Durante los meses de septiembre
y octubre hemos tenido la oportunidad de vivir una
experiencia muy interesante y gratificante. Un grupo
de 24 chicos y chicas, alumnos del IES Las Llamas
de Santander, participamos junto a otro grupo de amigos,
alumnos del Gymnasium de Lohmar (Alemania) en un intercambio.
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Todo el grupo en San Vicente .
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Nuestros amigos
alemanes nos visitaron desde el 14 al 21 de septiembre
y nosotros les devolvimos la visita desde el 7 al
14 de octubre. Durante la estancia del grupo alemán,
que se inició con una comida campestre en el
parque de Mataleñas, tuvimos ocasión
de conocer personalmente a nuestros amigos y amigas
(habíamos mantenido contactos mediante e-mail
previamente), de enseñarles nuestras casas,
de compartir con nuestros amigos y de visitar nuestra
ciudad. Pero también realizamos actividades
conjuntamente: Visitamos los Picos de Europa, subiendo
en el teleférico de Fuente Dé y realizando
la travesía del macizo central bajo las estribaciones
de Peña Vieja, las praderas de Aliva (donde
nos sorprendió una tormenta que nos caló
hasta los huesos) y los invernales, hasta Espinama,
lugar en el que el sol nos estaba esperando para que
nos secáramos y poder seguir disfrutando del
día, lo que hicimos enseñando Santo
Toribio y Potes a nuestros invitados. San Vicente
de la Barquera, Comillas, El Soplao, Santillana del
Mar, fueron también objeto de nuestras visitas,
así como Castro Urdiales, Laredo, Santoña
y sus marismas. Incluso tuvimos tiempo para visitar
el Museo Guggenheim en la vecina Bilbao y, por supuesto,
para enseñarles Santander durante el día
y la noche.
Cuando nosotros llegamos
a Lohmar, una ciudad cercana a Bonn, la antigua capital
de la República Federal Alemana, nos reencontramos
con nuestros amigos alemanes y sus familias que habían
acudido a esperarnos en el Jabachhalle, el centro
cultural anejo al Gymnasium.
El recibimiento fue
acorde con el que nosotros les habíamos dado.
Allí tuvimos la oportunidad de visitar la cercana
ciudad de Siegburg, con una antigua abadía
cisterciense, antes de desplazarnos a Bonn. En Bonn
visitamos el Museo de la historia de Alemania, donde
pudimos observar un recorrido por Alemania desde 1933-1945
hasta nuestros días: el ascenso de Hitler,
la persecución de los judíos, la destrucción
de la guerra, la reconstrucción, el milagro
alemán, el muro, las dos Alemanias, la reunificación...;
después, paseando a orillas del Rhin, cubierto
inicialmente con una niebla que nos impedía
ver las "siete montañas" en las que
los Nibelungos guardaban su tesoro, llegamos hasta
la Universidad, iniciando la visita de la ciudad antigua:
el Rathaus (Ayuntamiento), la plaza del mercado, la
casa natal de Beethoven, el castillo de Poppesdolrf,
la Münster (Abadía románica) y
las céntricas calles comerciales que rodean
la antigua casa de Correos y la Banhof (estación).
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Parte del grupo ante la catedral de Aquisgrán
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Köln (nuestra
Colonia) fue otra de las visitas que realizamos. Esta
ciudad se encuentra a unos cincuenta Kms. de Lohmar
y allí tuvimos ocasión de visitar St.
Martín, una impresionante iglesia románica
en la que se ha desarrollado una gran labor de reconstrucción.
También conocimos la inmensa catedral, y aprovechamos
la oportunidad para subir a una de sus torres, desde
donde se divisa una panorámica impresionante
de la comarca y del Rhin. Desde allá arriba
pudimos ver el parque en el que nos esperaba un joven
profesor alemán, Thomas, que nos iba a acompañar
en una tarde de aventura en los árboles. Escalas
de cuerda para subir a 10 metros de altura y atravesar
pasarelas, lanzarse al trapecio o jugar a la ardilla
voladora; algunos pasamos un poco de miedo, pero la
verdad es que al final todos nos lo pasamos en grande
en los árboles del Rhin.
Y por el Rhin también
navegamos, en uno de los barcos que lo recorren, pudimos
viajar desde Bonn hasta Königswinter, una ciudad
desde la que se asciende en un tren de cremallera
hasta la Roca del Dragón, privilegiado mirador
del Rhin donde Sigfrido vivió sus aventuras.
Un paseo por la naturaleza para regresar a la ciudad
balneario y tomar de nuevo el barco que nos llevaría
hacia Bonn y desde allí, en tranvía
hasta Siegburg.
Aún nos quedaba
por visitar la ciudad de Aachen (Aquisgrán)
donde merece la pena recorrer sus calles, contemplar
las vidrieras de la catedral o el antiguo palacio
de Carlomagno, hoy sede del Ayuntamiento de la ciudad,
y probar sus "printen", las galletas que
ayudaron a soportar el cerco napoleónico y
hoy son seña de identidad de la villa carolingia.
Pero no solo pudimos
visitar, sino también, y es lo principal, convivir.
Tanto en Cantabria como en Alemania hemos pasado unas
jornadas en las que hemos tenido que comunicarnos
no sólo con nuestros compañeros sino
con las familias, con todo lo que esto conlleva de
atractivo y temor a un tiempo. Estamos seguros de
que la experiencia ha sido positiva y así se
lo hemos dicho a Ivonne, Suzanne, Rosana y Antonio,
los profesores alemanes y españoles que nos
han acompañado durante el intercambio, aunque
han participado muchos más, tanto en el instituto
como el gymnasium. Ojalá pueda seguir desarrollándose
y realizándose este tipo de actividades.
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