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Nº 125

CULTURA / CRÍTICAS

'La historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar', de Luis Sepúlveda

Por Patricia Rautu, estudiante de 1º de ESO del IES Santa Cruz de Castañeda.

La historia trata de una gaviota llamada Kengah, que pertenecía a una bandada de 120 gaviotas. A la hora de pescar, todas las gaviotas, hundían la cabeza y salían con un arenque. Un día Kengah hundió su cabeza pero algo la impedía volverla a sacar.

 

Título: 'La historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar'

Autor: Luis Sepúlveda

Editorial: Tusquets Editores

 


Kengah hundió su cabeza para pescar y, de repente, la capitana anunció: "¡Peligro a estribor!" porque una ola negra se acercaba a ellas. Kengah, como ya había metido la cabeza, no lo había oído. Cuando intentó sacar la cabeza estaba cubierta de petróleo y no podía salir.

Kengah, casi sin fuerza, despegó del mar. Como casi no tenía fuerza, aterrizó en un balcón, en el balcón de Zorbas.

Zorbas era un gato nacido en el puerto junto a otros gatos. El era diferente, ya que todos los demás gatos eran blancos, pero él era negro. Kengah le dijo a Zorbas que iba a morir, pero Zorbas le dijo que no, y que no dijese esas cosas. Kengah dijo que con sus últimos esfuerzos pondría un huevo, y que si Zorbas le podía hacer tres promesas. Zorbas no tuvo más remedio que decirle que sí, ya que la gaviota estaba en estado muy débil.

Las tres promesas fueron: que no se la comiera (a la hija), que cuidase de la gaviota pequeña y que la enseñara a volar. La gaviota puso el huevo, pero murió. Entonces Zorbas cumplió todas las promesas con ayuda de sus amigos del puerto (Colonello, Sabelotodo y Secretario). La alimentaba, al principio con moscas, y luego Zorbas, sus amigos y la gaviota comían pescado.

Cuidó de la gaviota como si fuera su hija. Cuando alguien la intentaba comer, como los ratones, él la protegía. Hasta hizo un trato con ellos para que la dejaran en paz. Cuando alguien, como por ejemplo el chimpancé Matías, inventaba cosas de los gatos y se las contaba a la gaviota, como que la alimentaban para que cuando fuera mayor se la comieran, ellos la decían que eso es mentira, y le enseñaban cosas buenas.

A la hora de enseñarla a volar no fue nada fácil. Primero la pusieron un nombre, 'Afortunada'. Luego intentaron enseñarla a volar utilizando el invento de Leonardo Da Vinci, pero al 17º intento se dieron cuenta de que la máquina de volar de Leonardo Da Vinci no funcionaría, así que hicieron una lista de humanos, para ver quién podría ayudarles.

Con la persona por la que se decidieran harían "tabú", es decir, maullar el idioma de los humanos. Se decidieron por un hombre que ni siquiera estaba en la lista. Ese hombre le enseñó a Zorbas que hay que tener fe. Se fueron a la Torre de San Miguel y, diciéndoselo a Afortunada, ella consiguió volar.


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