Hay
que auscultar con dedicación las fotos que
estos días recogen para la historia de la apertura
del Teatro Concha Espina para encontrar entre ellas,
apartado, en segundo plano, como huidizo, a uno de
sus creadores, el arquitecto Cesar Cubillas Ochoa.
Y es su obra, pero como tantas veces la foto es para
otros. Y poco le importa. Cesar Cubillas es un maestro
a la antigua usanza, de palabra escasa, de figura
huidiza, pero de trazo firme en un plano, de mirada
inteligente y de humanismo desbordante, por delante
siempre de la frialdad matemática que se presupone
a un técnico.
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Teatro Concha
Espina, obra de César Cubillas. |
Pese a su enorme
valía, a su capacidad creadora y al reconocimiento
que en la profesión existe sobre su obra, Cubillas
es un personaje anónimo para el gran público,
incluso en su ciudad, a la que el ha sabido dar en
los últimos años un sello personal,
moderno y certero, en plazas, edificios y el famoso
triángulo cultural, que estos días se
completa con el Teatro Concha Espina. Miembro de una
de las familias más arraigadas de la ciudad,
Cubillas es alto en figura y valores. Recio, sencillo,
cálido y amable, en estos días en que
recoge el aplauso de sus conciudadanos nos recibe
en su casa, para permitir conocer un poco mejor al
maestro y al hombre.
Pregunta.-
¿Podría explicarme con una idea general
lo que es ser arquitecto?
Respuesta.- Ser arquitecto es tratar
de compaginar el espacio, la luz, el tiempo y la materia
para poder crear un conjunto armónico en el
cual se pueda vivir. Esto suele ser muy bonito y a
la vez muy difícil, por lo cual no lo puede
conseguir cualquiera.
P.- ¿Cómo nació
en usted la vocación por la arquitectura?
R.-
Desde siempre yo siempre he sentido admiración
por la arquitectura. El crear casas donde la gente
pueda vivir o el simple hecho de construir siempre
me ha apasionado, ha sido algo que lo he admirado
desde que era niño, y desde entonces quise
ser arquitecto.
P.- ¿Cómo fue su experiencia
universitaria?
R.-
Muy buena. Fue inolvidable ya que es algo que sólo
se vive una vez. Hay que disfrutarlo y saber aprovecharlo,
el trabajo es muy duro, pero se conocen a personas
que pueden sentir admiración por lo mismo que
tú y eso es muy hermoso.
P.- ¿Cuáles fueron
sus inicios en Torrelavega?
R.-
La primera construcción es un poco extraña,
ya que fue una nave para cerdos. Quizás hasta
ahora lo más importante, por su trascendencia
en la vida urbana, haya sido la Plaza Roja en Torrelavega.
También he hecho casas, panteones, unifamiliares,
restauraciones…etc.
P.- ¿Dónde ha dejado
su huella en la ciudad de Torrelavega?
R.-
La Plaza Roja ha sido un sitio que ha dejado huella,
tanto en mí como en la ciudad de Torrelavega.
El cambio impuesto por la reforma, incluso en la vida
cotidiana y común, ha sido algo espectacular,
ya que hace años la plaza estaba rodeada de
carreteras por todos lados, lo cual complicaba mucho
el que los niños pudiesen jugar como lo hacen
hoy día.
También el Teatro Concha Espina ha sido algo
que ha dejado huella. Ha sido un reto convertir un
cine abandonado, con el riesgo de derrumbre que existía,
en un moderno teatro.
P.- ¿Cómo fue su trabajo
en la construcción del proyecto Concha Espina?
R.-
Esto empezó hace unos 12 años con un
nuevo proyecto. Más tarde hubo que ralentizarlo,
y se decidió rehabilitar el edificio del cine
Concha Espina hace dos años.
El cierre del cine dio paso a la posterior construcción
de un teatro que todavía hoy sigue preparándose.
El tener que construir en un edificio ya hecho fue
muy complicado, ya que al más mínimo
error se podría estropear todo y afectar negativamente
a los edificios que le rodean.
P.- ¿Qué opina de
la edificación en Torrelavega?
