Aunque ya era un postre
introducido en la cultura de nuestra ciudad, hay quien
dice que sería en los primeros años
de la posguerra cuando Manuel Ruiz Zorrilla trajo
de Madrid la receta de la tarta Mil Hojas, auténtico
deleite culinario que la pastelería de Cortavitarte,
la que se encontraba en José María Pereda,
junto a Cuatro Caminos, comenzó a popularizar.
En todo caso, antes y después de ese hecho,
grandes maestros habían ya puesto en boca de
todos, no sólo el placer de los dulces de Torrelavega,
sino la leyenda de su arte.
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Los reporteros
de La Paz junto al equipo de Santos. |
Uno de esos maestros fue, sin duda,
Lin Blanco Merino, tan grande como para enseñar
a otro mito, el ya fallecido Luis Santos Fernández,
padre de quien hoy quizá más internacionalmente,
aunque no sólo él, representa el nombre
de nuestros postres. Luis Santos, fallecido el 17
de julio de 2006, empleó gran parte de su vida
en la elaboración de exquisitos hojaldres y
otras piezas de repostería, desde que en 1953
dejara de ser aprendiz en el obrador de Ángel
Blanco y se independizara en un modesto bajo de la
calle Consolación, hoy convertido en templo
de los gourmets de toda España, y que en estos
años ha sido visitado por princesas, infantas,
magnates y gentes de toda condición y lugar.
Luis Santos procedía de la vecina Burgos, de
la que llegó a nuestra ciudad con tan sólo
20 años. Con Blanco aprendería todos
los secretos necesarios para que los chocolates, el
cabello de ángel, las frutas confitadas y el
hojaldre por supuesto, quedaran en su punto óptimo.
Fue ese mismo Luis Santos el que, junto a otros maestros
de la ciudad, creaba en el año 2000 'La Cofradía
del Hojaldre', organización de artesanos que
intenta promocionar y defender con otros productos
artesanales su magnífico sabor y su inmejorable
calidad.
Junto a la tradición, el taller de Santos siempre
se caracterizó por la búsqueda de una
cierta innovación. De ahí la creación
de las famosas 'polkas', unas tiras rectangulares
hechas a base de hojaldre con una capa de glasa real
por encima que convierte a estos dulces en una de
las señas de identidad de la ciudad, y regalo
por excelencia de los reporteros de la Séptima,
que con motivo de la Eurocopa entregaron una caja
de estos postres al seleccionador nacional Luis Aragonés.
Asimismo, esta pastelería destaca por otros
productos como por ejemplo la tarta de hojaldre formada
por varias capas superpuestas de hojaldre y mantequilla
con almendra picada por encima; los 'almendrados'
o los lazos, todos ellos capaces de deleitar cualquier
paladar.
Desde 1982, la segunda generación de Luis Santos
mantiene la tradición. Este segundo artesano
comenzó su aprendizaje en el obrador paterno
con tan solo catorce años, al tiempo que su
hermana Emilia Santos, que en la actualidad también
regenta una afamada pastelería en la ciudad.
Para conocer mejor esta historia y el futuro que aun
atesora, hemos charlado en su obrador con el maestro
Luis Santos (II), que amablemente nos ha recibido,
en medio del particular aroma, que desde su local,
llena el aire del centro de la ciudad.
Pregunta.-
Sabemos que su trabajo nace en una tradición
familiar, ¿Cómo fueron los comienzos
de su familia en este mundo?
Respuesta.-
Mi padre comenzó con Ángel Blanco en
el año 1923 y se fue por su cuenta en el año
1953 donde empieza el negocio familiar. Yo empecé
en el año 1964, así que llevo en esto
44 años.
P.-¿Cuándo
decidió introducirse en este mundo?
R.-Precisamente como era mal estudiante,
me introdujo mi padre con 14 años, porque tenía
que hacer algo, si no estudiaba tenía que trabajar.
Al principio no me gustaba hacer nada, salvo jugar
al futbol como a todos, y nada, desde el año
1964 estoy aquí.
P.-¿Qué
es para usted un artesano?
R.-Para mí un artesano es
un profesional que mantiene una tradición de
cualquier oficio que le hayan enseñado.
P.-¿Por
qué Torrelavega ha desarrollado un gremio de
artesanos confiteros de tanta calidad?
R.-Por lo mismo, los profesionales
que se han dedicado a ello, lo han hecho con mucho
cuidado. Yo el único maestro que he tenido
ha sido mi padre, todo lo que he aprendido fue gracias
a él, nunca he ido a ningún sitio, ni
cursillos ni nada salvo a alguna demostración.
