'Yo fui
un niño soldado' es una historia real y profundamente
conmovedora; se trata no sólo de la voz de
Lucien Badjoko, sino la de todos los niños
soldados del mundo.
Título:
'Yo fui un niño soldado'
Autor: Lucien
Badjoko
Editorial:
Entrelibros
Año:
2006
Páginas:
169
Género:
Biográfico / historia
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Lucien con 12 años fue un niño que no
pudo elegir su destino y se vio arrastrado a un futuro
equivocado. Vivía con su familia y llevaba
una vida normal, pero no era lo que quería,
él deseaba luchar por defender su país;
entonces, sin permiso de sus padres, decidió
alistarse en las milicias de Leurent Desiré
Kabila, para derrotar la dictadura de Mobutu y libertar
el Congo, junto con otros miles de niños.
Al llegar, en el campamento de adiestramiento
fueron muy mal tratados por los militares, obligados
a dormir en el suelo frío y bajo palizas. Después
de varios días siguiendo la misma rutina se
despertaban a base de silbatos y bofetones, comían
una comida horrible y después cerraban un círculo
sobre ellos y los azotaban. Muchos niños murieron,
pues no aguantaron las palizas. Lucien se preguntaba
por qué les pegaban y, de tanto reflexionar,
llegó a una conclusión: comprendió
que les trataban así para probar su fuerza
pues los que desistían eran apenas fracasados,
no amaban a su país y además se entregarían
en manos enemigas muy fácilmente.
Después de varios días
de dolor, los militares les dijeron que estaban listos
para libertar al país, pues ya podían
considerarse militares. Lucien en este momento se
sintió orgulloso de sí mismo, pues había
logrado pasar el test. De miles de niños sólo
habían aprobado ochocientos, los demás
murieron.
Lucien sentía que las cosas habían mejorado;
ya no les trataban como antes, los militares les estaban
enseñando a manejar las armas. Así empezaban
su rutina se levantaban a las 4:00 horas y desayunaban;
a las 5:00 daban dos vueltas en el monte Lemeró;
a las 7:00 quince minutos de descanso; a las 7:15
empezaban los ejercicios físicos para fortalecer
los músculos hasta las 12:30 y descansaban
hasta las 14:30, y volvían a hacer ejercicios;
a las 18:15 segunda comida a las 19:00 momento de
las charlas morales su momento favorito a las 19:30
rezaban, a las 20.00 cada recluta debía exponer
sus dificultades a fin de que pudiesen resolverlas
y a las 20:30 todos se acostaban, y así varios
meses.
Hasta que un día el comandante les dijo que
había llegado el momento porque iban a enfrentarse
con sus enemigos, pero de ochocientos, treinta tenían
que quedarse en el campamento y Lucien era uno de
ellos. Lucien se quedó muy decepcionado porque
de los ochocientos él era uno de los que más
quería combatir para libertar a su país,
pero se quedó callado porque una orden era
una orden.
Al día siguiente le convirtieron
en comandante por demostrar un mayor interés
por su país y así se dio cuenta de por
qué le habían dejado en el campamento,
se habían acabado los ejercicios y las palizas,
ahora era él el que zurraba a los reclutas.
Un tiempo después les mandaron a un nuevo campamento
donde les distribuyeron en apartamentos, la vida les
iban mejorando, hasta que un día otro comandante
les dijo que necesitaba hombres para lanzar un ataque
final. Al día siguiente se reunieron en una
tropa y uno de los jefes preguntó a Lucien
si estaba preparado para ordenar al frente, le contestó
que sí. Su primera batalla y como jefe del
frente, para él no podía ser mejor.
Iban a combatir en la tercera mayor ciudad del país,
Kisangani. Y han logrado vencer pero todavía
les quedaba conquistar la capital.
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Lucien en su etapa de niño soldado.
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Lucien, como era un buen soldado,
le nombraron comandante de sesión en la barrera
de seguridad del Instituto Superior Pedagógico,
que significaba que nadie podía entrar o salir
de allí sin su autorización. Las reglas
eran sencillas, cuando llegaba un coche debía
apagar los faros para no deslumbrarle, luego los pasajeros
debían identificarse enseñándole
sus papeles. Pero un día vino uno de los jefes
de la alianza Masasu Nindaga y tenía mucha
prisa; Lucien estaba dispuesto a cumplir las normas
e hizo que el conductor apagase el faro y le enseñase
sus papeles. El compañero de Lucien le dijo
que estaba loco y que les iban a meter en el calabozo,
por lo que le hizo esperar a Masasu.
Una semana después Masasu mandó llamar
a Lucien y a su amigo. Lucien se quedó con
miedo pues pensaba que les iban a meter en el calabozo,
pero fue todo al revés: les contrataron a los
dos para trabajar en la barrera de seguridad, pero
la de su casa, porque al ver todo el cuidado que tenían
con la barrera le pareció ser de su confianza.
Con el tiempo Lucien se hizo amigo
de Masasu Nindaga. Para él Masasu era su segundo
Dios porque le admiraba mucho, y también se
sentía muy a gusto en su casa pues le dejaba
bañarse en la piscina y comer en la mesa junto
a su familia.
Lucien junto a su comandante y el resto de la tropa
fueron conquistando las ciudades Kensanga, Kamina
Mbuji-Mayi y muchas otras hasta que llegó el
día de conquistar la capital. Cuando llegaron
ya era de noche y allá brillaba la capital
Kinshasa, la que consideraría definitivamente
el triunfo de libertar el Congo, y lo han logrado,
fue un poco difícil pero lucharon con todas
sus fuerzas.
Las personas de aquella ciudad eran de muy mala educación,
pues estaban acostumbradas a las malas normas de Mobotu,
pero los niños soldados estaban allí
para eso, enseñar a aquellos maleducados cómo
portarse bien.
Las cosas iban muy bien pues al derrotar a los soldados
de Mobotu pudieron quedarse con sus mansiones, Lucien
pidió permiso a Masasu para que le dejase estudiar
y su petición se concedió, pues Masasu
le admiraba mucho.
Lucien seguía su rutina,
iba al instituto trabajaba y siempre al lado de su
comandante.
Un día Lucien estaba en el instituto y llegaron
unos militares. Venían a por Lucien pues se
decía que su comandante Masasu tenían
un plan para robar al Estado, Lucien se quedó
muy sorprendido con lo que le decían pues no
acreditaba que su comandante sería capaz de
tal cosa. Y allí acabó su vida de militar,
ahora ya era una persona normal pues les echaron no
sólo a Lucien sino a todos los niños
soldado de Masasu.
Después de eso pocos soldados consiguieron
llevar la vida a cabo y Lucien es uno de esos pocos
pues ha terminado el bachillerato y hoy está
en el segundo año de la Facultad de Derecho.

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