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Red-acción
II Época / Nº24
Marzo
2008
ENTREVISTAS / CUESTIONARIO 10
Rosa Ceballos, religiosa: "En Colombia nos cogió la guerrilla, pero fueron buenos con nosotros y nos soltaron"
Por Andrea Sánchez y Sandra Ruiz, estudiantes de secundaria del colegio La Paz de Torrelavega.

Está presente en nuestras vidas hace ya mucho tiempo, con el ejemplo y la ilusión de quien ha convertido la fe y el amor a los demás en un corazón tan grande y tan intenso, que late en el cuerpo, grande o menudo de todos quienes la rodean, animando vidas y construyendo ilusiones al calor de Dios. Esta es la historia de un corazón muy grande, de una mujer excelsa. Rosa Ceballos, religiosa de los Sagrados Corazones.

Rosa Ceballos, a la izquierda de la fotografía..

Pregunta.- ¿Quién fue la primera persona que te hizo creer en Jesús?
Respuesta.- Mis padres. Ellos eran creyentes, tampoco mucho, no se comían los santos, eran creyentes normales, pero intensos en su fe. Yo normalmente rezaba con mi madre, menos que mis hermanas, porque siempre que podía me escaqueaba, pero sin embargo el mensaje caló profundo en mí.

P.- ¿Qué te llevó a ser religiosa?
R.- El ambiente de fe que mis padres crearon en mi casa fue propicio. Comencé a ver a Jesús como un amigo que siempre estaba a mi lado, y aprendí a convivir con él.

P.- ¿Cómo ha sido todo este proceso como religiosa?
R.- Ha sido un proceso muy largo. El periodo más fuerte de mi formación llegó cuando fui profesora y descubrí con los compañeros que tenía a la persona de Jesús como algo más personal, como alguien que me cuida, sobre todo por su sensibilidad de corazón, por cómo trata a la gente.

P.- ¿Qué te gustaba de Él?
R.- Me gustaba cómo ayudaba a los que se sentían mal y cómo luego me ayudó en mi fe.

P.- ¿Hay muchas personas que te han ayudado en tu fe?
R.- Un profesor amigo mío me despertó mucho a la profundidad de Jesús de Nazaret, gracias a él le descubrí todavía mejor. Mi comunidad de los Sagrados Corazones me ayudó mucho y también mis alumnos.

P.- ¿Quién cree que tiene más fe en Jesús, las personas ricas o las pobres?
R.- En general hay un problema y lo dice el evangelio, la riqueza nos ciega.

P.- Entonces, ¿a quién hace falta adoctrinar más?
R.- Tal vez a los países ricos, pero también conozco a gente rica que es muy buena persona y ayuda a los demás.

P.- Nos han comentado que estuviste de misionera en Colombia, ¿qué encontraste por ahí?
R.- Más que de misionera, me estuvieron ellos enseñando. Me encontré con algo impresionante, entré en contacto con el mundo de la guerrilla y de la droga, con el sufrimiento y la esperanza de la gente. Aprendí a vivir con lo mínimo, con un trozo de pan como comida diaria.

P.- ¿Qué fue lo que más te impresionó?
R.- Lo que más me impresionó fue el hambre de los niños. Y sobre todo su visión de la familia, y los roles de los padres. Rechazaban al padre, al "papá" porque era violento, los niños querían a la "mamá", que es la madre, y a la "mamita", que es la abuela. Los hombres bebían, eran muy machistas. Entregados a sus pasiones primarias, se despreocupaban de las familias, ése era el problema raíz.

P.- ¿Qué cosas ocurrían por allí?
R.- Fue terrible conocer la frialdad y la falta de valores de los sicarios. Eran conocidos como "tiro fijo", gente de buena puntería que por dinero mataba. Me impresionó, por otra parte, cuando conocí a una niña de 17 años que había huido de la guerrilla. Me la encontré en la parroquia. En nuestras conversaciones me contó cómo era su vida, huyendo de la guerrilla y de aquella gente. Ella tenía un novio del que se había enamorado, y entonces se metió en los cárteles de la droga. Mataron al novio y ella intentó escapar. Estaba escondida porque si la encontraban la podían matar. Pero Colombia no es sólo eso, también hay gente muy buena.

P.- ¿Aprendiste mucho de aquello?
R.- Me ayudó mucho aquello. Hoy todavía tengo amigos. Yo iba con una compañera y nos cogió la guerrilla, pero fueron buenos con nosotros, nos retuvieron con más gente y nos soltaron a las tres horas más o menos.

P.- ¿Cuánto tiempo estuviste en Colombia?
R.- Estuve cuatro años.

P.- ¿Volverías o preferirías quedarte en la enseñanza?
R.- Volví a España y me dijeron que por qué no me quedaba, y entonces decidí quedarme aquí, porque lo jóvenes tenéis mucha riqueza, mucha más de la que vemos.

P.- ¿Qué diferencias encuentras entre los alumnos de ahora y los de hace 30 años?
R.- Que antes estaban menos despajareados. Significa que ahora los alumnos tienen muchas cosas que les entretienen, como la televisión, pero como personas sois iguales.
Antes, los ámbitos de la familia y el colegio estaban muy unidos, entonces nos entendíamos muy bien con los padres. Entonces no había zona de vinos, los fines de semana nos íbamos de convivencias. Y luego quizá antes estudiaban más, pero no sois peores.

P.- ¿Cómo decidiste dejar de llevar el hábito?
R.- El hábito lo llevé muy poco tiempo. "El hábito no hace al monje", el hábito lo dejé muy pronto porque me producía alergia.

P.- ¿Has pensando alguna vez en dejar de ser religiosa?
R.- No. Tienes altos y bajos, épocas de cansancio, pero dejarlo no porque la persona de Jesús es como un amigo, me enfado con Él, pero es un buen compañero.

P.- ¿Alguna vez has sentido algún milagro de Dios?
R.- Yo diría la experiencia de Dios. Para mí el gran milagro es que sin tocarle siento que me habita.

P.- ¿Siempre te ha demostrado que se encuentra a tu lado?
R.- No. Soy un poco como los personajes del Antiguo Testamento, que se enfadan diciéndole pero, "¡donde estás Señor!". Pero es un buen amigo.

 


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