R.-
No está mal. En los últimos diez años
ha mejorado mucho. Desde que se hicieron las rondas,
la construcción y el rendimiento de la ciudad
han mejorado mucho.
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Fachada del
Teatro Concha Espina. |
P.- ¿Qué cambiaría
de la estructura de la ciudad?
R.-
Descentralizaría la ciudad, alejaría
las industrias de ella, ya que gracias a industrias
como Solvay hemos tenido lluvia ácida en Torrelavega.
P.- A lo largo del tiempo que lleva
trabajando en la arquitectura ¿ha notado su
influencia en Torrelavega?
R.-
La verdad es que estos temas serían más
de urbanismo, de los planes generales. Yo me dedico
más a construcciones específicas que
a gran escala. Lo único sobre lo que yo he
influido ha sido sobre la Plaza Roja.
P.- ¿Ha trabajado también
en el resto de Cantabria o fuera de nuestra región?
R.-
Sí. En Suances por ejemplo he hecho muchas
construcciones, tanto edificios como casas, hoteles,
restauración del Ayuntamiento y hasta el mismo
paseo marítimo. También a lo largo de
nuestra región alguna construcción destacada
podría ser la iglesia románica de Cotillo
de Anievas en Las Fraguas, o ampliar el Casón
de la Marquesa en Las Fraguas. La restauración
del hotel Torre Guevara de Treceño ha sido
otra construcción muy destacada, y también
en San Vicente el hotel Villa de San Vicente.
Fuera de Cantabria el hotel la Herrería en
Villanueva de Henares (Palencia). También hemos
hecho dos trabajos de joyería locales en Palencia,
León y Bilbao. Y dos viviendas en Arenas de
Cabrales, en Asturias.
P.- En el conjunto de sus construcciones,
¿qué obras destacaría fuera y
dentro de Torrelavega?
R.-
El teatro Concha Espina y la Plaza Roja son las dos
más destacadas en Torrelavega por lo que he
dicho antes. Y fuera de Cantabria el hotel La Herrería
o La Casona de Noveda.
P.- ¿Ha trabajado con otros
arquitectos?
R.-
Sí. Han sido Luis Castillo, José Ángel
Ayuso, Alejandro Álvarez, Javier Sáez
de Santamaría entre los más destacados.
P.- ¿Qué ventajas
e inconvenientes encuentra en el trabajo en equipo?
R.-
En el trabajo individual la ventaja e inconveniente
principal son la misma, que tú mismo lo decides
todo.
En el trabajo en equipo la ventaja es que se aportan
ideas, así se pueden ver las cosas desde diferente
punto de vista. El inconveniente es que la responsabilidad
no cae en uno solo. La arquitectura antiguamente era
un trabajo más individual, y ahora es más
un trabajo en equipo.
P.- ¿Ha seguido los pasos
de alguien para llegar a donde está?
R.-
He tenido dos maestros desde el principio. Uno es
Luis Castillo, natural de Cantabria, y el otro es
Leopoldo Uria, antiguo profesor mío de la universidad
y un buen arquitecto.
Aunque también hay otros arquitectos a los
que admiras aunque no los conozcas, como Rafael Moneo
o Tadeo Ando, arquitectos de mi época. Y también
admiro a arquitectos más antiguos como Brunellleschi,
que construyó la cúpula de la catedral
de Florencia. O Frank Lloyd, Luis Can, Santiago Calatrava,
que hizo el Aeropuerto de Bilbao y la Ciudad de las
Artes y las Ciencias de Valencia.
P.- ¿Sabe si hay algún
arquitecto interesado en seguir sus pasos?
R.-
No lo creo. Para ello hace falta ser un gran arquitecto,
habría que ser un maestro y yo no me considero
tal cosa, ya que un maestro es quien más sabe
de algo y yo no lo soy. Aunque sí podría
enseñar.
P.- Para terminar, si tuviera que
elegir otra profesión ¿a qué
le gustaría dedicarse?
R.-
Me gustaría ser médico, en especial
ginecólogo, ya que el traer gente al mundo
es algo muy hermoso, es un milagro y también
porque me gustan los bebés.
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