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Nº 58
OPINION / TRIBUNA LIBRE

La zona de vinos: ¿diversión o conflicto?

Por Adrián Pelayo y Alex Goicoechea. Alumnos de 1º Bachillerato del colegio La Paz.

Durante los últimos meses ha surgido en Torrelavega una agria polémica sobre el planteamiento que tienen los jóvenes de cómo divertirse los viernes y sábados noche. Toda esta polémica surge de las noticias que han recogido los periódicos locales durante los últimos meses en los que destacan noticias no muy halagüeñas del comportamiento juvenil que viene relacionado con las drogas, el abuso del alcohol y la violencia y el abuso sexual.

Ambiente en la zona de vinos durante el fin de semana.

Tras todas estas informaciones decidimos ir al centro de la acción, al meollo en cuestión, la zona de vinos para descubrir si esta mala reputación es correcta o infundada. Empezamos la jornada de investigación a las 19,30 horas. Tras los primeros momentos en la zona descubrimos el primer conflicto originado a la salida de un bar donde los gritos e insultos nos indican que no hay que acercarse. Tras evitar el primer conflicto nos dirigimos a una zona más “segura”.

Pasa el tiempo y las horas y la zona se convierte en un sitio cada vez más amigable donde disfrutar de una buena copa rodeado de tus amigos. Mi compañero y yo nos dirigimos a realizar una vuelta de reconocimiento y descubrimos con sorpresa que la policía local ha incrementado en número y tiempo sus servicios y se dedica a mantener la paz en todo el ámbito. También observamos con atención como muchos de estos policías se internan en bares para poner multas a la gente que incumple la ley del menor respecto a la venta de alcohol.

Volvemos a nuestra “zona de acción”, donde nuestros amigos se divierten sin ningún hecho que altere esa diversión.... (lo bonito del alcohol-diversión). Pero nosotros queremos morbo, queremos ir donde están los conflictos o por lo menos donde las “leyendas urbanas” dicen que están. Tras dar una vuelta más bien corta nos encontramos la primera “movida”, que para los que no entiendan el lenguaje juvenil viene a ser algo parecido a conflicto o pelea. Unos chicos de las afueras de Santander, o eso decía el público que observaba la pelea, y otros de la periferia de Torrelavega se estaban enfrentando por antiguos problemas y peleas o también por el conocido ojo por ojo y diente por diente.
Como vemos que la pelea se iba tranquilizando debido a la cercanía de la presencia policial nos dirigimos al otro extremo de la zona para buscar nuevos hechos que sirvan para destacar en este improvisado calendario de un sábado noche. Son las 23,30 y ya empiezan a surgir los efectos del alcohol. Una desmesurada exaltación de la amistad y también el enfadarse por chorradas que a veces llegan a mayores.

Llegamos a uno de los bares con más ambiente de la zona y nos encontramos a unos cuantos amigos que nos demuestran todo lo que nos quieren: abrazos, gritos, todas esas cosas que hacen de la amistad una excelente excusa para divertirse por la noche... queremos atravesar el bar hasta al final para ver el panorama y nos encontramos con numerosos empujones, codazos... que si los dejas pasar por alto no pasan de ahí, pero si te giras o te internas en una discusión comienza el problema, que puede llegar hasta las manos. Pero pese a todo esto, y gracias a que somos dos chicos sensatos y estables, no nos percatamos de estos empujones y llegamos hasta el final, donde un grupo de chicas baila bajo el éxtasis que les proporciona los incipientes ritmos latinos. En este momento descubrimos lo verdaderamente maravillosa que es la noche y nos quedamos con la boca abierta, para qué les vamos a engañar. Pese a lo bien que nos lo estabamos pasando nos damos cuenta del calor tan espantoso que se empezaba a respirar. Salimos del bar y encontramos que a estas horas la gente sale masivamente y la zona se llena totalmente y además todos los bares están hasta los topes.
Son aproximadamente las 12,30 y aunque queda mucha noche por delante preferimos no relatársela por miedo a que descubran nuestros más oscuros secretos. Sólo decirles que no encontramos ninguna “movida” más. Y después de todo esto, y a modo de conclusión, decir que problemas se pueden encontrar si vas a determinadas zonas y a determinadas horas puedes encontrar todas las peleas que quieras. Pero si tú lo evitas y quieres puedes pasar una noche de diversión alrededor de los vapores de la música y del alcohol controlado, y damos fe de que así fue y que pudimos disfrutar de una noche en plenitud de diversión con ninguna gota de sangre.

Con esto quiero dejar claro que el problema no está en los jóvenes en general, porque siempre es malo generalizar, ya que cafres y locos los hay en toda la villa del señor, y no por eso una cosa es mejor o peor. Porque la violencia existe y existirá siempre, por lo tanto no hay que echar balones fuera en la juventud y mirarse más el ombligo de donde quizás esté el origen de todos estos problemas que la mayoría están en la propia educación que dan los padres a los hijos desde pequeños.

 


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