Me da miedo, pero vuelo
a ras de suelo; aunque ellos ni se dan cuenta.
Me llevo el verano conmigo. Bajo la mirada y
veo todo lo que se han llevado consigo; se han
llevado todo eso que los hombres construyeron.
Supongo que no hay más por lo que luchar.
Ya un bando cedió, y un ganador se alza
sobre el otro.
Solo queda
el recuerdo de algo que una vez fue bonito,
que solía tener sentido. Sin embargo,
ahora lo que lleva la gente dentro es pena,
y confusión. Lo siento amigos, me llevo
el verano.
He volado sobre
tantos países destruidos, edificios construidos
por hombres y destruidos por hombres. Donde
antes había familias, ahora solo quedan
individuos sin un lugar a donde ir.
Yo estuve ahí.
En primera fila. Al principio del todo; antes
de que esto empezara a ser una guerra. No sabía
quién, ni por qué había
tanta gente reunida ahí, pero decidí
ir.
Allí
estaban todos, con extraños objetos en
las manos. Alguno incluso lloraba... No entendí
por qué lo hacía hasta pasados
unos minutos. Me posé en un árbol
expectante; y entonces sucedió.
Un sonido ensordecedor
retumbó en aquel lugar. Y pronto vi cómo
todo el mundo empezaba a hacer aquellos sonidos
con sus extraños objetos; vi cómo
el miedo se convertía en ira, la duda
en violencia. Y el amor desaparecía directamente.
Por un momento
no reaccioné. Me quedé paralizado
pensando "¿Qué pretenden
hacer?" Aquel chico que lloraba ahora yacía
en el suelo. Me hubiese encantado gritarle "¡Levántate!
Vamos, arriba, aún queda mucho por vivir".
Sin embargo
me fui del árbol y me fui tan rápido
como me fue posible. Sirenas empezaban a retumbar
por todos los lugares, y el cielo se tiñó
de un color negro que duraría seis interminables
años.
Esos seis años no acabaron
nunca. Nadie creía en nadie. Nadie ayudaba
a nadie. La ley del más fuerte, que era
la que perjudicaba a los que tenían que
haber vivido y, sin embargo, la guerra se los
llevó.
Muchos de los míos se
vieron envueltos en esta guerra y corrieron
la misma suerte que los anteriores. Supongo
que no nos tienen en cuenta a la hora de disparar.
Nosotros, los pájaros,
solo queríamos alejarnos de aquí.
Sin embargo el camino se hacía volando
y eso nos perjudicaba, por lo cual fuimos por
tierra la mayor parte del tiempo. Pero todo
este tiempo de andar se acaba hoy. Nos habían
privado de nuestras alas, a nosotros, quienes
nunca habíamos querido estar ni siquiera
aquí.
Pero hoy vuelo. Después
de seis años. El miedo sigue un poco
dentro de mí. Pero me permito sentir
el aire remover mis plumas y volver a sentir
esa sensación de volar que casi había
olvidado.
Me llevo el verano conmigo, lo siento amigos.
Hoy dos de septiembre acaba
la guerra. Pero el mundo no se permite respirar
de nuevo, siguen aguantando la respiración
con las manos en sus bocas, con los ojos vidriosos
y con la esperanza olvidada seis años
atrás.
Pasaron cinco años de
intentar volver a ver el cielo azul. Pero no
cambió de color, ni siquiera vimos el
sol en esos cinco años. Era difícil
salir de aquel oscuro túnel en el que
el mundo se había sumergido.
Y entonces fue cuando un señor
decidió unirse con los demás.
Nunca supe su nombre, pero no me hizo falta.
Países se empezaron a juntar y fue el
9 de mayo de 1950 cuando algo empezó
que cambiaría todo hasta ahora.
Hasta ese momento los países
se habían juntado por la guerra, para
ganarla y ya está. Pero nunca se les
hubiera pasado por la cabeza que uniéndose
cinco años más tarde sería
cuando realmente fueran a ganar.
Empezaron a unirse para colaborar,
y para hacer que nunca más cayésemos
en la guerra. Colaborar había sido una
palabra olvidada por todos y que llegué
a pensar que nunca más resonaría
en las paredes del mundo, pero vaya si lo hizo,
además con una intensidad que nunca antes
había tenido nada en el mundo. Era una
idea que rompía con todo lo que habíamos
visto. Cooperar, colaborar, apoyarnos en nuestras
diferencias para sacar de ahí nuestras
fuerzas. Una idea que no hubiera surtido efecto
de no ser porque la gente quería creer
en algo, algo que le diese esperanza, ilusión
y sobre todo unidad.
A partir de ese día,
todo cobró un distinto color, un color
que nunca habíamos visto; el cielo empezó
a ser azul, no era el tono que solía
tener, pero por el momento no nos podíamos
quejar.
Pasado un tiempo ya no era
solo una idea. Era una unión fuerte que
tenía claro que estaban juntos para apoyarse.
Fue entonces cuando volvimos
a mirar al cielo. Con temor, ya que no sabíamos
si iba a tener ese color azul que hacía
tanto que no veíamos.
Y entonces vimos un color azul que dejó
a Europa volver a respirar, quitarse la mano
de su boca, secarse los ojos y volver a tener
esperanza.
Y así fue como empezó
a tener nombre la unión. Como una idea
pasó a ser una realidad y como la esperanza
residía en una organización.
Su bandera fue azul. Ese color
que no había habitado en el cielo desde
hace tanto tiempo; ese color que había
sido sustituído por un negro que se había
aferrado al firmamento y a nuestros corazones.
Sin embargo ahora el azul estaba en el cielo,
en nuestros corazones y en la bandera de la
Unión.
Hoy en día ya me siento
tranquilo sentado en las ramas de los árboles.
Y ya no me da pena tener que llevarme el verano,
a ellos ya les da igual. Saben que eso no significará
que deje de haber paz, igualdad, cooperación
y colaboración.
Es un camino largo, no espero
que mañana mismo podamos volver a los
viejos tiempos, pero sé que ese día
cada vez está más cerca; cada
vez lo veo más claro. La unión
hace la fuerza, y eso es precisamente lo que
hace la Unión.
Ya no tengo miedo en volver
a volar, y ya no vuelo a ras sino muy alto;
porque vuelvo a tener alas, vuelvo a tener confianza,
y miro al cielo sin la más mínima
duda de que será azul.
Un sentimiento de tranquilidad me lleva invadiendo
mucho tiempo; y tengo la impresión de
que ha venido para quedarse.
Esta es una historia que he
vivido desde arriba, desde el cielo. Volando
entre las nubes y siendo neutral.
Soy una paloma que ha visto
padecer a inocentes y he visto injusticias ocurrir.
Pero también he visto nacer la paz, he
visto cómo empezaban desde cero, he visto
cómo todo salía adelante, cómo
una idea hizo que todos alzasen la voz y defendieran
lo que consideraron justo; he visto lo que se
puede hacer a partir de la esperanza, he visto
como se lucha por lo que vale la pena.
He vuelto a ver el azul del cielo, y las estrellas
brillar de nuevo. Y he visto cómo la
unión se iba; un azul y doce estrellas
más tarde volvía para hacer que
todo volviera a funcionar.
Y ya nunca más me dará miedo volar.