Tengo 16
años y vivo en Torrelavega desde que nací.
Es una ciudad que tiene sus cosas buenas y sus cosas
malas pero, aunque sé que hay mejores sitios,
no cambiaría mi casa.
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Ferial de ganado.
(Palomeque. DM) |
No toda mi familia es de esta ciudad.
De hecho, la mayor parte de mis tíos y primos
viven fuera. Eso me ha dado la posibilidad de conocer
de cerca otros lugares pero lo cierto es que siempre
me he sentido bien en Torrelavega, mejor que en cualquier
otro sitio.
A pesar de todo, sé que no
es la mejor de las ciudades, ni siquiera está
entre las más bonitas que conozco, porque,
para empezar, no tiene mar.
Las decenas de fábricas, algunas
de ellas especialmente contaminantes que tenemos alrededor,
tampoco ayudan, pero no podemos olvidar que muchos
de nosotros o de nuestros padres han vivido gracias
a ellas.
A esto se une el hecho de que continuamente
se estén haciendo obras en zonas y calles que
acaban de ser arregladas e incluso inauguradas. Todos
sabemos que para mejorar hay que hacer cosas, algunas
veces incómodas, pero en Torrelavega parece
que las obras o los trabajos en las calles con más
tráfico no van a acabar nunca.
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Vista aérea
de la Plaza del Grano ( Alberto. DM) |
Por otra parte, en la calle todos
comentamos la falta de algunas cosas que nosotros
consideramos importantes. Todavía recuerdo
la última película que fui a ver con
mi madre, un amigo y su madre. Aquella noche, cuando
salimos de casa, no sabíamos que sería
la última película que, al menos en
muchos años, veríamos en un cine en
Torrelavega. Vimos 'En qué piensan las mujeres'
y fue la última sesión del Cine Pereda,
porque aquella misma noche se quemó.
Desde entonces mi amigo Javier y
yo, el resto de mis colegas y todos a los que les
gusta el cine en Torrelavega, no tenemos más
remedio que ir a Santander. Es verdad que últimamente
el Ayuntamiento ha abierto una sala en la Casa de
Cultura, pero no es lo mismo.
Pero no todo es malo. La Plaza Mayor
los viernes por la tarde-noche es perfecta. La gente
y el ambiente son de lo mejor del invierno y lo gracioso
es que he oído contar que, desde siempre, ese
ha sido el lugar elegido por montones de pandillas
para quedar.
Las noches del fin de semana tampoco
están mal. Algunos padres ven la noche del
sábado como algo peligroso. Es verdad que la
calle está llena de opciones, pero la mayoría
salimos para vernos un rato, reírnos y, si
hay suerte, ligar algo. Sí, hay de todo, pero
no se debe generalizar.
Cuando pienso en Torrelavega me gusta
también su tamaño. No es demasiado grande
ni pequeña. Tiene lo justo para poder quedar
o moverte de un sitio a otro sin tener que usar autobús
o dar la lata a tus padres para que te lleven. Pero
cuando pienso en esto vuelvo a recordar que no tenemos
ni playa ni cine y para poder llegar a los dos sitios
no queda más remedio que dar la lata.
En resumen, aunque sé que
hay mejores sitios, no cambiaría mi casa. Vivo
a diez minutos del colegio. Mis amigos viven más
cerca todavía. La Plaza Mayor está a
la vuelta de la esquina y, aunque Suances está
a tres horas en bici, sé que esto no está
del todo mal.
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