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Nº 58
OPINION / TRIBUNA LIBRE

Zona de peligro

Por Clara Puente. Alumna de Bachillerato del Colegio La Paz de Torrelavega.

La verdad es que es algo que me venía pasando desde hace bastante tiempo, es una sensación extraña. En pocas palabras es como adentrarte en otro mundo. Noto diversas sensaciones cuando paso por la zona de vinos de Torrelavega, más conocida como 'la zona'.

Las calles se llenan el sábado noche.

No puedo negar que empecé saliendo por esas calles, pero cuando no conoces más te conformas con lo que hay, ley de vida, vamos.
Hace más de una hora que llegué a casa y no paro de pensar en todo lo que he visto en unos miserables cinco minutos.
Desfiles de gente, peleas, gritos, camisetas de tirantes a unos cero grados... un cóctel explosivo, vaya.
Puede que sea bastante atrevido decirlo pero, hablando en términos generales, la zona motiva a la violencia; no sé si es porque la gente la forma o si el simple hecho de pasar tus fines de semana en ese maldito lugar lo único que inspira es una violencia absurda y gratuita.

Hace ya un tiempo que decidí alejarme de esas broncas de sábado y he vivido en carnes propias que desde que no piso ese lugar los problemas absurdos, infantiles y motivados en ocasiones por el aburrimiento, ya no llaman a mi puerta.
Intento pensar y sacar conclusiones, intento descifrar el porqué de tanta violencia y las únicas causas que encuentro son, básicamente, el aburrimiento, el desempeñar el papel de líder en la pandilla y que, sin ofender a nadie claro, la juventud de hoy en día es, básicamente, borrega. Yo, desgraciadamente, me tengo que incluir aunque sea una mínima parte. Son o somos como ratoncillos que participan en un experimento, actúan o actuamos mediante ordenes auto impuestas, claro.

Por más que observaba las peleas, no muy de cerca claro, no entendía cuáles fueron las causas que motivaron diversas peleas, no sacaba nada en claro, argumentos como "la he pegado porque me mira mal" o "no hables con mi novia" eran los más comunes y los que motivaban la mayoría de las peleas que se suceden en la zona y alrededores todos los fines de semana.
Mi postura parecerá repelente y me acusarán de listilla quizás, pero lo único que me produce ver este tipo de cosas es pena. Pena por la chicas, porque no quiero pensar que encuentren alguna satisfacción en acusar a otras de estupideces, pena por los chicos también, que se mueven en masas, siguiendo el dicho uno para todos y todos para uno, que hacen suyo en las peleas con tal de que machaquen, totalmente, al contrario.
No encuentro ninguna solución, ni en el presente, ni tan siquiera en el futuro. La única esperanza es arremeter contra ese concepto que la mayoría entienden como la zona y convertirlo en un lugar donde poder estar tranquilo y sin preocuparte porque te acusen de que, por ejemplo, "me has robado el novio, estúpida"...



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