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Red-acción
II Época / Nº37
Enero-Febrero
2010
CULTURA / GALERÍA DE ARTE

Tutemjuten, la traición del pueblo

Por Victor Terán Castillo, alumno del 1ºC de ESO del IES Pereda de Santander,

Esta historia empieza a lo largo de 1402 antes de Cristo y nos situamos en Egipto, lugar de grandes arquitectos, grandes dioses, grandes faraones y grandes esclavos.

Pirámides de Egipto.

Nuestra historia trata sobre David, segundo hijo de la familia más poderosa de Egipto, los Faraones. David era un niño fuerte, grande y listo, pero era el hermano pequeño. Un día estuvo jugando con su hermano a las cuádrigas. Su hermano mayor, llamado Carlos, le empujó contra una de las paredes con dibujos. David dijo que le dejara, pero Carlos no le hizo ni caso. De repente David vio una roca caída y que su hermano iba en su dirección, intentó decírselo pero no le hizo ni caso y se chocó. David lloró mucho por ello pero vio que él heredaría el imperio.
Ahora nos remontamos al 1435. El padre de David ha muerto, tiene todo el imperio para él y eso le agrada. Ahora es más avaricioso y cruel y ya no hay nada que le atemorice. Acaba de mandar construir su propia pirámide y eso al pueblo no le gusta. Por ello planean encerrarle en una cueva o algo peor. Un día David discute con su esclavo. Entonces se enfada el esclavo. Lo tenía planeado. David sale por la noche a descargar su furia con el pueblo, pero ve que están todas las casas vacías. Ve la sombra de un niño que le llama, lo empieza a seguir, se mete en un lugar muy oscuro. Enciende un fuego y ve al pueblo que le dice adiós mientras lo encierran. Corre a salir pero es demasiado tarde. Se queda golpeando la roca varios minutos pero nada. Empieza a tener sed y hambre, oye en el último momento unos gritos y da sus últimos golpes y, como si fuera por arte de magia, se mueve la piedra. La abre un abuelo de unos 60 años y le grita que se ponga a cubierto porque les invadían el imperio. Ya quedaban muy pocos aldeanos de la última vez. Sólo estaban los que se quedaron. Entonces David, también llamado Tutemjuten, cogió y dijo que el pueblo se rindiera.
Así se hizo y el pueblo egipcio formó parte del otro viviendo todos en armonía y felicidad.

 


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