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Red-acción
II Época / Nº34
Junio
2009
EL MUNDO / NOS IMPORTA

La mano de los inmigrantes

Por Alba Prieto, alumna de 4º ESO del colegio La Paz de Torrelavega.

Salomé Rios Lombilla es una joven de Torrelavega que desde bien pequeña ha dedicado su vida a los demás. Desde su adolescencia ayudó a integrarse en la ciudad sobre todo a gente de color, tanto hombres como mujeres que provenían la mayoría de África. Era la época en que empezaban a llegar los inmigrantes a nuestra ciudad. Actualmente se dedica a seguir ayudando a todos los que llegan, dentro y fuera de sus horas de trabajo.

Salomé junto a tres inmigrantes africanos y la reportera Alba.


Trabaja en la Oficina Municipal de Interculturalidad de Torrelavega, donde además de ayuda ofrece todo su amor y cariño hacia todo el que se allí se acerca. Lleva 10 años junto a su marido, Jimmy, a quien también pude entrevistar, es de Senegal, y también me contó su propia experiencia.

Pregunta.- Tú que conoces otras culturas y otros países, ¿cuál te gusta más?
Respuesta.- Me gustan todas, pero realmente la que más me llama la atención es la cultura africana o árabe. Me gustan sobre todo los valores que transmiten de vivir en comunidad, son muy protectores con los niños. Tienen una gran hospitalidad, te acogen como si llegara un rey, no les importa tu color de piel. Aunque no te conozcan de nada siempre eres bien recibido, te ofrecen su casa, su comida, todo lo que tienen.

P.- ¿Cómo empezó tu relación con los inmigrantes?
R.- Conocí sobre todo a senegaleses y a marroquíes. Son los primeros con los que tuve relación, gracias a mi madre, María Lombilla, que fue pionera en acoger a la gente extranjera.

P.- ¿Cómo les ayudabas al principio?
R.-Les acogía en mi casa. Mi madre les daba comida, incluso dormían allí. Hacía de intermediaria, les ayudaba con los papeles sin pedir nada a cambio. Les acompañaba al médico, salía en su defensa cuando no tenían papeles y a todo lo que podía. Yo también les ayudaba a todos. Siempre que necesitaban algo preguntaban por mi madre 'María la de Torrelavega', y unos a otros se lo iban transmitiendo, aunque no la conocieran. Era su punto de apoyo.

P.- ¿Te gusta el trabajo que tienes actualmente?
R.-Sí, la verdad es que me encanta, muchas veces no lo veo en realidad como un trabajo. Es algo que hago muy a gusto. Lo único, que me implico demasiado en los casos y trabajo más horas de las que debo. Eso no me importa, realmente lo que me pagan no es suficiente para el trabajo que aquí se realiza.

P.- ¿Cómo decidiste trabajar en esto?
R.- Casi que me vinieron a buscar a casa. Necesitaban a alguien con mucha experiencia real con el trato a los extranjeros. Y yo la tenía. Por eso ahora trabajo aquí, aunque he hecho un montón de cursos y he preparado oposiciones y de todo.

P.- ¿Qué estudiaste para conseguir este trabajo?
R.-Estudié Trabajo Social, en Gijón. Precisamente el tema de la inmigración no era uno de mis objetivo. Realmente a mi lo que me interesaban eran las personas y todo tipo de colectivos, todos los excluidos de la sociedad, gitanos, drogadictos, etc. Empecé trabajando como voluntaria en la Parroquia de la Asunción, la Casa de los Muchachos, iba a los mercadillos a echarles una mano, y ayudaba en todo lo posible. Luego puse un locutorio, donde tuve más deudas que ganancias; realmente se convirtió en lugar de encuentro para todos. Allí les seguía ayudando en todo lo posible.

P.- ¿Desde cuándo trabajas aquí?
R.-Aquí estoy desde noviembre de 2006.

