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Nº 128
ENTREVISTAS / CUESTIONARIO 10

Rosa Durán: "Cervantes es un auténtico prestidigitador de la creación novelesca"

Por el equipo de redacción de 1º de Bachillerato del IES Valle de Camargo.

Entre los muchos actos que hemos celebrado en el IES Valle de Camargo, dentro y fuera de las aulas, contamos con la presencia de Rosa Navarro Durán, profesora de Literatura de la Universidad de Barcelona y especialista en nuestro Siglo de Oro. Nos dio una hermosa charla sobre Cervantes, el Quijote y las Novelas ejemplares. El encuentro está subvencionado por el MECD, dentro de su programa '¿Por qué leer a los clásicos?'.

Rosa Durán flanqueada por la estudiante Olga Suárez y por la profesora de Lengua y Literatura del IES Valle de Camargo Elvira Brualla.

 

Pregunta.- ¿Es Cervantes “el primero que ha novelado en lengua castellana” como él mismo afirma?
Respuesta.- Es el primer escritor que ofrece a la imprenta un volumen con novelas que tienen una trama, un argumento original, que no desarrollan un asunto tomado de otra obra anterior. Hay que tener en cuenta que el término “novela” designaba en aquel tiempo a un relato breve, al modo italiano (el modelo son las cien “novelas” del 'Decamerón' de Boccaccio). Aunque podemos encontrar en ellas elementos que provienen de la literatura leída por Cervantes (por ejemplo, La fuerza de la sangre tiene alguna deuda con La hécira, comedia de Terencio), todas son invención suya y, por tanto, sumamente originales.

P.- Cervantes tiene buen cuidado de dotar a sus novelas de indicaciones muy realistas sobre el marco histórico ¿por qué? ¿podemos identificar ese “lugar de La Mancha” de don Alonso Quijano? ¿La Sevilla de 'Rinconete y Cortadillo' describe la Sevilla real del momento?
R.- Cervantes quiere que sus ficciones sucedan en un tiempo y un espacio reales: es la gran lección que aprendió de 'La vida de Lazarillo de Tormes' y de otros relatos. Su obsesión es la verosimilitud y para ello tiene que situar en un mundo real y concreto lo que cuenta. La Sevilla de 'Rinconete y Cortadillo' era la que él conocía muy bien, la real del momento; pero eso no quiere decir que fueran reales sus personajes ni que existiera el patio de Monipodio. Sevilla era una ciudad muy poblada, centro de la riqueza y de la delincuencia, porque en esta estaba centralizado el tráfico de mercancías a las Indias (la Casa de Contratación estaba en la ciudad). No, no se puede identificar ese “lugar de la Mancha”, es decir, esa aldea (“lugar” quiere decir “aldea, pueblo”), porque Cervantes no lo hace; si hubiera querido hacerlo, nos hubiera dado su nombre, y no es así. Es absurdo entrar en esa discusión sin salida o, si prefieren, es hacer caso a lo que dice el narrador al final del Quijote: “Este fin tuvo el ingenioso hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero”. No es ninguna aldea concreta; la única que puede descartarse es el Toboso, porque de allí es Dulcinea. Todas las demás pueden seguir compitiendo por esa gloria que no cabe darse a ninguna a menos que se quiera traicionar al texto de Cervantes. No hay que olvidar que si don Quijote y Sancho son de La Mancha es solo por la dilogía que tiene la palabra “Mancha”: lugar geográfico y suciedad. De ahí que ya desde el comienzo, el escritor avise que está escribiendo una obra cómica: “En un lugar de la Mancha” jugando con la dilogía de “mancha”. Además es don Quijote es el primer caballero que se pone una mancha en su linaje, y detrás de su nombre está el del héroe del libro de caballerías que más gustó a Cervantes: Tirante… el Blanco. Don Quijote no es el Blanco, sino el de la Mancha. ¿No ven la sonrisa de Cervantes?

