Aunque fue
aprobada por el Congreso el 30 de marzo del pasado
año, no ha sido hasta el 1 de marzo cuando
la Ley de Dependencia ha entrado en vigor. Su función,
la de mejorar la calidad de vida de más de
200.000 personas dependientes en España.
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El ministro
de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús
Caldera (dcha), y la secretaria de Estado de
Asuntos Sociales, Amparo Valcarce (2ª dcha),
con ponentes y miembros de asociaciones a las
puertas del Congreso. |
Las personas dependientes se dividen en tres grupos
según su necesidad: Grandes dependientes en
caso de que necesiten 24 horas de atención
al día; dependientes graves, si necesitan asistencia
entre dos y tres veces diarias y dependientes moderados,
en caso de que necesiten ser atendidos una vez al
día. Su coste, que no implica una subida de
impuestos, viene reflejado en los Presupuestos Generales
del Estado.
Esta Ley dará prioridad a la ayuda a domicilio
y a los centros de día y excepcionalmente se
abonará el pago de un sueldo al cuidador familiar
en caso de que se haya dado de alta en la Seguridad
Social. Permitirá a los que sean usuarios ciertas
ventajas en caso de que cumplan algunos requisitos
como ser mayores de 65 años, discapacitados,
estar en situación de riesgo psico-social o
físico, no padecer trastornos mentales graves
ni deficiencias importantes de audición y disponer
de suministro eléctrico para la línea
telefónica.
Una parte de los usuarios mencionados dispondrá
de una unidad control remoto, ya sea un medallón
o una pulsera que permite al enfermo la disposición
de ayuda 24 horas y todos los días del año.
Aparte de las anteriores medidas, se prestará
también atención a los niños
que pasan mucho tiempo sin el cuidado de sus padres,
a las tecnologías de la información
y comunicación y en especial las de banda ancha
para el seguimiento remoto de los usuarios. Con todo
ello se quiere fomentar las comunicaciones multimedia,
los seguimientos y presencia monitorizada, las facultades
de mensajería, la automatización y el
control.
Pero no sólo los controles remotos y las nuevas
tecnologías se incluyen en la Ley de Dependencia
sino que existen otros muchos avances que pueden ayudar
a la gente con problemas, destacando un nuevo aparato
ortopédico desarrollado por el MIT, el cual
puede ayudar a la gente a explotar su plasticidad
neural, es decir, la habilidad cada vez más
reconocida que posee el cerebro para "recablearse"
y reorganizar sus conexiones en respuesta a la experiencia
y al entrenamiento. Este innovador aparato ya ha sido
utilizado con éxito en un paciente que sufrió
un derrame cerebral perdiendo movilidad en parte de
su cuerpo. Gracias a este aparato, la movilidad en
los brazos del enfermo mejoró en un 23 %.
Otro invento a destacar son las "gafas inteligentes",
unas lentes capaces de ser transparentes u oscuras,
y que se pueden ajustar a voluntad en las tonalidades
de amarillo, verde o rosado y dependiendo de las condiciones
de iluminación. Por ello, son recomendadas
por los médicos y denominadas como lentes fotocromáticas.
Dentro de los experimentos de nano-robótica
del departamento de Ingeniería Informática
de la Academia Politécnica de Montreal y el
Instituto de Ingeniería Biomédica, sobresale
un microdispositivo sin cables y que a unos 10 centímetros
por segundo viaja por los cientos de kilómetros
de vasos sanguíneos que recorren nuestro cuerpo
humano. De momento sólo pretende ser una innovación
técnica aunque en el futuro este invento puede
desarrollarse para que viaje hasta el punto en el
que se encuentra el tumor del enfermo y así
facilitar su curación.
Todos estos inventos contribuyen a la mejora de la
vida de las personas que por enfermedad, discapacidad
o vejez no pueden tener una vida normal. La tecnología
al servicio del enfermo.
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