Está presente en
nuestras vidas hace ya mucho tiempo, con el ejemplo
y la ilusión de quien ha convertido la fe y
el amor a los demás en un corazón tan
grande y tan intenso, que late en el cuerpo, grande
o menudo de todos quienes la rodean, animando vidas
y construyendo ilusiones al calor de Dios. Esta es
la historia de un corazón muy grande, de una
mujer excelsa. Rosa Ceballos, religiosa de los Sagrados
Corazones.
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Rosa Ceballos,
a la izquierda de la fotografía.. |
Pregunta.-
¿Quién fue la primera persona que te
hizo creer en Jesús?
Respuesta.- Mis padres. Ellos eran
creyentes, tampoco mucho, no se comían los
santos, eran creyentes normales, pero intensos en
su fe. Yo normalmente rezaba con mi madre, menos que
mis hermanas, porque siempre que podía me escaqueaba,
pero sin embargo el mensaje caló profundo en
mí.
P.- ¿Qué
te llevó a ser religiosa?
R.- El ambiente de fe que mis padres
crearon en mi casa fue propicio. Comencé a
ver a Jesús como un amigo que siempre estaba
a mi lado, y aprendí a convivir con él.
P.- ¿Cómo
ha sido todo este proceso como religiosa?
R.- Ha sido un proceso muy largo.
El periodo más fuerte de mi formación
llegó cuando fui profesora y descubrí
con los compañeros que tenía a la persona
de Jesús como algo más personal, como
alguien que me cuida, sobre todo por su sensibilidad
de corazón, por cómo trata a la gente.
P.- ¿Qué
te gustaba de Él?
R.- Me gustaba cómo ayudaba
a los que se sentían mal y cómo luego
me ayudó en mi fe.
P.- ¿Hay
muchas personas que te han ayudado en tu fe?
R.- Un profesor amigo mío
me despertó mucho a la profundidad de Jesús
de Nazaret, gracias a él le descubrí
todavía mejor. Mi comunidad de los Sagrados
Corazones me ayudó mucho y también mis
alumnos.
P.- ¿Quién
cree que tiene más fe en Jesús, las
personas ricas o las pobres?
R.- En general hay un problema y
lo dice el evangelio, la riqueza nos ciega.
P.- Entonces, ¿a
quién hace falta adoctrinar más?
R.- Tal vez a los países ricos,
pero también conozco a gente rica que es muy
buena persona y ayuda a los demás.
P.- Nos han comentado
que estuviste de misionera en Colombia, ¿qué
encontraste por ahí?
R.- Más que de misionera,
me estuvieron ellos enseñando. Me encontré
con algo impresionante, entré en contacto con
el mundo de la guerrilla y de la droga, con el sufrimiento
y la esperanza de la gente. Aprendí a vivir
con lo mínimo, con un trozo de pan como comida
diaria.
P.- ¿Qué
fue lo que más te impresionó?
R.- Lo que más me impresionó
fue el hambre de los niños. Y sobre todo su
visión de la familia, y los roles de los padres.
Rechazaban al padre, al "papá" porque
era violento, los niños querían a la
"mamá", que es la madre, y a la "mamita",
que es la abuela. Los hombres bebían, eran
muy machistas. Entregados a sus pasiones primarias,
se despreocupaban de las familias, ése era
el problema raíz.
P.- ¿Qué
cosas ocurrían por allí?
R.- Fue terrible conocer la frialdad
y la falta de valores de los sicarios. Eran conocidos
como "tiro fijo", gente de buena puntería
que por dinero mataba. Me impresionó, por otra
parte, cuando conocí a una niña de 17
años que había huido de la guerrilla.
Me la encontré en la parroquia. En nuestras
conversaciones me contó cómo era su
vida, huyendo de la guerrilla y de aquella gente.
Ella tenía un novio del que se había
enamorado, y entonces se metió en los cárteles
de la droga. Mataron al novio y ella intentó
escapar. Estaba escondida porque si la encontraban
la podían matar. Pero Colombia no es sólo
eso, también hay gente muy buena.
P.- ¿Aprendiste
mucho de aquello?
R.- Me ayudó mucho aquello.
Hoy todavía tengo amigos. Yo iba con una compañera
y nos cogió la guerrilla, pero fueron buenos
con nosotros, nos retuvieron con más gente
y nos soltaron a las tres horas más o menos.
P.- ¿Cuánto
tiempo estuviste en Colombia?
R.- Estuve cuatro años.
P.- ¿Volverías
o preferirías quedarte en la enseñanza?
R.- Volví a España
y me dijeron que por qué no me quedaba, y entonces
decidí quedarme aquí, porque lo jóvenes
tenéis mucha riqueza, mucha más de la
que vemos.
P.- ¿Qué
diferencias encuentras entre los alumnos de ahora
y los de hace 30 años?
R.- Que antes estaban menos despajareados.
Significa que ahora los alumnos tienen muchas cosas
que les entretienen, como la televisión, pero
como personas sois iguales.
Antes, los ámbitos de la familia y el colegio
estaban muy unidos, entonces nos entendíamos
muy bien con los padres. Entonces no había
zona de vinos, los fines de semana nos íbamos
de convivencias. Y luego quizá antes estudiaban
más, pero no sois peores.
P.- ¿Cómo
decidiste dejar de llevar el hábito?
R.- El hábito lo llevé
muy poco tiempo. "El hábito no hace al
monje", el hábito lo dejé muy pronto
porque me producía alergia.
P.- ¿Has
pensando alguna vez en dejar de ser religiosa?
R.- No. Tienes altos y bajos, épocas
de cansancio, pero dejarlo no porque la persona de
Jesús es como un amigo, me enfado con Él,
pero es un buen compañero.
P.- ¿Alguna
vez has sentido algún milagro de Dios?
R.- Yo diría la experiencia
de Dios. Para mí el gran milagro es que sin
tocarle siento que me habita.
P.- ¿Siempre
te ha demostrado que se encuentra a tu lado?
R.- No. Soy un poco como los personajes
del Antiguo Testamento, que se enfadan diciéndole
pero, "¡donde estás Señor!".
Pero es un buen amigo.

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