P.-¿Cuántos
sueños se han cocido en su horno?
R.- Pues muchos, porque en toda mi
vida siempre he trabajado aquí, en estos 85
metros cuadrados, y el horno ha sido testigo de todos
y cada uno de mis sueños, como cuando me casé
o cuando tuve mis hijos.
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Una operaria
elaborando polkas. |
P.-¿A
cuántas personas famosas le ha permitido conocer
su profesión?
R.- Bueno, pues a unas cuantas. Ahora
mismo que me venga a la memoria, he conocido al Príncipe
de Asturias; al jefe de la Casa Real, Sabino Fernández,
y a la infanta Elena junto a su hijo Froilán,
que ha estado sentado aquí donde estamos nosotros.
P.-En
una ciudad como esta, ¿cuál es la influencia
y la responsabilidad colectiva de industriales como
usted en la comunidad?
R.-Hombre algo hemos hecho, hemos
influenciado. Sé que si hay un buen nivel de
confitería en esta ciudad sería por
los que nos antecedieron a nosotros y por los que
estamos dando el callo ahora. Seguimos la tradición
y tuvimos unos buenos maestros.
P.-¿Margarina
o mantequilla?
R.-Mantequilla. Mi padre estuvo sesenta
y tantos años en el oficio y no llegó
a conocer la margarina y yo llevo 44 y tampoco.
P.-Por
lo que comenta la gente, sus hojaldres son de lo mejorcito
de España, ¿Por qué no decidió
ampliar el negocio por Cantabria y España?
R.-La verdad es que me lo han dicho
muchas veces. Pero yo siempre pensé que para
un negocio como el que yo tengo lo importante es poder
controlar a mis artesanos. Si yo me he preparado en
una confitería para ser artesano y profesional
y me dedico a poner un negocio allí otro aquí…
No podría controlarlas a mi gusto.
P.-¿Cuál
es el secreto para que te salgan unos buenos pasteles?
R.- No hay ningún secreto.
El secreto es saber lo que tienes que hacer en cada
momento y poner en práctica todo lo que sabes.
El resultado, unos buenos papeles.
P.-¿Ha
ganado alguna competición entre confiteros?
R.- No, jamás me he presentado
a ninguna competición. Nunca. No creo en los
concursos. Respecto a eso siempre he sido un poco
raro. Me limito a hacer lo que sé hacer que
creo que lo hago bien. Alguna vez he visto alguna
o veo trabajos de otros compañeros, pero competir
no es lo mío. Lo mío es que la gente
esté satisfecha, por lo tanto yo estaré
feliz y todos contentos.
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Las famosas
Polkas de Santos. |
P.-Buscando
información sobre usted, hemos visto muchas
cosas relacionadas con las Polkas, ¿nos podría
decir qué son y cuál es su receta?
R.-Las Polkas son el pastel con el
que tenemos mayor reconocimiento en Torrelavega, como
el pastel típico de aquí. Es una masa
de hojaldre con una capa de azúcar por encima
y cocido al horno. Es muy sencillo. Su receta se basa
en el hojaldre.
P.-¿Cuál
es su pastel favorito?
R.-Partiendo de que no soy goloso,
cualquiera que lleve un fruto seco: Almendras, avellanas…
Que no sea muy dulce.
P.-¿Qué
les podemos contar a los padres que compran a sus
hijos bollería industrial?, ¿qué
diferencias hay con la repostería de su establecimiento?,
¿esto podría influir en la obesidad
infantil?
R.-La bollería industrial
se diferencia de lo que hacemos nosotros en las materias
primas, sobre todo aditivos, conservantes, colorantes…
Todo eso en la confitería industrial son añadidos
que no son buenos. Esto lo que hace es influir mucho
en la obesidad, y ahí vienen los problemas.
La diferencia está en que nosotros vendemos
las cosas de un día para otro y en la bollería
industrial al tardar más tiempo tienes que
hacer sacrificios añadiéndole todo tipo
de cosas artificiales para su mejor conservación.
P.-¿Cree
que el legado de los Santos durará muchos años
más?
R.-No sé si durara muchos
años, pero ya de entrada mi hijo se ha incorporado
al oficio ya hace 9 años (ahora tiene 31, pues
empezó con los 22). Este, a diferencia de mi,
era buen estudiante y aún así quiso
iniciarse con esto porque le parecía bien ganarse
la vida de esta manera. Una generación más
aguanta. Dentro de 30 años si estamos aquí
volvemos a hablar.
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