esa persona que sin todos esos malos ratos posiblemente nunca hubieras llegado a conocer, esa que te quiere por ser diferente, la cual te ha hecho sentir importante sin ver tus rarezas y piensas que sí, que volverías a pasar todo solamente por poder ver una vez más esa sonrisa.

 

 


SUBIR

'Triángulo de amor' y 'Una medicina para Arcadia'
'Memorias de la India' y 'El sendero de los sueños'
'Hermanos de duelo' y 'La libertad se acaba'
Número ilustrados
Sí, podemos
Una escultura cinética