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Nº 107
REPORTAJES / AZUL Y VERDE

El huerto escolar

Por Paula Rumoroso Ruiz y Laura Fernández Herrero, alumnas de 4º de Secundaria del IES Santa Cruz de Castañeda.

En el invernadero del instituto, algunos alumnos de 4º de ESO damos clases de 'Botánica aplicada' los viernes, la cual consiste en ampliar nuestros conocimientos sobre el trabajo en el huerto y el jardín.

Aprendimos muchas cosas.


Desde un primer momento se nos indicó que íbamos a realizar un cultivo biológico, con utilización de abonos orgánicos (compost) y libre de pesticidas. Así mismo, para no agotar el suelo, realizaremos rotación de cultivos, intercalando leguminosas (guisantes, habas) que fertilizan el suelo ya que aportan nitrógeno (en sus raíces hay nódulos con bacterias que fijan el N2 atmosférico y lo transforman en nitratos).

Hemos diseñado un huerto dividido en un conjunto de bancales elevados, para poder ir rotando los cultivos. En cada bancal se está realizando un cultivo simultáneo (asociación de cultivos) de dos o más especies, imitando la diversidad natural.

Durante nuestras primeras semanas en septiembre nos dividimos por grupos y nuestro profesor Antonio Luis nos asignaba cada día las tareas correspondientes. Lo primero de todo fue crear el primer bancal en el cual plantamos escarolas en los laterales y lechugas en el centro. A principios de octubre ya teníamos preparado el segundo bancal que lo dividimos también en tres filas para sembrar lechugas en la fila del medio asociadas con brócoli y coliflor, cada uno de estos sembrado en un lateral. A mediados de octubre hicimos el tercer bancal donde plantamos puerros y cebollas en los laterales y zanahorias en la fila central. A finales del mes en el cuarto bancal sembramos guisantes.

En cada clase regábamos las plantaciones con la ayuda de Mª Dolores, que iba en algunas otras horas a regarlas, y hacíamos nuevos semilleros.

En cuanto al trabajo en el jardín, afuera, hemos plantado algunas flores y arbustos y, con la ayuda del material necesario como azadas, remodelamos el camino de entrada al invernadero, quitando las malas hierbas y echando grava por encima de la tierra. También tensamos los plásticos del invernadero, evitando que se aflojasen.

Con los grupos ya cambiados por Antonio Luis, la segunda semana de noviembre preparamos tiestos en los cuales plantamos unos esquejes de cintas para trasplantarlas en primavera en las jardineras que hay dentro del instituto e hicimos semilleros de espinacas y de lechugas.

Finalmente, al igual que las últimas semanas anteriores, nuestro profesor y tutor de 4ºB, Pepe, nos hizo alguna visita para ver qué tal iba nuestro trabajo, y Antonio Luis nos dejó llevar a casa algunas lechugas y escarolas de los dos primeros bancales.

                                           Paula Rumoroso Ruiz, 4º ESO, 'Botánica aplicada'

 

El resultado de nuestro trabajo.

 

Cómo hacer un semillero

Para hacer un semillero, lo primero que debemos hacer es preparar la tierra que vamos a utilizar. Para ello, verteremos en un recipiente tal como una caja (preferentemente de forma baja y alargada) el sustrato vegetal o compost y lo mezclaremos junto con arena hasta que la mezcla sea homogénea. Echamos esta mezcla en un semillero, rellenando bien cada casilla del mismo y regamos.

Después, rellenamos cada casilla con más tierra y presionamos la mezcla para que esté algo compactada. Por último, lo que debemos hacer es introducir las semillas. Para ello realizamos con un palito o un bolígrafo un hueco de 1 cm en la parte central de cada compartimiento y ponemos por agujero una semilla (las de tamaño grande) o 3 o 4 (las semillas pequeñas). Luego cubrimos con un poco de tierra las semillas y humedecemos la tierra con un pulverizador.

Por último, cubrimos con un plástico el semillero, a modo de mini-invernadero, para ayudar a mantener una temperatura alta y a retener la humedad.

Mantén el semillero en un lugar cálido, sin sol directo y sin corrientes de aire. Los riegos deben ser frecuentes y con poca cantidad de agua, impidiendo que por cualquier causa se seque el sustrato, ya que se malograría la germinación.

También debemos de tener en cuenta la luna, ya que influye sobre el proceso de germinación de las semillas.

                                                   Laura Fernández Herrero, 4º de Secundaria

 


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