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Red-acción
II Época / Nº41
Junio
2010
ENTREVISTAS / CUESTIONARIO 10
Cristóbal San Miguel, ganador de un récord Guinness

Por Cintia Varela, Laura Trápaga, Carolina Gutiérrez y Sara Calle, alumnas de 1º de Bachilerato del colegio Nuestra Señora de la Paz de Torrelavega.

El libro 'Guinness World Records' es un libro en el que se recopilan anualmente, como su propio nombre indica, los records mundiales. El libro mismo tiene un récord, como la serie con derechos de autor más vendida a lo largo de la historia. Entrevistamos a Cristóbal San Miguel Lobo, quien participó en una proeza incluida en este libro.

Grupo de jóvenes rumanos que ha conseguido superar de nuevo el récord.

El libro 'Guinness World Records' se divide en ocho categorías: Seres Humanos, Música y Arte, Curiosidades, Política y Sociedad, Naturaleza, Proezas de la Ingeniería, Ciencia y Tecnología, Geografía y Deportes. Esta última es la categoría que cuenta con más records, y de la que vamos a hablar en esta entrevista. Cristóbal San Miguel Lobo es un jugador de baloncesto que, junto a más personas, logró un Récord Guiness mundial de los días 15 al 16 de agosto de 1995, jugando el partido de baloncesto más largo de la historia.

Pregunta.- Sabemos que hicieron un récord Guinness por jugar el partido de baloncesto más largo de la historia. ¿Cuánto duró?
Respuesta.- El partido duró 30 horas y 27 minutos.

P.- ¿En qué equipo jugaba?
R.- En realidad, no se trataba de equipos federados, piensa que en agosto las plantillas están en plena pretemporada. Por tanto, se crearon dos equipos ex profeso: yo formé parte del equipo 'Ayuntamiento de Torrelavega'.

P.-Para jugar un partido necesitarían un contrincante. ¿Quién fue?, ¿quién ganó?
R.-El otro equipo creado para la ocasión fue 'Deportes Olimpia'. Evidentemente, ganamos nosotros.

P.-¿A quién se le ocurrió la idea y cómo la llevaron a la práctica?
R.-La idea surgió en una terraza en el verano anterior. Nacho Alonso, Javi Álvarez, Raúl Ortiz y yo estábamos charlando -como tantas otras veces- de baloncesto; teníamos referencias de que existía un récord de ese tipo. Bromeábamos sobre el tema, pero al poco tiempo Raúl Ortiz empezó a informarse con más rigor y a pensar en conocidos de La Llama para las dos plantillas. Y en pocos meses la idea empezó a desarrollarse.

P.-Teniendo en cuenta que es muchísimo tiempo, ¿tenían claro que iban a lograrlo o no estaban muy seguros?
R.-¡Desde luego que teníamos claro que íbamos a tener éxito! Imagínate, en aquellos veranos, tras acabar COU y tras los primeros cursos en la universidad, jugábamos en las pistas de La Llama desde las cuatro de la tarde hasta medianoche.

P.-Durante el partido, ¿pensaron en algún momento en dejarlo?
R.-Si bien nunca pensamos en abandonar, un jugador tuvo que dejar el partido a primeras horas de la madrugada por problemas estomacales. Otro jugador tuvo que tomar varias infusiones de manzanilla. Pero nada grave realmente.

P.-¿Se prepararon previamente?
R.-Sí, y era necesario. Como dije antes, Raúl Ortiz empezó a organizarlo todo. Entre otras cosas consiguió que nos dejaran horas en el pabellón 'Vicente Trueba' en las semanas previas y planificó sesiones con los veinticuatro jugadores: partidos de dos horas, de cuatro, de ocho...; partidos durante el día, durante la madrugada.

