Jesús
Villalba de la Torre es un importante y conocido ginecólogo
y promotor de la investigación quirúrgica
y educativa tanto en Cantabria como en España.
¿Por qué no conocerle más a fondo?
Él nos lo ha permitido.
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Los reporteros,
con Jesús Villalba. |
Somos Andrea García
y Abraham Rodríguez, dos alumnos de 1º
de Bachillerato del colegio Nuestra Señora
de la Paz. Decidimos realizarle esta entrevista a
Jesús Villalba de la Torre, ya que es un importante
y conocido ginecólogo y promotor de la investigación
quirúrgica y educativa. Son las 12,20 horas
del siete de abril, y nos encontramos en su despacho
con la grabadora lista.
Pregunta.-
¿Quién es Jesús Villalba? ¿Cómo
se definiría como persona?
Respuesta.- Pues, como una persona
tímida, ya que en la vida no todo es agresividad
o competitividad; con muchas ganas de hacer cosas
a lo largo de la vida, y como una persona a la que
nada le ha cortado, nada me ha impedido cumplir mis
objetivos. Soy una persona ambiciosa, pero con los
pies en la tierra.
P.- ¿Cuándo se siente
la vocación de ser médico?
R.-
Era estudiante de 4º de Bachillerato, y en mi
colegio se organizó un concurso de relato corto.
Me presenté con un cuento, titulado 'Mi sueño',
en el que me encontraba en el interior del cuerpo
de una persona que necesitaba ser operada de apendicitis,
y no poseía los conocimientos médicos
necesarios para poder curarla. Gané el primer
premio. En el cuento describía la angustia
por curar a esa persona y el afán por aprender
los conocimientos quirúrgicos necesarios.
P.- ¿Qué es mayor
la satisfacción de salvar a la gente del dolor
o el dolor de sentirse impotente ante la enfermedad
y la muerte?
R.-
Es mayor la sensación de curar a la gente.
La muerte llegará, es algo contra lo que no
podemos luchar. La mente no puede imponerse a esa
realidad. Todos somos mortales.
P.- ¿Dónde estudió
la carrera?
R.-
El primer año de la carrera de Medicina lo
estudié en Toledo, mi ciudad natal, pero luego
me pasé a Madrid. Comencé cinco carreras,
ya que fue un momento en el que los estudiantes de
Medicina estaban en huelga, y yo no quería
perder el tiempo. Empecé Biológicas,
Química, Física, Geología y Medicina.
P.- Y al acabar la carrera, ¿cómo
empezó su vida profesional?
R.- Mientras estudiaba, para compensar
el esfuerzo que hacían mis padres pagándome
la carrera, comencé a trabajar como ATS, cubriendo
así una parte de mis gastos. Al acabar al carrera
me di cuenta de que no sabía lo suficiente
como para ser médico, y seguí estudiando.
Realicé cinco especialidades médicas:
Ayudante Técnico Sanitario, Medicina del Trabajo,
Medicina y Cirugía, Obstetricia y Ginecología
y Médico Puericultor. Al acabar de realizar
estas especialidades, me vine a Cantabria para trabajar
como ginecólogo, con la idea de que si no funcionaba
trabajar en uno de los numerosos balnearios de la
zona.
P.- La opinión común
es que el médico tiende a deshumanizarse a
medida que avanza en su vida profesional, como medio
para protegerse del sufrimiento de los demás,
¿es cierto?
R.-
Puede que sí, pero si tienes la cabeza sobre
los hombros tienes que ser cada vez más humano,
ya que tienes que intentar evitar el sufrimiento en
tu persona, pero no puedes evitarlo en los demás,
entonces tienes que ser humano. Puede que algunas
partes de la faceta de la Medicina sí deshumanicen,
pero en su interior no.
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Jesús
Villalba de la Torre en su despacho. |
P.- Está considerado como
una de las piezas clave del Servicio de Ginecología
de Sierrallana, ¿cómo fue su incorporación
al hospital?
R.-
Yo trabajaba en el Hospital de Cruz Roja, donde desarrollaba
mi labor como médico en un servicio que hasta
entonces estaba cerrado, el de Ginecología
y Obstetricia, y cuando este hospital se cerró
nos pasaron a todos al Hospital Sierrallana. No obstante
yo ya tenía plaza en la Seguridad Social.
P.- Una de sus labores más
conocidas ha sido la de impulsar la creación
de protocolos de actuación médica, dentro
de su área de servicio, ¿qué
es un protocolo?
