PORTADA MARCOS DIEGO ROCÍO YOLANDA SANTIAGO RAÚL ADÁN CARLOS REBECA PABLO
ZULEMA AINHOA ESTELA BÁRBARA ÁLVARO RUBÉN HÉCTOR ANTONIO PATRICIA  

LA GRAN ESCAPADA

Los policías nos hicieron recorrer un largo camino hasta la comisaría.  
Cuando llegamos nos metieron en una celda a Flecha y a mi. Yo, que era un niño muy, pero que muy bueno en el colegio y ahora, mírame, soy un vil delincuente  -me lamentaba-.

- Flecha, a ti también te entristecerá estar aquí ¿no?. ¡Flecha, Flecha! ¿dónde estás?.  
- Aquí.  
- ¿Dónde?  
- Detrás de ti.  
Miré atrás y vi la cabeza de Flecha sin cuerpo. Pegué un chillido mudo.  
- No te asustes, es que he excavado un túnel, ¡mira!. -dijo Flecha.  
Era un túnel muy largo y al final brillaba una luz. ¡era la salida¡.  
Salimos corriendo, pero sólo para que la señal de alarma sonará para indicar que nos habíamos fugado.  

Nos siguieron a balazos. Pero Flecha los esquivaba muy bien. Nos refugiamos en un pasadizo, aunque más tarde nos descubrieron y salimos corriendo.

Flecha se estaba cansando de tanto correr, nos metimos en otro pasadizo. Cuando Flecha descansó salimos, pero los guardias nos volvieron a perseguir.  
Agárrate fuerte al collar que tengo, porque voy a ir a la velocidad de la luz -dijo Flecha. Me agarré a su collar, cerré los ojos y pasó un segundo, abrí los ojos y estaba en el zoo viendo el recinto de los tigres y delante mío con todas sus rayas y color naranja, Flecha. Estaba tumbado y yo le miraba tal como empezó nuestra aventura.  
Flecha me guiñó un ojo y más tarde me fui a mi casa. Desde entonces soy naturalista y siempre visito a mi amigo tigre.

                                      FIN

Alvaro Sánchez Lamadrid