P.- ¿Cómo estuvo dividido el tiempo del partido?
R.- Este aspecto venía dado por la organización del Libro Guinness. El partido tenía que estar dividido en tiempos de veinte minutos (en aquellos años los partidos de baloncesto del ámbito FIBA se jugaban en dos tiempos de veinte minutos precisamente), tras los cuales se daban cinco minutos de descanso. No obstante, nos permitieron jugar periodos de dos horas y tener descansos de veinte minutos; así, podíamos ir a los vestuarios, ducharnos y cambiarnos de equipación.

P.-En el partido, ¿estaban más pendientes de hacer tiempo para acabarle y conseguir el récord o de ganar como en un partido normal?
R.-Como estábamos tan convencidos de que íbamos a lograrlo, hubo momentos del partido en que los dos equipos estábamos francamente pendientes de ganarlo. Por tal motivo, de madrugada -cuando las horas parecían transcurrir más despacio- teníamos 'prohibido' correr contraataques o defender con bastante intensidad, aunque entre los jugadores de La Llama en aquellos años la defensa no era algo frecuente.

P.-¿Fue gente a verlos o fue un partido sin público?
R.-Sí fue gente, más de la que esperábamos. Los días previos se pincharon cuñas publicitarias en las emisoras de radio locales, pusimos carteles por la ciudad. Además, el partido empezó el día que comenzaban las fiestas patronales. Como el 'Vicente Trueba' está donde se ubican las atracciones de feria, mucha gente entraba. Tras los fuegos artificiales, cerca de quinientas personas estaban en las gradas, nos aplaudían las canastas y nos animaban todo el tiempo. Recuerdo incluso que amigos de un jugador llevaron cartulinas con las letras de su nombre. El ambiente era muy bueno.

P.-¿El público aguantó bien todas esas horas?
R.-Evidentemente, no. El público no estuvo todo el tiempo, ¡sería una locura! Yo recuerdo a mis padres en bastantes momentos, porque ya estaban jubilados, y a mis hermanos cuando sus trabajos se lo permitían.

P.-¿Qué sintieron cuando terminaron el partido?
R.-Yo, satisfacción, alegría, orgullo, sueño y dolor en los tobillos. Imagino que los otros veintitrés jugadores tuvieron las mismas sensaciones, aunque no sé si en ese orden. Cuando superamos la marca anterior el partido se detuvo unos instantes, nos abrazábamos y sonreíamos. Y seguimos jugando un poco más.

P.-¿Cuánto tiempo le sacaron al anterior récord al partido de baloncesto más largo?
R.-Creo recordar que superamos la marca anterior en cuatro horas.

P.-A día de hoy otros han superado su récord, ¿qué sensación le produce?
R.-Efectivamente, ya está superado. Me alegra pensar que en otro lugar del planeta otros cuatro amantes del baloncesto han conseguido reunir dos equipos de buena gente y, siguiendo la máxima olímpica, nos han superado.

P.- ¿Sigue jugando al baloncesto?
R.- Bueno, a veces pienso que afirmar que "yo juego al baloncesto" es un eufemismo. Pero sí, sigo jugando. Ahora me divierto mucho en los recreos echando 'veintiunos' con los alumnos. Cuando tenga cincuenta años seguiré tirando a canasta. Es casi imposible que deje de practicar este deporte, me aficioné de la mejor manera posible: viendo por la tele a Fernando Martín, Iturriaga, Epi, Corbalán, Sabonis, Petrovic, Tarakanov, Kurtinaitis, Larry Bird o Julius Erving; y en vivo, a históricos de aquí, como Leto Revuelta, Chus Cruz, Tilio, Mikel Rojo o Toño de Miguel.

P.-¿Nunca han pensado en reunirse para volver a superar el récord?
R.-No hemos hablado del tema. Me gusta ver las imágenes que grabó mi hermana, y las que emitieron por Televisión Española en el informativo regional. Pero no atrae la idea. Las inquietudes ahora ya no son las mismas.

P.-Para poder entrar en el libro Guinness, ¿basta con hacer el récord o hay que hacer algún otro procedimiento?
R.-Hay que ponerse en contacto con la organización del libro Guinness y ellos darán las condiciones para la realización del récord.




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