Oskar Schindler
es un empresario alemán miembro del partido
nazi que acaba de llegar a Cracovia. Es tiempo de
guerra y está decidido a aprovecharlo para
ganar dinero, grandes sumas de dinero con el fin de
hacerse rico.
Título:
'La lista de Schindler'
Año:
1993
Dirección:
Steven Spielberg
Guion: Steven
Zaillian
Música: John
Williams
Fotografía:
Janusz Kaminski
Intérpretes:
Liam Neeson, Ben Kingsley, Ralph Fiennes, Caroline
Goodall, Jonathan Sagall, Embeth Davidtz. |
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La misma noche que llega a
Cracovia entra en un determinado bar sobornando al
camarero, se sienta y observa minuciosamente el lugar.
Al poco tiempo de estar así, Schindler se percata
de la entrada de un hombre vestido con uniforme del
que cuelgan numerosas medallas, acompañado
de un subordinado y una hermosa dama, los cuales se
sientan en una mesa reservada en el centro del bar.
Schindler le ordena al camarero que les sirva de su
parte una botella de su mejor vino, consiguiendo así
darse a conocer y alcanzar su primer objetivo: terminar
la noche rodeado de compañeros que le puedan
ser útiles en sus planes futuros.
Los judíos son obligados a declararse en un
censo y Schindler visita el consejo judío de
Cracovia donde los judíos exponen sus quejas,
en busca de Itzhak Stern al que promete ser el contable
de su empresa de cacharrería si éste
le ayuda a conseguir el dinero suficiente para crearla,
los judíos le proporcionarían el dinero
y él a cambio les daría utensilios,
comida para que pudiesen sobrevivir pues no podrán
utilizar su dinero en breve; días después
Schindler y Stern se reunieron con unos judíos
adinerados. Una vez cumplido su objetivo se dispone
a poner en marcha su plan. Acude al punto de encuentro
donde los judíos realizan contrabando, en las
iglesias católicas. Se sienta y como de costumbre
observa, les mira mientras hablan de negocios entre
ellos, se mete en la conversación poniendo
en alerta a los judíos, los cuales se van recelosos
del alfiler nazi que éste lleva en su traje.
Sin embargo, un muchacho decide hacer trato con él,
proporcionándole las camisas que Schindler
le pide.
Para la obtención de mano de obra más
rentable soborna al director de un campo de trabajos
forzados consiguiendo así judíos provenientes
del Ghetto de Cracovia. Stern creó la tarjeta
azul, las Blauschein, con el fin de que los alemanes
los considerarán como trabajadores imprescindibles
para la empresa de Schindler. Stern buscó judíos
que pudieran ser deportados y falsificó sus
cartillas. La empresa de Schindler creció y
obtuvo numerosos beneficios rápidamente. Schindler
había conseguido su objetivo final enriquecerse,
pero su corazón se había ablandado y
ahora se preocupaba más de sus trabajadores,
los cuales se sentían a salvo allí dentro.
Sobornando a sus compañeros consiguió
que los alemanes hiciesen la vista gorda en su fábrica,
evitando así que se llevasen a sus empleados
a campos de concentración donde serían
ejecutados.
Sin embargo una orden procedente de Alemania obliga
a todos los judíos a abandonar Cracovia y viajar
hacia el campo de concentración de Auswich.
Schindler decide trasladar su empresa a Checoslovaquia
su país natal, transformando su producción
en armas de guerra. Con este motivo Schindler crea
una lista con el nombre de todos sus trabajadores:
hombres, mujeres, niños... Por los que tiene
que pagar un precio muy elevado al Oficial de las
SS, para poder transportarles junto con su fábrica.
Días más tarde su fábrica y sus
trabajadores se trasladan en trenes hacia Checoslovaquia.
Los hombres parten primero llegando a su destino donde
son recibidos por el propio Schindler, pero el segundo
tren donde viajan las mujeres y las niñas,
debido a un error burocrático se desvía
hacia Auschwitz. Los alemanes comienzan a bajar a
las mujeres golpeándolas, insultándolas,
las rapan la cabeza y las obligan a desnudarse y entrar
en unas duchas. Las mujeres aterrorizadas al ver las
enormes chimeneas y saber para lo que sirven, se piensan
que su fin ha llegado y gritan desconsoladamente mientras
que las mangueras se abren para dejar salir agua,
simplemente se trataba de una ducha. Ellas insisten
que es un error que son trabajadoras de Schindler
y que su destino es Checoslovaquia, pero los alemanes
no las hacen caso.
Schindler se preocupa por la tardanza de su segundo
tren, y descubre que están en Auschwitz, se
desplaza hasta allí para reclamar a sus empleadas.
Los alemanes acceden a darle a las mujeres, sin embargo
no piensan lo mismo de las niñas. Schindler
les dice que debido a sus manos tan pequeñas
son imprescindibles para pulir las balas de menor
calibre. Finalmente, los alemanes permiten que se
lleve a todas sus trabajadoras.
La producción de armas es una tapadera para
conseguir la supervivencia de los judíos, al
fabricar armas inútiles Schindler se ve obligado
a comprarlas y revenderlas como si fuesen de su propia
producción. Como no obtiene beneficios, meses
más tarde se produce la quiebra total de su
empresa lo que llevó a Schindler a la ruina,
descubriendo a la vez que la guerra finaliza ese mismo
día a las doce de la noche. Los trabajadores
se percatan de ello por los altavoces que están
conectados a la radio, enterándose de que en
pocas horas serán libres. Schindler reúne
a todos sus empleados y a los guardias; les comunica
el futuro de su fábrica y el suyo mismo, desafía
a los policías a que todavía pueden
matar a estos judíos o pueden irse a sus casas
con sus familias como personas y no como asesinos,
los guardias avergonzados bajan sus cabezas y se van.
Schindler a partir de las doce se convertirá
en un perseguido, se desmorona pensando que ha sido
insuficiente lo que ha hecho, que podía haber
salvado a más judíos, que podía
haber hecho más, sin embargo sus trabajadores
judíos sienten que ha hecho todo lo que ha
podido. Redactan una carta en la que exponen todo
lo que ese hombre ha hecho por ellos, firmada por
todos; le proporcionan un traje de rayas a él
y a su mujer, Emilie para que puedan camuflarse como
judíos y le regalan un anillo que procede de
los dientes de oro de un trabajador, que lleva una
inscripción en hebreo que dice: “quien
salva una vida, salva al mundo entero”.
Schindler se marcha, consigue escapar y se exilia
junto a su mujer en Argentina donde funda una granja,
que al igual que su matrimonio fracasa.
Los judíos esperan en el patio de la fábrica,
sienten miedo, hambre y frío, ven acercarse
a lo lejos a un guardia polaco, quien les comunica
que son libres, que pueden marcharse y emprender una
nueva vida en otro lugar. Stern le pregunta si queda
algún judío en Polonia a lo que el guardia
no contesta. A lo lejos se divisa un pequeño
pueblo en el que los judíos iniciarán
una nueva vida.
Finalmente
Schindler muere el 9 de octubre de 1974 a los 66 años
recibiendo el reconocimiento del gobierno de Israel
como “Justo entre las naciones” y el oficial
de las SS es asesinado en la horca por cometer delitos
contra la Humanidad, sus últimas palabras fueron:
¡Heil Hitler!.
Hoy en día existen numerosos judíos,
de los cuales sobreviven aproximadamente 1.100 gracias
a la lista de Schindler.

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