Consideren
como el bueno y el feo
a CiU y PSC. Es más, pongan cualquier calificativo
a cada uno de estos dos partidos, pero permítanme
calificar a ERC como el malo en la actualidad
política. A partir de ahí, entiendan
malo como ustedes quieran, malo
respecto de sus fines: a los que se les tacha de insolidarios,
egoístas y anticonstitucionales; malo
respecto de su forma de jugar a esto de la
política, pues probablemente haya visto a Dios
cuando recibió nada menos que 652.196 votos
de los electores catalanes, pero ni su política
ni sus fines tienen nada de divinos
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Josep Lluís
Carod-Rovira, líder de ERC.
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A ERC se le ha concedido demasiado poder, y su líder
Carod-Rovira lo ha tirado por la borda cuando se ha
reunido a jugar a los independentistas con la cúpula
de ETA. Esa reunión le costó su cargo
de Conseller en Cap y para un gran número de
público Español, toda su credibilidad
como político. Aunque pueda parecer que el
ERC es el partido de moda, de moda en cuanto a que
ocupa portadas de periódicos (que no es que
le alardeen precisamente). En realidad sus pretensiones
y su ideología nos vienen presentadas bajo
las mismas siglas desde hace unos 75 años.
La historia del partido comienza en el año
1931, cuando Jaime Aiguader funda el partido como
resultado de la unión entre el Partido Republicano
catalán de Lluis Companys, el grupo L´Opinió
de Joan Lluhí y el partido Estat Catalá
de Francesc Maciá. Así, con Francesc
Maciá al frente del partido, se proclamó
ganador de las elecciones y proclamó la República
Catalana, en la que se recuperaban las instituciones
de autogobierno y los derechos de lengua y cultura
catalanes. La reacción del gobierno español
fue decisiva al evitar que esta república llegara
a hacerse nata. En vez de la proclamación de
la república, ERC hubo de conformarse con la
asignación de un estatuto catalán por
parte del estado español.
Este gobierno que hizo tal concesión nos deja
un legado problemático y bastante conflictivo,
como podemos darnos cuenta últimamente ojeando
las portadas que ocupa el Estatuto.
Ya durante el periodo franquista el partido se ve
disuelto; de hecho, de los 700.000 catalanistas del
ERC la mitad se exilian y la otra mitad se ven encarcelados,
fusilados o muertos en la guerra; así, parece
que por unos cuantos años España se
libra de cualquier tipo de negociación o concesión
de una mayor autonomía hacia Cataluña.
En ese aspecto, parece que el ambiente de represión
impuesto por Franco tanto en España como en
Cataluña elimina cualquier pretensión
de independencia o autonomía.
Tras el periodo franquista, y ya de lleno en la transición,
fue el último partido catalán en ser
legalizado. En 1980 obtuvo representación en
el Parlamento de Cataluña: fue Heribert Barrera,
hijo de Martí Barrera quién fuera consejero
de la Generalitat Republicana. Es oficialmente en
1989 cuando ERC se propone como principal objetivo
la independencia de Cataluña, de esta manera
gana aliados entre los catalanistas e independentistas,
como por ejemplo el Frente Nacional de Cataluña,
que se fusiona a ERC para iniciar un proceso de unión
entre el independentismo catalán. Asimismo,
en 1992 aprueba un estatuto de funcionamiento interno
del partido, por el que pasan a ser objetivos clave,
además de la independencia de Cataluña,
la unidad territorial de la misma, la inclusión
de este estado independiente en Europa, asi como el
hecho de que toma una posición izquierdista
y defensora del medio ambiente (de carácter
pues también ecologista).
En 1993 parece que empieza a obtener sus primeros
éxitos, en el ámbito local eso si, consiguiendo
algunas representaciones en ayuntamientos de la comunidad.
En las elecciones al Parlamento de Cataluña
de 1999, obtiene sorprendentemente unos 300.000 votantes,
consiguiendo 12 escaños, y en 2003 obtiene
23 representantes.
Respecto de las elecciones de España, es destacable
que ERC obtuvo unos resultados realmente inesperados
al situarse en unos 600.000 votos, y obteniendo 8
representantes cuando lo máximo que había
conseguido era 1.
ERC colmó el vaso cuando su líder, Josep
Lluis Carod-Rovira, se reunió con la cúpula
de ETA para negociar una tregua y hablar sobre un
posible abandono de las armas. Esto le costó
sus cargo de Conseller en Cap de la Generalitat y
asi mismo se vio sometido, no injustamente por cierto,
a un panorama político bastante turbulento
y a una especie de “linchamiento”, según
él alego en su momento por parte de los medios
de comunicación, como el diario El Mundo. Lo
cierto es que una reunión no oficial con la
banda terrorista ETA por la que se consigue una tregua
sólo en el territorio Catalán suena
un tanto extraña, básicamente por el
hecho de que el negociante es catalán y, además,
independentista; eso sí, el señor Rovira
añadió que él no llegó
a ningún acuerdo con los terroristas, pues
iba en calidad de secretario de ERC y no de representante
del gobierno Catalán.
Sus declaraciones en general no son nada acertadas,
critica a los partidos españoles sin ningún
miramiento y su actitud es bastante prepotente, en
sus declaraciones en la entrevista que se le realizó
en el suplemento de El Mundo hace una semana dejó
joyitas como la siguiente:
“Soy la bestia negra de la derecha y de algunos
que se dicen de izquierdas, pero siguen teniendo una
concepción medieval y uniformista de España”.
A la pregunta de qué es España, responde:
“Sinceramente, no lo sé”. Provocación,
soberbia y sobretodo antipatriota.
Con todo, es de esperar que al final se consiga
bajar los humos a estos independentistas, lo cual
no parece para nada probable ante la actitud y el
“talante” del presidente del Gobierno.
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