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EN BUSCA DE FLECHA

Mis ganas eran terribles de ir con Alex de viaje, pero cuando ya tenía la maleta casi hecha me acordé de Flecha. ¿Dónde estaba? ¿Estaría bien? ¿Con quién estaría?  
Por mi cabeza pasaban millones de preguntas sobre Flecha, hice memoria de dónde le había visto por última vez, - tuvo que ser en el zoo, donde conocí a Alex –pensé. Inmediatamente cogí mi abrigo y mis guantes (porque hacía frío) y bajé a la calle donde un taxi me transportó hasta el zoo donde le debí de perder, le busqué desde la jaula de los tigres hasta en las papeleras, cuando fui a abandonar la búsqueda decidí hablar con sus parientes (los tigres) pero todo fue absurdo porque hablaban en inglés y lo que había aprendido en la escuela no me era suficiente.

Salí del zoo dispuesto a recorrerme todos los zoos de Nueva York.  

A la mañana siguiente fui a Miami donde la mayoría de los animales estaban a la sombra y los que tenían un lago en su recinto se daban un chapuzón que les refrescaba,  porque los rayos del sol traían mucho calor.  
Pero en el recinto de tigres no había ni rastro de Flecha porque todos estaban gordos y eran vagos, sin embargo Flecha es un gran atleta.  
Seguí mi rumbo esta vez hacia San Francisco, era un zoo normal de tamaño y de categoría, como era sábado estaba bastante lleno y eso me impidió buscar a fondo en el zoo, pero estaba seguro de que allí no había estado porque los animales estaban sucios y Flecha se aseaba todos los días.  
Me quedé impresionado al ver el pedazo de zoo que había en Washington, estaba  hecho detalle a detalle y eso hacía que estuviera lleno, aunque fuera lunes, aunque parecía que aún así querían mejorar el zoo porque estaban en obras y habían quitado los tigres.  

Me iba quedando sin esperanza de encontrar a Flecha pero aún así fui a Las Vegas donde costaba mucho dinero la entrada, pero por lo menos había muchas actuaciones de animales, allí no había tigres pero había unas tigresas pintándose los labios y haciéndose la manicura, Flecha no pudo estar allí porque en el zoo de Santillana ya tenía una novia.
 
Pensé en las cosas que le gustaría ser a Flecha y se me ocurrió que quiere ser una estrella de cine y sin esperar al día siguiente, un autobús me llevó a Hollywood, donde en el zoo la mayoría de los animales iban vestidos de una forma elegante y firmaban autógrafos, eso a Flecha le gustaba, pero allí no había ni rastro de él y era el último zoo de Estados Unidos.  
Me enfadé conmigo mismo por haber perdido a Flecha y para despejarme un poco subí a la estatua de la Libertad, me cansé mucho al subir todas las escaleras pero mereció la pena porque mi corazón dio un vuelco al ver a Flecha observando las preciosas vistas de Nueva York, le llamé y estuvimos un cuarto de hora abrazados.  
Le conté toda la historia, y al terminar la conversación Flecha me propuso ir al aeropuerto y volver, yo acepté y pasado el tiempo compramos dos billetes.  
Fuimos al aeropuerto donde había dos aviones, uno iba a Santander y el otro no tenía rumbo.

Si quieres volver a España vete a .....

Si quieres viajar sin rumbo vete a .....  

  Pablo Quintanal Junquera.