R.-
Un protocolo es una forma de actuar todos conjuntamente,
para que cada uno no actúe de una manera. Se
establecen unas normas, que van a ser el seguimiento
de la actuación ante las enfermas.
P.- ¿La norma sirve para
encauzar la actuación y evitar errores, o para
encorsetar al médico y limitar su capacidad
de acción, como algunos critican?
R.-
Yo creo que no. El protocolo se establece también
por los médicos, entonces tiene que haber un
consenso. Cada uno puede tener su criterio, y si lo
considera oportuno, puede salirse del protocolo, y
realizar lo más adecuado para la paciente.
P.- ¿Qué novedades
ha aportado su trabajo a la organización médica,
a los protocolos de actuación?
R.-
Al estar de jefe lógicamente tienes que coordinar
los protocolos, pero no sólo los protocolos
de actuación, sino la inquietud que puede haber
en un servicio, en un hospital, de ir avanzando hacia
cosas nuevas. Entonces si uno tiene que creer, la
inquietud la transmite a los demás; si uno
se queda callado y no actúa, esa inquietud
no la transmite a los demás
P.- Un médico, durante una
operación, ¿qué siente más,
miedo por una vida o excitación por un triunfo?
R.-
Miedo por fallar, ya que en tus manos está
la vida de una persona. Yo, con 30 años de
experiencia, no duermo la noche anterior a una operación
pensando cómo estará la paciente, si
estará preparada, si sangrará, los puntos
necesarios… Entonces esa inquietud por tener
en nuestras manos la vida de una persona hace que
sintamos verdadera angustia por cometer un fallo que
la ponga en peligro.
P.- El mito de la profesión,
de cara al lector que pretenda seguir sus pasos, es
el de una profesión reconocida, muy valorada
y bien pagada. ¿Ustedes se sienten comprendidos
o poco apoyados en medios y apoyo social, ya que en
unos años los casos de reclamaciones contra
médicos han aumentado?
R.-
El problema de la sociedad es que todo el mundo se
considera con derecho a todo. El médico está
en una situación intermedia en lo que es la
administración de quien te paga, bien pagado
a mal pagado depende de lo que cada uno se valore.
Para la Administración posiblemente estemos
bien pagados, y sin embargo la mayoría de los
médicos se consideran mal pagados. Pero sí
es cierto que la Administración está
entre los médicos y los usuarios, los enfermos.
La Administración exige un médico que
rinda más, y los enfermos protestan si no pueden
llegar al médico y solucionar sus problemas
o sus males. Entonces es el médico el que da
la cara, el que se enfrenta al enfermo, y a quien
se queja el enfermo, cuando en realidad se debería
quejar a la Administración. La población,
se le dé lo que se le dé, va a estar
insatisfecha; cuando más se da, más
se quiere, y la Sanidad es una fuente inagotable:
todo el mundo quiere más médicos, más
tiempo, más dedicación… Se creen
que por pagar tienen derecho a todo, y no comprenden
que existen limitaciones en los profesionales.
P.- Ha dedicado tiempo en su trabajo,
y mucho a la investigación y a la divulgación.
¿Cuánto ha cambiado la técnica
quirúrgica en los últimos años
y cuánto gracias a usted?
R.-
Sí es cierto que en estos últimos años
la técnica quirúrgica ha cambiado muchísimo.
En las técnicas quirúrgicas convencionales
se sigue actuando de igual manera, pero han cambiado
mucho las técnicas nuevas, como actuar a través
de cámaras de televisión, o la cirugía
mayor ambulatoria, técnicas quirúrgicas
con las que se actúa rápidamente y el
enfermo o enferma se puede ir a casa también
rápidamente. Y luego hay cosas innovadoras,
que sí que pueden ser debidas a mí.
Cuando yo llegué a Torrelavega, hace aproximadamente
24 años, aquí no existía lo que
se llama la ecografía. El primer ecógrafo
que hubo aquí fue uno que traje yo de Madrid
cuando vine, ya que aquí no había medios.
Todo el material quirúrgico que existía
aquí lo traje yo, era de mi propiedad, un regalo
de mis antiguos jefes. Una de las condiciones que
le puse al hospital era que yo lo ponía todo,
el material quirúrgico, mi trabajo… y
ellos tenían que comprar un ecógrafo.