P.- ¿Crees que la oficina está en el lugar más apropiado?
R.-No, para nada. Lo que pasa es que el Ayuntamiento ha decido ponernos así porque dice que no hay más sitio. Piensan que la Inmobiliaria es un buen sitio. Pero la oficina es un lugar muy pequeño, la gente que viene no tiene privacidad en absoluto, porque estamos todos hablando a la vez y la gente que está esperando afuera está oyendo toda la conversación. Trabajamos varias personas a la vez y la mayoría de las veces no nos entendemos ni nosotros mismos. Tenemos un solo ordenador y un solo teléfono para todos. Cuando se dan las clases de español somos mucha más gente y esto es un caos.

P.- ¿En qué consiste realmente tu trabajo?
R.-Les oriento sobre lo que pueden hacer, como arreglar su situación respecto al médico, trabajo, educación, comida, alojamiento, etc. Asegurar las necesidades mínimas. Intentamos llevar un registro de todos los que vienen a pedir información y tener los datos de todos. Cuando llegan a España les informamos de cuál es su situación real, de los trámites que deben seguir.

P.- ¿Qué más personas trabajan contigo?
R.- Un abogado, una mediadora intercultural y un técnico de educación.

P.- ¿Conseguís los objetivos propuestos?
R.-A veces, el objetivo sería que no salieran de su país, y que no tuvieran que abandonar a sus familias, a sus hijos ni a sus amigos.

P.- ¿Cómo se siente la gente cuando viene a pediros ayuda?
R.-Nadie se siente bien, tienen vergüenza. Es muy triste para ellos.

P.- ¿Hay algún caso que te haya impactado de forma especial?
R.-Hay muchos casos realmente impactantes. Uno que me marcó mucho es el de una mujer africana que no emigró de su país por falta de recursos económicos. Ella se había quedado viuda. Era una persona con un alto nivel cultural, era la mujer de un diplomático. Un cuñado suyo se encaprichó y quería casarse con ella. Ella no quería y un día unos ocho soldados mandados por su cuñado entraron en su casa y mataron a todos sus sirvientes. A sus hijos les encerraron en una carbonera, por suerte no les pasó nada. A ella la violaron todos y la dejaron destrozada. La tuvieron que hacer una reconstrucción y extirpar el útero de todas las salvajadas que la hicieron.
Me entristece mucho, sobre todo, la gente mayor. Un día, un señor de 86 años cubano, hijo de españoles y nacido también en España, quería traer a sus hijos de Cuba, pero al final no pudo.
También me entristecen los jóvenes, porque muchos están solos en nuestro país sin patrones de padres.

P.- ¿Tu forma de ser te ha influido en el trabajo o en el resto de tu vida?
R.-Sí, en todo.

P.- Tu marido es africano... ¿cómo llegó a nuestro país?
R.-Prefiero que te lo conteste él.
Jimmy.- Yo llegué a España hace muchos años. Antes las cosas eran diferentes. Yo conseguí llegar de Senegal a Marruecos en autobús. Después pasamos en patera de Marruecos a Tarifa. Salimos a las ocho de la tarde aproximadamente cuando empezaba a anochecer y llegamos sobre la 1 de la noche. Ahora las cosas están mucho peor, hay gente que tarda años en llegar de Senegal o a Marruecos y cuando lo hacen están muy débiles. Los niños y los ancianos no consiguen llegar. Sólo llegan los fuertes.

P.- ¿Estás contento de vivir en España y de la forma en que te ha tratado?
Jimmy.- Sí, muy contento, me han tratado muy bien, he tenido mucha suerte. Echo de menos a mi familia y cada año trato de ir a visitarlos, por lo menos, uno o dos meses.

P.- ¿Crees que los inmigrantes que vienen a nuestro país se sienten acogidos o prefieren estar en su país?
Jimmy.- La mayoría se sienten bien acogidos. Pero todos prefieren estar en su país. Todo sería diferente si las cosas fueran mejor.

 

 


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