Ser veterano de una guerra
mundial puede ser para unos un privilegio y para otros
una deshonra del pasado. Una guerra sin sentido, como
la mayoría de ellas, que puede marcar tu vida
por decisión propia o por simple obligación
como al protagonista de nuestra entrevista, Arturo
Pérez, un veterano americano de la Segunda
Guerra Mundial, que actualmente vive con su familia
en México. Decisiones que ocasionan numerosas
victimas inocentes.
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Arturo Pérez
con el uniforme americano. |
Sobrevivir a una guerra teniendo
en cuenta su dureza, podría tomarse como un
milagro. Acercarse al relato de un veterano de guerra
norteamericano es acercarse a un relato sincero y
emotivo de un episodio que marcó la historia
del mundo entero.
Pregunta.-
¿En qué territorio
y de qué forma participó en esta guerra?
Respuesta.-
En mayo del año 1944
cumplí 18 años de edad. En ese momento
los Estados Unidos de Norteamérica estaban
en guerra contra Alemania, Japón e Italia,
y yo siendo ciudadano norteamericano, nacido en Texas,
tuve que alistarme en el ejército norteamericano
por ley. Después de un entrenamiento corto
en la infantería, me mandaron a las Islas Filipinas.
Primeramente embarcamos en un buque en San Francisco,
California, con destino a la isla de Guadalcanal.
De Guadalcanal nos unimos a un convoy de barcos y
nos dirigimos a las Islas Filipinas, desembarcando
en Manila en abril de 1945. Los japoneses habían
conquistado las Islas Filipinas al inicio de la guerra,
en 1942. El general MacArthur, comandante en jefe
de las tropas americanas en el Pacifico, abandonó
las islas Filipinas diciendo "I shall return"
("regresaré"). Las tropas americanas
estaban en el proceso de la reconquista de las Filipinas
cuando yo desembarqué en Manila. Participé
en la derrota del ejército japonés en
las Islas Filipinas, como miembro de la infantería
del ejército norteamericano.
P.-
¿Qué hecho o suceso
le marcó más?
R.- El
suceso que marcó más mi estancia en
el ejército Norteamericano fue cuando nos reunieron,
estando yo en ese entonces en las Islas Filipinas,
para anunciar el uso de una nueva bomba que fue lanzada
en Hiroshima, Japón, y la inminente terminación
de la guerra. Esta fue la bomba atómica, que
se usó por segunda ocasión en Nagasaki
y causó la derrota y rendición de los
japoneses.
P.-¿En
ningún momento temió por su vida? ¿Pasó
miedo?
R.-A los 18 años uno no piensa
que algo le pueda pasar. Nunca dudé de que
sobreviviría. Miedo, pues algo sentí,
pero no influyó en mis actividades.
P.-¿Qué
intereses cree que persiguen los líderes mundiales
para decidir atacar otros territorios?
R.- El poder, para algunas personas,
es lo que les hace actuar; como lo hizo Adolfo Hitler
en la Segunda Guerra Mundial, creando una sensación
entre los alemanes de superioridad, que se creían
una raza única. En el caso de Hitler estaba
además trastornado. Odiaba a los judíos
e hizo un intento de eliminarlos provocando el llamado
Holocausto. Armó un ejercito muy poderoso que
conquistó casi toda Europa, antes de ser derrotado.
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Los marines
americanos en Guadalcanal. |
P.-¿Es
difícil formar parte de un contingente destinado
a una misión en el extranjero? ¿Cómo
se elige a los soldados?
R.- En mi caso fue obligatorio el
registrarse para el servicio militar al cumplir 18
años. Mi país, los Estados Unidos de
Norte América, estaba en ese entonces en la
Segunda Guerra Mundial. Todo el país estaba
dedicado de una manera u otra a formar una potencia
militar para derrotar a nuestros enemigos. Los que
no estaban como militares, formaban parte de la industria
que manufacturaba armas y municiones para el ejército.
No es difícil formar parte de un contingente
que supuestamente esta defendiendo tu patria. La mayoría
pensábamos que era nuestro deber servir a la
patria. Nosotros estábamos seguros que nuestra
causa era justa y que el enemigo era el malo. Hay
cierto lavado de cerebro en esto.
P.-Piensa
que puede haber una tercera guerra mundial que marque
la historia del nuevo siglo?
R.-Sí, pienso que puede suceder
una tercera guerra mundial. En estos momentos el mundo
esta intranquilo con Irak, la inestabilidad del Medio
Oriente y la presencia de los terroristas musulmanes.
