Desde los albores de la existencia humana, nuestra especie ha tratado de registrar aquello que observa, de conservarlo para el futuro o simplemente recrear una estampa bella. Desde los rudimentarios trazos de las pinturas prehistóricas hasta los métodos de captación digitales, todo tipo de escenas, paisajes y motivos han sido registrados con mayor o menor éxito por el hombre. Y en un punto de esta constante evolución se aunaron la ciencia con el registro de imágenes, ya sea desde un punto de vista artístico o puramente objetivo.