En un contexto
de crisis económica mundial generalizada en
todos los sectores económicos y que afecta
en todos los niveles y escalas, no es de menor trascendencia
la crítica situación que atraviesan
las entidades financieras en Estados Unidos, en primer
lugar, y en Europa, en segundo lugar.
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Una de las oficinas de Caja Castilla-La Mancha.
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No es baladí, por tanto, esta cuestión,
ya que en España, por ejemplo, acabamos de
ver el primer caso de intervención forzosa
del Banco de España en una entidad financiera,
la Caja de Castilla-La Mancha, realizada el día
29 de marzo de 2009, después de que la última
intervención se produjese a principios de los
años 90 en Banesto.
Y es que la cuestión es bastante sorprendente,
si tenemos en cuenta que el día 30 de enero
de 2009 el Banco de España comunicó
que las inspecciones realizadas en Bancaja y también
planeadas para Caja Castilla-La Mancha eran ordinarias
y previstas por el calendario establecido.
Además, el Banco de España señaló
ese mismo día que se descartaba una intervención
en ninguna entidad financiera y que "no quiere
correr ningún tipo de riesgo en plena crisis
del sector inmobiliario" y, por ello, mirará
"con lupa las cuentas de algunas de las cajas
de ahorros".
Ese 30 de enero de 2009, trascendió a la
opinión pública que la semana anterior
se había considerado un plan de contención
especial con el objetivo de paliar la crisis.
Además, el lunes 21 de enero, la sucursal
de Yérbenes, por ejemplo, se vio colapsada
porque acudieron clientes durante todo el día
a retirar el dinero depositado, que ascendió
a 1 millón de euros en una población
de 6.000 habitantes, entre las dos sucursales, que
tuvieron que abrir durante todo el día y solicitar
furgonetas con dinero. El martes 22, al igual que
el lunes, ambas oficinas abrieron durante todo el
día y el 60% del dinero retirado fue recuperado,
a pesar de que el rumor de quiebra de CCM se extendió
por varias localidades de Castilla-La Mancha.
Una de las principales causas de su colapso financiero
y consiguiente intervención por parte del Banco
de España ha sido la excesiva dependencia e
inversión en empresas inmobiliarias, como Colonial,
Parquesol, Astroc o Metrovacesa, compañías
todas ellas bastante afectadas por la caída
drástica en la demanda de viviendas.
Con estos mimbres, se produjo la intervención
en dicha entidad financiera, que suponía la
destitución inmediata del Consejo de Administración
y altos directivos encargados de la gestión
y dirección de la Caja Castilla-La Mancha.
Con posterioridad a la intervención, el gobernador
del Banco de España, Miguel Ángel Fernández
Ordóñez, señalaba, que en el
año 2008 se revisó en dos ocasiones
la CCM y fue encarecidamente recomendada que se integrase
en otra entidad en torno al mes de octubre de 2008,
además de haber avisado en el año 2003
a los administradores de esta y de alguna otra entidad
financiera, que considerasen el volumen de financiación
a la actividad de construcción, por el gran
riesgo que esto suponía.
Ya en 2008 se concretó dicha advertencia y
matizó que había un nivel de riesgo
alto en relación a alguna debilidad en la calidad
de los créditos concedidos, por la situación
del sector promotor de viviendas.
Por lo tanto, ante estos diagnósticos y consecuentes
pronósticos del Banco de España dirigidos
a los administradores de la Caja Castilla-La Mancha,
que hicieron caso omiso a dichas recomendaciones,
cabe pensar y reflexionar acerca del sistema de control
y fiscalización del sistema financiero español,
que actualmente se encuentra muy debilitado e irregular,
como se desprende de las constantes y grandes fluctuaciones
que se producen habitualmente en los mercados de valores,
como las bolsas de Madrid y Barcelona.
A mayor énfasis, y pretendiendo arrojar algo
de luz al problema, nos preguntamos si la causa principal
de todo esto es que los bienes y derechos de los balances
tienen un valor ahora muy inferior al que se refleja
en la contabilidad y, si es así, como parece,
que esto origine que no se produzcan transacciones
y por ello, una alta morosidad y bajísima solvencia,
no tiene sentido conceder tal número de créditos
de elevado riesgo y excesivamente apreciados, cuando
en algún momento del ciclo macroeconómico,
como este, la demanda sea tan baja, que provoque el
estancamiento productivo, al no tener necesidad de
ofrecer bienes, sobre todo, inmobiliarios.
Además, esta situación de debilidad
financiera de la CCM se ha visto empeorada por la
gran inversión que realizó en una infraestructura
que no parece tener visos de empezar a funcionar eficazmente,
cual es el aeropuerto de Ciudad Real, que se encuentra
en una situación de gran déficit, por
no tener apenas clientes.

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