P.-Sobre la mujer en Don Quijote: ¿Está la imagen de los personajes femeninos en El Quijote inspirada por las mujeres con las que Cervantes tuvo contacto en su entorno? ¿El discurso de Marcela (tras la muerte de Grisóstomo) se corresponde con la ideología de Cervantes? ¿Cree que la diversidad de clases sociales y sobre todo de personalidades entre los personajes femeninos es un recurso para dar verosimilitud al relato o refleja también el pensamiento de Cervantes, en el sentido de que no encasilla a las mujeres en los roles habituales?
R.- No puedo yo saberlo porque nada sé con precisión de las mujeres que rodearon a Cervantes; y además son muy distintas las que aparecen en el texto de Don Quijote de la Mancha: desde Maritornes o la Molinera o la Tolosa, a la duquesa o a Dorotea. Lo importante es situar a cada una de ellas en el género de ficción del que son personajes. Marcela es una pastora, es decir, una joven rica disfrazada de pastora y, por tanto, es personaje de novela pastoril. El género de los libros de pastores estaba presidido por Diana, la diosa de los bosques, y desempeñaban en él un papel destacado las pastoras, las mujeres. Marcela es una joven huérfana, rica y con un tío canónigo que administra su hacienda y no tiene ningún interés en que se case; en estas condiciones sí puede ser ella la que elija al marido con quien casarse, pero no tendría esa libertad si viviera su padre, ¡no hay que olvidarlo! Teniendo en cuenta esta circunstancia, sí podemos decir que Cervantes le da una vida de ficción a un personaje femenino inolvidable por su bello discurso en defensa de su inocencia ante la acusación de la muerte de Grisóstomo. Y que él compartiría esa opinión de Marcela; si no, no le hubiera dado palabras tan bellas; pero no hay que buscar feminismo donde no lo hay o donde es imposible que lo hubiera (otra cosa es leer a una mujer escritora como santa Teresa de Jesús o, en el XVII, a María de Zayas), pero sí se puede afirmar que Cervantes crea unos intensos y atractivos personajes femeninos, a los que les da ingenio, inteligencia y bellas palabras; y es importantísimo que lo haya hecho porque nos ha regalado esos entes de ficción inolvidables, mujeres inteligentes, que dijeron palabras muy bellas.

P.- ¿Cree usted que la vida de Cervantes, en todo o en parte, puede estar reflejada en su obra El Quijote? ¿Hay alguna relación intrínseca, de dependencia o filiación entre las 'Novelas ejemplares' y Don Quijote?
R.- Confieso que a mí no me interesa ver la relación entre vida y literatura, a mí me apasiona la literatura, y me da lo mismo que quien la escriba lo haga inventando o reflejando algún episodio vivido por él. Como no sabemos apenas nada de la vida de Cervantes, solo grandes trazos de su discurso vital, no puedo yo decir ni que sí ni que no a lo que se me pregunta. Es indudable que el relato del cautivo que está en la primera parte del Quijote sí recoge vivencias cervantinas en su cautiverio en Argel y en su navegación por el Mediterráneo; pero no puedo saber nada más. Es mucho más importante lo que lee un escritor que lo que vive; en el Quijote hay deudas de la lectura del Lazarillo, de la de Celestina (no hay más que ver el nombre de Dulcinea, que está relacionado con el de Melibea), de Tirante el Blanco, de Orlando furioso, etc. Eso es lo que a mí me interesa: la relación entre las obras literarias; si vivió o no algo de lo contado no añade ni trascendencia, ni belleza ni riqueza a lo que aparece en el texto. No comparto el gusto por “la verdad”; a mí me apasiona la ficción bien contada. Claro que hay una relación entre las 'Novelas ejemplares' y Don Quijote de la Mancha porque Cervantes escribía a la vez las novelas y la historia de don Quijote; las novelas son también de la primera década del siglo XVII. Dentro del texto del Quijote hay además una novela “ejemplar”, la del Curioso impertinente, que no recopiló aparte porque ya tenía su lugar en ese relato. Y no hay que olvidar que dentro de la misma maleta estaba otra novela escrita que no se leyó en la venta, la de Rinconete y Cortadillo; así pudo luego Cervantes recopilarla en el volumen de sus Novelas ejemplares. La historia de Dorotea y Fernando, o la de Cardenio y Luscinda hubieran podido dar lugar a otra novela, solo que hábilmente Cervantes las creó como parte del Quijote: ya no son historias leídas y oídas por sus personajes, son historias vividas por algunos de ellos, que además actúan dentro del mundo del caballero andante.