Me tuve que ir a Málaga para comprar un ecógrafo
de segunda mano, que había sido utilizado en
unas conferencias. Recuerdo que en Cruz Roja, en base
a ese ecógrafo, me llamaban 'El Faraón',
ya que decían que todas las mujeres estaban
por debajo de mí, ya que hacía ecografías
a todo el mundo. Como nadie sabía utilizarlo,
durante ocho o diez años estuve realizando
las ecografías de todo el hospital, y de todo
Torrelavega.
Existe también un tipo de anestesia local,
que se utiliza en cirugía mayor ambulatoria
para no tener que dormir a los pacientes, que la inventamos
en el hospital, a base de deducciones, de poner más
o menos cantidad, si le duele, no le duele, hasta
que llegamos a una concentración que publicamos,
hicimos el primer libro de cirugía mayor ambulatoria
de España, aquí en Sierrallana.
También creé una variante del bisturí,
soldando al asa del bisturí una cuerda de guitarra,
que me permitía cortar fácilmente. Hoy
en día ya existe este tipo de bisturí
comercializado. También recuerdo que, cuando
era estudiante, existían unos aros de goma
que se utilizaban para que a la mujer no se le cayera
el útero, los Prolapsos, que durante un tiempo
se dejaron de comercializar. Yo investigué,
y encontré unos repuestos de caucho para coches
y camiones que, esterilizados, podían servir
como aquellos antiguos aros. Estos instrumentos también
hoy en día están comercializados.
P.- Usted ha realizado campañas
y materiales didácticos para la divulgación
médica. ¿En qué han consistido?
R.-
La verdad es que siempre he intentado hacer cosas
que se salieran de lo normal. Me apoyé en mis
aficiones, como el vídeo o la fotografía,
para dar a conocer la labor médica. Le propuse
a un laboratorio de fotografía hacer películas
educativas, y ante la dificultad de unir el vídeo
con la voz, inventamos un sistema capaz de hacerlo.
Esa idea de querer conocer nuevas técnicas
para enseñar a los demás fue lo que
me dio pie para realizar vídeos educativos
hacia la población. He hecho unas 13 películas
de divulgación médica, de las cuales
se han hecho copias en cantidades industriales dirigidas
a laboratorios, y también unas 50.000 copias
piratas, no sólo en España, sino también
en otros países centroeuropeos.
P.- ¿Cree usted que las jóvenes
actuales están adecuadamente educadas desde
el punto de vista de la salud, del conocimiento del
cuerpo?
R.-
Yo creo que tienen suficiente conocimiento de lo que
es la anatomía humana, pero también
creo que la mente del joven en cuanto sabe un poco
ya cree que sabe todo, se les llenan las neuronas
de conocimiento. Y creo que están totalmente
equivocados. En la vida no puedes parar de estudiar
y de aprender cosas nuevas. Nadie puede saber todo.
Mi lema es: "Sé tan poco que casi no sé
nada", aunque sepas todo, tienes que ir aprendiendo
día a día.
P.- ¿Qué hábitos
de las jóvenes le gustaría desterrar,
como médico?
R.-
Lo que veo en las consultas habitualmente es que llega
un momento en que el joven se hace pasota. Cuando
me viene una chica de 16 años embarazada, le
pregunto si conoce y sabe utilizar los diversos métodos
anticonceptivos, y me contesta que sí, que
pensó que por una vez… Ese pasotismo
es el que me gustaría desterrar de los jóvenes,
que fueran responsables y conscientes… es muy
difícil en una sociedad tan agresiva en la
que todo el mundo intenta ver cómo actúan
los demás, pero las consecuencias de una mala
actuación a veces son muy graves.
P.- Para algunos la mamografía
periódica es un riesgo de radiación
innecesario, para otros la única arma contra
el cáncer de mama, ¿para usted?
R.-
Mi opinión personal es que cada técnica
tiene su momento. Ahora mismo disponemos de muchas
técnicas de despistaje del cáncer de
mama. Se sabe que hasta los 35 años la mamografía
aporta poco, y sí que aumenta la radiación
ya que es acumulativa, por lo que hay detractores
que alegan que si esa radiación se acumula
año tras año llegará un momento
en el que se convierta en un cáncer de mama.
En las mujeres mayores la radiación es pequeña,
la acumulación en el tiempo es menor, y por
tanto, el riesgo es menor.
La mamografía es lo más fácil
y rápido para el estudio de una población.