Todo esto puede agrandarse y causar una tercera guerra
mundial. Con las armas modernas pueden provocarse
muchas perdidas humanas. Lo mejor es evitar que los
conflictos lleguen a mayores.
P.-¿Cómo
era la vida de un soldado en territorio de batalla?
¿Se extraña a su familia?
R.-En tiempo de guerra la vida en
territorio extranjero es realmente muy difícil.
En mi caso estábamos liberando a los filipinos
de la invasión japonesa, así que fuimos
recibidos por ellos con los brazos abiertos. En el
frente de batalla, dormíamos en pozos que excavábamos:
dos soldados en cada pozo, se tomaban turnos para
dormir, habiendo por lo menos uno despierto en todo
momento. Si llovía, y a veces llovía
bastante, se inundaba el pozo y realmente la pasábamos
mal. En estas situaciones siempre se piensa en la
familia, se extraña mucho y siempre está
uno en espera de noticias de casa. Recibíamos
cartas constantemente.
P.-Y
la comunicación con los habitantes, ¿era
cordial? ¿los diferentes idiomas no impedían
entenderos?
R.-No tuvimos mucho contacto con
los habitantes locales, pero lo poco que los tratamos
la comunicación no era difícil, ellos
hablan un poco de español e ingles así
que nos hacíamos entender fácilmente.
Aprendimos unas palabras en su idioma, el Tagalo.
También me sorprendió que les gustase
la música ranchera mexicana, me pedían
que les cantara 'Allá en el Rancho Grande'.
P.-¿Cuánto
tiempo estuvo en territorio de batalla?
R.-Estuve muy poco tiempo en territorio
de batalla, llegué en abril de 1945 y la guerra
terminó en agosto de 1945. Fueron unos meses
nada más.
P.-
¿Ir a una guerra te cambia la vida? ¿De
qué forma?
R.-Sí, te cambia la vida,
sobretodo a la edad en que estuve. Tenía 18
años y antes de que cumpliera los 20 había
terminado la guerra. En ese corto tiempo cambió
mi vida totalmente. Mi modo de pensar, de ser, de
actuar cambio. Nací y fui criado en un pueblo
texano de unos 3.000 habitantes. Mi último
año de instituto lo cursé en San Antonio,
Texas; allí me alisté en el ejército
norteamericano a los 18 años. Claro que hubo
un cambio drástico en mi vida en aquel momento.
Pasar de pueblerino a pertenecer al ejército
más poderoso del mundo, que estaba entonces
en la segunda guerra mundial, fue lo más impactante
que me ha sucedido. El cambio vino al terminar la
guerra, cuando seguí mis estudios en la universidad,
graduándome de ingeniero y trabajando en varios
países latinoamericanos.
P.-¿Cree
que los conflictos se podrían arreglar de otra
manera que no fuera recurriendo a la violencia?
R.-Sería ideal que los conflictos
se resolvieran sin llegar a la violencia, pero ese
es un sueño. Siempre en la historia y en la
actualidad se ha recurrido a la violencia.
P.-Ser
veterano de guerra estadounidense tiene algún
mérito o reconocimiento aun viviendo fuera
de EEUU?
R.-Ser veterano de guerra de los
Estados Unidos es reconocido dentro y fuera del país.
Beneficios como servicios médicos, hospitalización,
etc. existen solamente dentro del país.
P.-¿Qué
opina que en países como España una
mujer tome las riendas del ejército nombrándola
ministra de Defensa?
R.-No tengo opinión sobre
la ministra de Defensa en España. Desconozco
sus cualidades, lo que sí opino es que las
mujeres, se ha comprobado, están capacitadas
incluso para ser jefes de Estado.
P.-¿Cree
que las guerras son necesarias?
R.-No, las guerras no son necesarias,
pero son inevitables. Vuelvo otra vez a la historia,
donde siempre ha habido conflictos y el presente,
que sigue igual.
P.-¿Cómo
se integró en la vida civil, teniendo en cuenta
que en el ejército hay miembros de todas las
clases sociales?
R.-No fue difícil reintegrarme
en la vida civil después del ejército.
Casi todos mis compañeros de universidad pasamos
por lo mismo. El problema fue el límite de
plazas en las universidades, con tantos ex militares
que decidieron seguir estudiando.
P.-¿Convivió
con otros ejércitos?
R.- No me tocó convivir con
otros ejércitos, la guerra contra Japón
fue casi totalmente llevada por los Estados Unidos.
Por el contrario, la guerra en Europa sí fue
integrada por fuerzas aliadas de varios países.
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