P.- ¿Cuál es el propósito o propósitos de las Novelas…? ¿El propósito ejemplarizante es, a su juicio, importante en el estilo cervantino o es irónico el autor al hacernos notar esa intencionalidad?
R.-Cervantes quiere, sobre todo, divertir, entretener; lo dice así en el prólogo a las Novelas: “Mi intento ha sido poner en la plaza de nuestra república una mesa de trucos, donde cada uno pueda llegar a entretenerse, sin daño de barras; digo sin daño del alma ni del cuerpo, porque los ejercicios honestos y agradables antes aprovechan que no dañan”. Pero como la literatura de ficción estaba bajo sospecha ante los moralistas, se protege con ese manto de la ejemplaridad: “Heles dado nombre de ejemplares, y si bien lo miras, no hay ninguna de quien no se pueda sacar algún ejemplo provechoso”. Y es cierto que si uno quiere encontrar ejemplos, puede hacerlo en todas y en todo; y no hay ironía alguna en su afirmación. Pero a Cervantes le gusta la ficción entretenida, divertir, entretener; y lo consigue siempre.

Los estudiantes siguiendo con interés la intervención de Rosa Durán.

 

P.- Sobre 'La gitanilla'… ¿qué interés podían tener Cervantes y sus lectores en el mundo de los gitanos? ¿La convivencia con los gitanos en clave de “conflicto étnico” o la marginalidad eran asuntos que preocupasen a un humanista?¿Por qué es Preciosa más virtuosa siendo educada como una gitana más?
R.- No hay que interpretar las obras desde nuestra perspectiva; en cambio, sí podemos leerlas desde nuestras preocupaciones. Quiero decir con esto que es lícito plantearse estas preguntas, pero no debemos olvidar que la obra está escrita a principios del siglo XVII. ¿Nos preocupa a nosotros ahora el problema de los conversos? Como no nos afecta, no nos hacemos preguntas sobre ellos en creaciones de autores a quienes sí les preocupaba. No podemos, por tanto, hablar de conflicto étnico ni de marginalidad en esa época a propósito de los gitanos, que para Cervantes se convierten en motivo literario no solo en esta novela, sino también en su comedia Pedro de Urdemalas, en donde aparece otra gitana, Belica, también de origen noble, pero cuyo final va a ser muy distinto. Si partiéramos de esa obra, nuestras preguntas serían muy distintas. Preciosa es rubia, blanca, virtuosa y más graciosa que las demás gitanas porque tiene que enamorarse de ella un caballero, que va a vivir con los gitanos por amor a la bella joven, y el final feliz exige que la gitanilla sea de origen noble para poder casarse con el caballero. Hay que leer esa oposición entre Preciosa y las gitanas como una necesidad narrativa esencial; si no, ni hay novela ni tiene esta un final feliz, que el lector está además esperando. Cervantes, que respeta mucho la verosimilitud, subraya el cuidado que tuvo la vieja gitana en la educación de su falsa nieta, y cómo hizo que supiera leer y escribir; eso sí es importante: darse cuenta de que con la educación se mejora a la persona, y de que la mujer inteligente puede así desarrollar su capacidad.

P.-Sobre 'El licenciado Vidriera', ¿por qué un loco para criticar la sociedad? Y cuando sanan los locos cervantinos, ¿solo les queda la muerte? ¿Cuál es el valor de la locura? ¿Se puede hablar de cierto pesimismo del autor pese a su señalado buen humor? ¿Son el 'Licenciado Vidriera' y 'La Gitanilla' “realistas”?
R.-El bufón es el que puede decir las verdades porque lo es, porque es un personaje de comedia. El loco actúa como un bufón: dice las verdades, pero no dañan, porque están dichas por un loco. Cuando el licenciado Vidriera sana, no puede ganarse la vida como letrado, como abogado, aunque tenga la misma agudeza e inteligencia que cuando estaba loco. Y ahí se ve muy bien la visión realista de la sociedad que tiene Cervantes: sin las redes sociales que da una familia poderosa, no es posible ascender en dicha sociedad. No puedes encontrar trabajo como letrado si no formas parte de una familia de letrados, de nobles, de poderosos. No te queda más que la milicia, que ser soldado, como fue Cervantes, hijo de un cirujano (es decir, de un practicante). En el caso de don Quijote, su muerte es absolutamente necesaria para que el personaje no cayera en manos de otro ladrón como Avellaneda; Cervantes sabe muy bien –y lo dice– que no se puede resucitar a un personaje de ficción. De ahí que don Quijote recobre la cordura en su lecho de muerte, haga testamento y se muera en cama, en su casa; en esta última parte Cervantes se acordaba de Tirante el Blanco, que también murió de enfermedad y antes hizo testamento. Si hubiera dejado a don Quijote en su aldea esperando que pasara ese plazo que su vencedor le impuso, hoy tendríamos otra (u otras) continuaciones del Quijote. Son, por tanto, dos locuras distintas la de Vidriera y la de don Quijote; y su final, también. Hay que analizarlas dentro del relato del que forman parte para ver el propósito de Cervantes al crear a esos dos entes de ficción inolvidables.