Aporta un 85% de fiabilidad, y la ecografía
un 80%, y combinadas llegan a un 92%, pero no son
técnicas que aseguren que no se tiene un cáncer
de mama. Ahora ha aparecido la resonancia nuclear
magnética, más segura que la mamografía,
pero únicamente se puede realizar una al día.
P.- ¿Es cierto que Torrelavega
y toda la zona industrial es una zona de alto riesgo
cancerígeno?
R.-
Sí, personalmente creo que sí. Realmente
se hacen pocos estudios del riesgo que pueden correr
los habitantes de Torrelavega y colindantes. Cuando
llegas aquí del exterior se te llena la mocosa
pituitaria de un olor terrible, al que la gente se
ha acostumbrado y nos les queda otro remedio. Pero
posiblemente esta zona sea una de las más contaminadas
del mundo, y en la que más casos de cáncer
existen.
P.- ¿Un médico que
no investiga es médico?
R.- Hay médicos que son investigadores
porque tienen la rama de la investigación,
y hay médicos que son puramente curativos,
que no tienen que investigar, sólo curar sin
aportar nada nuevo a la sociedad. Un buen médico
es aquel que habla, que mira a los ojos y que siente
el dolor del enfermo y le dice "No te preocupes,
cuenta conmigo que te voy a ayudar". Eso es lo
que un paciente espera de un médico, investigue
o no investigue.
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Los diplomas
llenan la pared del despacho de Jesús
Villalba. |
P.- Torrelavega es una ciudad con
un notable índice de inmigrantes, de culturas
muy distintas, ¿qué problemas plantea
esto a los servicios médicos, sobre todo con
mujeres con las que entran en juego prejuicios morales,
religiosos o de educación familiar?
R.-
Yo personalmente creo que nos acostumbramos a todo.
Al principio nos choca ver a una rumana en Sierrallana,
pero si alguien está enfermo tiene que buscarse
la vida. Hay gente que se aprovecha de ese sistema
sanitario para poder conseguir el pase para estar
en España. El hecho de tener que tratar a gente
de diferentes culturas no es un problema para nosotros
en sí, sino para quien tiene que ir al médico,
al ginecólogo. Pero yo estoy tratando a todas
las personas, y se amoldan a la situación española.
Los problemas que pueden poner son hacia el celador
o la enfermera, ya que a los médicos les tienen
mucho respeto y agradecimiento.
P.- ¿Cantabria y España
cuentan con un nivel adecuado tecnológico y
humano en el ámbito médico actual?
R.-
Yo creo que en España hay una calidad médica
muy alta. En los últimos años se la
ha considerado la mejor medicina del mundo, pero no
sólo porque seamos buenos nosotros, sino porque
es una medicina a la que tiene todo el mundo acceso
y de la que todo el mundo se puede beneficiar. En
Cantabria también es muy buena la medicina.
Sin embargo, los profesionales estamos entrando en
una etapa de pasotismo, ya que la Administración
intenta jugar con nosotros, y eso conlleva
un cansancio.
P.- ¿Por qué con tan
buenos profesionales, y con un hospital de calidad
como Sierrallana lo niños han de nacer en Santander?
R.-
Es una muy buena pregunta. Es un problema de dinero.
Sierrallana tiene dotados paritorios y quirófanos,
pero hemos estado en crecimiento cero, por lo que
no resultaba rentable poner en marcha dichos paritorios
para que únicamente crecieran en Sierrallana
2,5 niños al día. Si se pudiera instalar
con las garantías con las que cuenta Valdecilla,
yo creo que aquí nacerían los niños
muchísimo mejor que allí, ya que este
es un servicio más pequeño, con una
atención más personal.
P.- A la vista de la proporción
entre ginecólogos y ginecólogas, ¿por
qué cuidar de las mujeres sigue siendo cosa
de hombres?
R.-
Desde hace cinco años el número de proporción
que entra en el Hospital Cantabria es de 5 a 1, es
decir, por cada cinco ginecólogas hay un ginecólogo.
Y calculo que, en unos 15 años, prácticamente
el 90% serán ginecólogas.
P.- ¿Considera el deporte
como un escape o como una pasión previa a la
profesión?
R.-
Como un deporte, pero no previo a la profesión,
ya que mientras estudiaba apenas tenía tiempo
para practicarlo. Cuando llegué a Cantabria
descubrí que es un paraíso terrenal,
de lo más bonito del mundo, en el que he hecho
trekking, rafting, he buceado, he visto el fondo de
los mares, he subido a las cumbres, he entrado en
cuevas, he paseado a caballo, he volado en ultraligero…
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