Fernando Diego y Gregorio
Gómez, al que llamamos 'Goyo' son dos de los
profesores más simpáticos y amables
que hay en el colegio. Fernando, es de ciencias, estudió
Física electrónica, mientras que Goyo
es de letras, estudió Filosofía. Ambos
nos han concedido un poco de su valioso tiempo en
una divertida charla que les agradecemos.
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Goyo y Fernando
con sus entrevistadoras. |
Fernando
Diego: Licenciado en Física electrónica,
trabaja en el Colegio Nuestra Señora de la
Paz de Torrelavega (Cantabria) como profesor de Matemáticas,
Ciencias Naturales, Taller de Astronomía y
ayuda a la diversificación lingüística
en los cursos pertenecientes a ESO.
Gregorio
Gómez: Licenciado en Filosofía (pura),
trabaja en el Colegio Nuestra Señora de la
Paz de Torrelavega (Cantabria) como profesor de Ética
en 4º de ESO y de Psicología, Filosofía
y Pedagogía en Bachillerato, colaborando así
en el proyecto, iniciado este año, de los Sagrados
Corazones y de Ntra. Sra. De la Paz por unir los bachilleratos.
Pregunta.-
¿Cómo llegasteis a La Paz?
Goyo.- Hace 9 años. Vine de
Los Agustinos. Siempre me ha encantado la educación,
es mi vocación.
Fernando.- Yo trabajaba en el Colegio
de Puente hasta que nos quedamos sin alumnos, es decir,
me quedé en el paro. Después vi un anuncio
de que este colegio necesitaba un profesor y vine.
P.- ¿Es
para vosotros un buen colegio?
G.- Sí, hay de todo, como
en todos los sitios, pero sí. Yo creo que,
además, lo bueno de este colegio es que se
intenta cuidar a los alumnos, que ante todo sean personas.
Por eso me gusta. Es un colegio muy grande que, supongo,
es difícil de llevar pero lo hacen muy bien.
F.-Indudablemente.
P.- ¿Qué
es lo mejor del colegio para vosotros?
G.-
Los alumnos. De hecho, soy feliz en clase.
Fuera de clase no me gusta estar por los papeleos
(son aburridos) y el poder no me interesa. Creo que
lo que no sea enseñar entorpece la educación.
F.-
Yo también iba a decir los alumnos.
Y opino lo mismo respecto al papeleo.
P.- ¿Qué
consejos daríais a los alumnos para salir adelante?
G.-
Ser ellos mismos. Mi sistema es el superlativo, es
decir, hay que conocerse a sí mismo. Es más
importante la pregunta que la respuesta.
F.-
Yo, por desgracia, no me sé expresar tan bien
(soy de ciencias) así que mi consejo es de
una palabra: esfuerzo, esfuerzo y esfuerzo.
P.- ¿Vosotros
seguís ese ejemplo?
G.- Lo intento, todavía no
lo he hecho.
F.- Sí, me refiero al mío.
P.- ¿Os
considerabais "buenos chicos"?
G.- Sí, pero era muy contestón.
Tened en cuenta que he vivido en una época
donde la ideología era muy importante, nunca
me quedaba contento con lo que me decían.
F.- Sí, por eso estoy aquí.
P.- Ahora, ¿os
sentís igual que entonces?
F.- Por supuesto.
G.- No. Ahora camino por la lucidez
y la lucidez es peligrosa. ¿Qué es la
lucidez? Ver cosas que los demás no ven. ¿Por
qué es peligrosa? Porque la realidad es mucho
más bestial para mí tanto positiva como
negativamente (no sé como expresarlo).
P.- ¿Qué
planes teníais para el futuro?
G.- Dar clases, es mi vocación.
F.- Pues la mía no. Yo no
soy hombre de planes a largo plazo. Sin embargo yo
hubiera preferido trabajar en una empresa de electrónica,
que por algo lo estudié.
P.- ¿Habéis
realizado algún otro empleo aparte del actual?
¿cuáles?
G.- Sí.
Pues desde obrero, mozo de almacén, limpiar
hospitales... de todo menos camarero.
F.- Pues yo he sido profesor en
Los Agustinos, profesor en La Paz. Nada más.
P.- ¿Dónde
estudiasteis?
G.- En Salamanca.
F.- Yo en Santander.
P.- ¿Qué
hechos destacáis de vuestra vida?
G.- El amor,
sin lugar a dudas. Amo a mi compañera. El amor
es lo más irracional que hay en el mundo.
F.- Sí, en efecto es irracional
(se ríe). Bueno, yo destacaría mi matrimonio
y mis hijos.
P.- ¿Qué
hacéis en vuestro tiempo libre?
G.- Leer. Fijaos
si me gusta que incluso leo en idiomas que no entiendo,
hasta ahí mi locura por la lectura. Me encanta
sentirme vivo. Por ejemplo, cuando llueve me gusta
que el agua me de en la cara.
F.- Yo soy un papá convencional
(se ríe), es decir, estoy con mis hijos (Esther
y Fernando) todo lo que puedo.
P.- ¿Cómo
os veis a vosotros mismos?
G.- Como la
infinitésima parte de algo que se llama cosmos.
Es un instante maravilloso.
F.- (con cara de escepticismo) Yo
solamente me veo normal, uno del montón.
P.- ¿Os
consideráis buenos profesores?
G.- No, qué
va, todavía tengo que aprender mucho. He venido
a este mundo a aprender y por eso quiero transmitirlo.
Hasta los 99 no me jubilo suelo decir (se ríe).
F.- No. ¿Por qué? Porque
si tú te convences de que eres muy bueno en
algo lo vas descuidando y terminas siendo malo.
P.- ¿Qué
es lo más importante de vuestras asignaturas?
F.- En el taller
de astronomía: que te ayuda a razonar y a observar
el universo.
G.- Lo más importante de una
asignatura, sea cual sea, es querer esa asignatura.
Se consigue más mostrando amor que estando
de malas pulgas.
P.- ¿Creéis
desempeñar una función importante en
el colegio?
G.- No, yo sólo intento cumplir
una función. Muchas veces salgo frustrado porque
no he podido hacer todo lo que he querido. Para mí
la educación es como un puzle.
F.- No. Soy un mandado (se ríe).
P.- Aparte de llevar
vuestra vida actual, ¿tenéis deseos
de hacer algo más en vuestra vida? ¿Cuáles?
G.- Pues me
gustaría escribir un libro y envejecer, por
ir contracorriente.
F.- El mío es recorrer Estados
Unidos de este a oeste.

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