P.- 'Rinconete y Cortadillo' es una picaresca atípica: protagonista, tema, ¿puede señalarnos en qué consiste la originalidad de Cervantes? ¿sabemos si era buen conocedor del género picaresco como lo era del bizantino, del pastoril, o del libro de caballerías?
R.- La condición de propio o no de un género la ponemos nosotros, o mejor dicho, los historiadores de la literatura. Los dos protagonistas son dos pícaros, pero no escriben su autobiografía, en efecto. Cervantes crea a los dos muchachos a imagen y semejanza de Guzmán de Alfarache, al igual que en 'La ilustre fregona' inventa a un joven caballero, Diego de Carriazo, que siente la llamada de la picaresca; como dice el narrador de la novela: “En fin, en Carriazo vio el mundo un pícaro virtuoso, limpio, bien criado y más que medianamente discreto. Pasó por todos los grados de pícaro hasta que se graduó de maestro en las almadrabas de Zahara, donde es el finibusterrae de la picaresca”. Ese sí es un pícaro peculiar. Si lo menciono es para subrayar la maestría de Cervantes: en 'Rinconete y Cortadillo' crea a dos muchachos pícaros que tienen voces distintas a pesar de ser muy parecidos en sus aficiones: Rincón sabe leer y escribir y es un tahúr; Cortado es un ladrón de bolsas, habla por los codos, pero es analfabeto. Los dos descubrirán en Sevilla –la meta de los pícaros y rufianes porque era la ciudad comercial por excelencia– que el robar no es un ejercicio libre, que hay que dar cuenta de todo a Monipodio, el jefe de la mafia. Con los dos muchachos aprendices de rufianes entraremos en el patio de Monipodio y descubriremos cómo funciona la “santa” cofradía. Cervantes había leído minuciosamente la primera novela picaresca, Guzmán de Alfarache, también conocido como El Pícaro, de Mateo Alemán. Esta obra tuvo un éxito extraordinario, y precisamente fue el acicate para que Cervantes escribiera su Don Quijote, para competir con ella. Por tanto, sabía muy bien los rasgos de la picaresca, y en esas dos novelas que indico nos ofrece dos variantes de pícaros, muy distintos por cierto.

P.-Sobre la adaptación de clásicos: ¿Decide usted los clásicos que adapta o le proponen los distintos proyectos? ¿Tenía miedo de no hacer justicia a las Novelas ejemplares, al Quijote, o a cualquier otro clásico cuando los adaptó?
R.-Las dos cosas: yo propongo algunas obras, y la editorial me ofrece otras. Por ejemplo, la adaptación del 'Lazarillo de Tormes' o del Cid o de la Odisea y la Eneida son ideas mías; en cambio, la editorial me propuso adaptar Platero, y más tarde la Biblia. También quise yo adaptar 'El caballero Zifar', la primera novela de caballerías (de mitad del siglo XIV), porque me parecía muy divertida y atractiva para los niños; con ello pretendía que no desapareciera porque hoy es totalmente desconocida salvo para una minoría muy reducida de especialistas. Me costó mucho conseguirlo, pero una vez publicada, no ha tenido éxito alguno. A menudo es la editorial la que sabe ver mejor el camino que puede invitar a la lectura. ¡Menos mal que las obras que antes he citado llevan ya muchas ediciones! Eso indica que se leen, que es lo que a mí me interesa: poner en las manos de los niños los tesoros que esconden los clásicos.

