Francisco
Saiz Castillo es el actual cocinero del campamento
base del Ejército Español en Afganistán.
Empezó siendo comando hasta que llegó
a una edad en la que su cuerpo no le permitia dar
lo mejor de sí mismo, así que tras un
merecido descanso buscó un nuevo sitio en su
amado ejército.
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Francisco, Isaac, Héctor y Cristian
con Saiz Castillo.
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Pregunta.- ¿Dónde
empezó usted a cocinar?
Respuesta.- En la Escuela de Hostelería
de Santa Marta en Santander, con 14 o 15 años.
P.- ¿Dónde hizo la
mili?
R.- En la Compañía
de Operaciones Especiales, COES, los boinas verdes
españoles.
P.-¿Le parece que la mili
debería ser obligatoria?
R.-No, hay gente que puede estar
a favor y otros en contra. Yo creo que hacer la mili
depende de cada uno; el ejército es como todo,
unos lo hacen por devoción y otros por obligación.
Si te gusta no hay ningún problema para no
hacerlo.
P.-¿Desde cuándo quiso
ser cocinero?
R.- Eso me viene de tradición
familiar, pero no siempre había querido ser
cocinero.
P.- Los militares de Afganistán
¿siguen alguna dieta especial?
R.- No siguen ninguna dieta especial
excepto en casos en los que algún militar tiene
una alergia a algún tipo de alimento y tiene
que tener una prescripción médica. Pero,
en general, no siguen ninguna dieta. Allí los
que están mal no van. También puede
ser que caigan enfermos y tengan que seguir una dieta
especial.
P.- ¿Cómo llegó
a Afganistán?
R.- Hay que hacer una especie de
oposición para el Ejército del Aire,
es obligatorio y va por lista; sin embargo al Ejército
de Tierra va el que quiere o el que tiene alguna especialidad.
Las misiones son de cuatro meses y van rotando.
P.- ¿Cómo está
la situación allí?
R.- Aquello está mal porque
es un país que siempre ha estado en conflictos
armados. A principio de siglo fue colonia inglesa,
antes fue persa... Y esto está demostrado con
la gran variedad de dialectos que se hablan, unos
16. Además es un país en la que sus
fronteras están en contacto con ocho países.
P.- ¿Qué le parece
la admisión de extranjeros en Afganistán?
R.- Yo pienso que ISAF, las fuerzas
de reconstrucción, hacen cosas buenas y cosas
malas. Entre las cosas buenas están, por ejemplo,
la ayuda médica, las infraestructuras del lugar…
Afganistán es un país al que cualquier
ayuda le viene bien.
P.- ¿Hay continuos bombardeos?
R.- Son bombardeos de mortero. Colocan
lanzaderas que lanzan tres o cuatro disparos cada
dos segundos y cuando esto pasa la población
de la zona tiene que salir corriendo. La munición
para estos morteros llega de China y de Irak. Sin
estas municiones ellos se quedan sin nada.
P.-¿Quiénes son los
que entran en combate?
R.- Allí en el campamento
de la OTAN hay 42 países, pero EEUU tiene la
'Force Potencion'. Si a ellos les matan a un soldado
arrasan un campamento, mientras que el resto de países
sólo disparan si son disparados, como los españoles.
También hay muchas cosas que allí suceden
y aquí no se cuentan, pero eso es información
confidencial.
P.-¿Cada cuánto tiempo
vuelve a España?
R.- Cada tres o cuatro meses, el
tiempo de llegada y de ida depende del avión
que cojas, si vas con los civiles puedes tardar unos
días y es más peligroso que si vas en
otro tipo de vuelo.
P.-¿Cuándo conoció
al Rey de España por primera vez?
R.- En Mallorca, en el año
1985, en un hotel en el que yo trabajaba de cocinero.
P.-¿Cuál fue su primera
impresión del Rey?
R.- Sinceramente, fue prácticamente
nula, ya que teníamos que seguir un protocolo
en el que sólo le podías hablar si te
hablaba él y te estaba prohibido dirigirle
la palabra.
P.-¿Cómo lleva usted
separarse de la familia cuando se marcha a Afganistán?
R.- Lo llevo mal, como todo el mundo,
ya que es duro separarse de la familia durante tanto
tiempo. Pero después de estar trabajando allí
cuatro años mi familia y yo nos acabamos acostumbrando.

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