María
de Amoreira, apodada de esta manera por el lugar donde
vive, un pueblo campechano y rural de Portugal. Es
una joven trabajadora, que proviene de una familia
poco adinerada, a la que ayuda todos los días
para poder salir adelante.
Título: 'María
de Amoreira''
Autor: Luce
Fillol
Año de publicación:
1980
Editorial:
SM. Gran Aguilar
Páginas:
219
|
|
Trabaja de sol a sol todos los días del año.
En primavera y verano va con su tía Luisa,
sus dos hermanos y su amiga a vender las flores por
la carretera, en donde pasan los transeúntes
y los extranjeros. Así se ganan la vida.
Todo comenzó una buena mañana en la
que tía Luisa paró a unos extranjeros,
principalmente desconfiados. Era una familia aparentemente
adinerada, que lo único que quería era
fotografiarla. Claro estaba que si no la pagaban no
aceptaría, así que la pagaron, la hicieron
las fotos y se largaron.
Cuando la tía volvía a casa se encontró
unas gafas azules. Llegó al pueblo con ellas
y durante todos los siguientes días no se desprendió
de ellas.
María y su padre van en busca de trabajo para
poder sobrevivir. Sólo lo consigue su padre,
durante una temporada. Pasan los meses y llega junio,
época en la que sucede la fiesta más
importante del año: San Juan. En esta fiesta
las mozas se ponen más guapas de lo normal
por si empieza algún nuevo amor entre ellas
y algún mozo.
Llegó el gran día y un miembro de Nazarenos,
se acercó a la protagonista y la pidió
si le concedía un baile. María aceptó
con mucho honor. En este momento ambos jóvenes
se enamoraron, el uno del otro. Lo malo, que no se
verían en mucho tiempo. Se comunicaban por
cartas.
Un buen día María marchó a otro
pueblo a trabajar en un hotel para llevar dinero a
casa. Allí, una tarde quedó con Manuel
(su enamorado). Pasaron una tarde genial, paseando
por todas las calles y mostrándose todo su
amor. La tarde se les pasó volando.
A ella se la acabó el contrato y tuvo que volver
a casa. Durante su estancia en el otro lugar había
hecho una muy buena amiga y un trato con su novio:
decírselo a sus padres e irse a vivir con él,
a Nazaré. Estuvo unos meses diciéndole
que se lo diría a sus padres, pero no se atrevía,
por eso él se enfriaba cada vez más.
Pasaron varios años y ella no recibía
cartas de Manuel, por lo que terminó pensando
si él ya no la quería. Ella se puso
tristísima y decidió sincerarse con
su tía (la señora ya sabía su
romance con Manuel, pero la joven no lo sabía).
La señora la suplicó que no se marchara
ya que si lo hacía su madre (Otilia), la encerraría
en un asilo, hasta que falleciese.
Otra familia se iba del pueblo hasta Francia, por
lo que ella decidió irse con ellos, clandestinamente.
Tuvieron que pasar varios controles, pero allí
se fue a vivir con su prima Alicia; ayudaba en sus
tareas del hogar y trabajaba en una fábrica.
Se había olvidado de Manuel, pero
una buena tarde conoce a una señora de Nazaré,
que la habla de él. Todo la da un vuelco. Al
día siguiente recibe la noticia de que su tía
ha fallecido y que Rosa tiene que hablar con ella
para darle unas cosas. Su angustia ya no puede ser
mayor, pero ahora quiere saber qué es lo que
Rosa, la profesora de Amoreira, tiene para ella.
Más tarde llega un cartero con un paquete y
una carta de Rosa. Primero abre el paquete y para
su gran sorpresa descubre montones y montones de cartas,
todas ellas de su amor. Se las había estado
ocultando su tía; en ese momento se enfureció
mucho con ella, pero tras leer la carta lo comprendía
todo.
Luisa tenía miedo de perderla, de que la hicieran
daño o de que fuera una desgraciada durante
el resto de su vida. No quería perderla, ya
que era su gran apoyo. Se sentía abatida al
pensar que Manuel, casi seguro que ya no la quería.
Pero todo ello cambió cuando, de vuelta de
ir a comprar lo que necesitaba su prima Alicia, un
hombre la agarró del brazo y la estrechó
con mucho ímpetu contra sí. Era Manuel,
había viajado con un engajador para verla y
decirla que la quería. Se había gastado
todos sus ahorros. Además le dio la buena noticia
de que la familia de ella había aceptado su
noviazgo. Volvieron a Portugal y allí siguieron
viviendo felices de nuevo, el uno con el otro.

SUBIR
|
|