PORTADA MARCOS DIEGO ROCÍO YOLANDA SANTIAGO RAÚL ADÁN CARLOS REBECA PABLO
ZULEMA AINHOA ESTELA BÁRBARA ÁLVARO RUBÉN HÉCTOR ANTONIO PATRICIA  

UNOS DÍAS MUY MOVIDOS

Allí en Australia todo era distinto, la comida sabía muy mal, bueno también por los sitios donde íbamos a comer.  
El caso es que todo aquello era distinto de donde nosotros vivíamos.  
Fuimos a visitar la ciudad, nos hicimos amigos de un gato callejero.

Estuvimos visitando aquello y nos encontramos una gran mansión. Yo estaba asustada por dentro, pero no lo dije. Y Flecha dijo:  
- Entramos o no entramos.  
- Yo tengo curiosidad por ver cómo es. ¿Pero no crees que allí vive alguien?  
- No se, pero el que viva ahí espero que nos reciba bien.  
Antes de entrar en la mansión ya nos habían avisado de que allí había muerto mucha gente, por eso estábamos muy asustados, pero aún así la curiosidad nos comía por dentro.  
Abrimos la puerta muy despacio y con cuidado, entramos allí muy despacio, visitamos la mansión.  
Había cuadros terroríficos, los sillones estaban rotos, las alfombras manchadas y de polvo. Subimos las escaleras y como chirriaban Flecha dijo:  
- Bueno, el que viva aquí, si vive alguien, no le debe de importar cómo tiene la casa, porque sólo hay que verla.  
Vimos los baños, las habitaciones y eran grandes.

Cuando decidimos irnos, algo nos tragó, eran arenas movedizas, no podíamos salir de allí, poco a poco nos fueron tragando, al final quedamos bajo la arena.  
Pasaron días sin comer ni beber, casi no podíamos respirar. La gente se enteró que estábamos bajo la arena en la Mansión pero nadie tuvo valentía de venir a rescatarnos. Cuando Riku se enteró de lo sucedido no dudó ni un segundo en salir a buscarnos, estuvo buscando la Mansión y tardó en encontrarla.  
Cuando la encontró, entró sin dudarlo, pero con cuidado de que no le tragaran a él las arenas y con un poco de suerte nos pudo sacar de allí.  
En cuanto salimos, fuimos rápidamente a buscar agua por que nos moríamos de sed. Después Riku, Flecha, el gato y yo estuvimos hablando de lo que había pasado, Riku nos aclaró que en esa Mansión estaban todos vivos y que la gente sólo decía eso para que nadie se acercara, así que emprendimos un largo viaje hacia nuestro país, España, y cuando llegamos nos dimos un buen banquete por que de tantos días que estuvimos sin comer, el estómago nos lo pedía a gritos.

FIN  

Barbara San Emeterio