P.- ¿Cómo llegó a la conclusión de que La vida de Lázaro de Tormes fue escrita por Alfonso de Valdés? ¿Qué elementos textuales condujeron más claramente a esa conclusión: el marco, el estilo, …?
R.-No puedo resumir en cuatro palabras el trabajo de catorce años; está a punto de salir una nueva edición mía de la obra, en Alianza Editorial, con 150 páginas de introducción y más de 600 notas, en donde he dicho todo lo que he investigado y visto hasta ahora. En el título de la obra ya está encriptado el nombre del escritor: LA Vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidaDES, es decir: VALDÉS; y en el texto se reconocen su estilo, sus palabras y, sobre todo, su pensamiento; porque la obra no es una novela picaresca, sino una sátira contra los miembros viciosos de una Iglesia necesitada de reforma. Alfonso de Valdés era el secretario de cartas latinas del Emperador y el principal valedor de Erasmo en España; la obra se cierra con la entrada del Emperador en Toledo, el 27 de abril de 1525, un hecho simbólico que solo un buen cortesano podía destacar; y toda ella pone de manifiesto la falta de caridad, los abusos de los amos para con el pobre Lázaro, y cinco de ellos son eclesiásticos (el clérigo, el fraile de la Merced, el buldero, el capellán y el arcipreste de San Salvador), el ciego vive de las oraciones en las que no cree, y solo el pobre vanidoso escudero, que nada tiene y come gracias a que Lázaro mendiga, trata bien al mozo. Lo que digo no basta porque tendría que contar el caso, que es el objetivo del relato de Lázaro, y otras muchas cosas; pero basta apuntar un poco la senda que sigo en mi argumentación.

Rosa Durán es una gran experta en el Siglo de Oro español.

 

P.- ¿Qué nos puede aportar la figura de Teresa de Jesús, mujer, religiosa mística y escritora hoy a los lectores de literatura? ¿Es una “buena escritora”? ¿Por qué?
R.-Teresa de Jesús es una escritora extraordinaria; es una mujer que escribe para todo el mundo, y también para sus hermanas monjas, otras mujeres. El objetivo de su escritura es la comunicación, hacerse entender; ella parte de su condición de mujer iletrada (aunque ha leído y sabe mucho); y al no pretender mostrar cultura alguna, su estilo fluye sin trabas, cercano a todos nosotros. Ella es quien escribe la primera autobiografía real en lengua romance (ha leído el Lazarillo, que es la primera autobiografía ficticia en lengua no latina), un auténtico descubrimiento; hoy es muy fácil escribir una autobiografía, está al alcance de todos; pero hacerlo por primera vez es una auténtica hazaña literaria. Su estilo elegante, expresivo, lleno de comparaciones de la vida corriente, sedujo al gran humanista fray Luis de León, su primer editor, y sigue hoy seduciendo a los lectores que abren las páginas del 'Libro de la vida' o de 'Las moradas' sin prejuicio alguno, simplemente para gozar de la buena literatura y aprender. Es una analista espléndida del alma; nadie antes que ella supo sumergirse tan bien en su interior y describir esa introspección. Sus imágenes son tan expresivas que han inspirado a grandísimos artistas, y luego hemos creído que ella decía lo que estos pintaban o esculpían; hay que volver a su texto para ver que su escritura es mucho más contenida, más auténtica, más real.

P.- Y por último, profesora Navarro, convénzanos ¿por qué hay que leer a Cervantes y qué citas, o palabras de Cervantes, son sus preferidas?
R.-Es el mejor novelista que ha existido nunca, y escribió en nuestra lengua, ¿no vamos nosotros a leerlo? Si lo hacen y lo convierten en costumbre, tendrán siempre a su alcance el remedio para sus horas bajas, las de la tristeza invasora. Yo tengo a mano el Quijote, con un punto en alguno de sus capítulos infalibles; y en cuanto noto que el vuelo de la melancolía se me acerca, voy a él, y en cinco minutos soy otra. ¡Son tantas las palabras, las citas de Cervantes que me divierten, que me conmueven, que me enseñan! Solo diré que mi último libro, que es una recopilación de artículos sobre teatro áureo, se llama 'Por sus culpas o por sus gracias', que es frase de don Quijote, y su subtítulo es 'Pasiones y trucos en el gran teatro áureo: de Lope a Calderón'; y la palabra “trucos” es también muy cervantina porque aparece en el prólogo a sus Novelas ejemplares, como antes he dicho. ¡Lean, lean a Cervantes y verán que todo lo que digo es muy poco! No hay mejor maestro de la narrativa que él: es un auténtico prestidigitador de la invención, de la creación novelesca.


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