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Nº 110
ENTREVISTAS / CUESTIONARIO 10
Melchor Gurruchaga, la memoria de una guerra

Por Pablo Gurruchaga, Jorge Herráez, Claudia García, Lara Gómez, alumnos del colegio La Salle de Santander.

Esta evaluación hemos elegido entrevistar a Melchor, abuelo de Pablo, debido a que estamos dando contenidos relacionados con la Guerra Civil, la cual vivió, así que podría darnos alguna información, contar alguna anécdota…

Pablo junto a su abuelo.



Pregunta.- ¿Cómo era su vida antes, durante y después de la Guerra Civil? ¿Cambió en algo?
Respuesta.- Ya lo creo que cambió mucho. Antes de la guerra mi familia tenía la suerte de estar en buena situación económica y vivíamos casi como millonarios. La guerra nos hizo papilla, durante la guerra pasamos mucha hambre. Después de la guerra… más o menos hasta los años 50, no recuerdo si en el 51 o en el 57, vivíamos alimentándonos por las cartillas de razonamiento o comprando lo que necesitábamos en el estraperlo.

P.- ¿Después de que eliminaran las cartillas de razonamiento, mejoraron las cosas en su caso?
R.- Sí, sí que mejoraron, básicamente porque en las tiendas podías comprar las cosas que querías. Poco después de acabar la guerra comencé a trabajar y mejoró algo la situación, aunque hambre seguimos pasando mucho tiempo más.

P.-¿Qué información puede darnos sobre el estraperlo?
R.-Lo que más se vendía de estraperlo era el pan, a pesar de que se vendiera todo, el pan concretamente se vendía en la calle Cervantes. En Puertochico se vendía tabaco, también se vendían muchas patatas y harina de la península. Yo en mi caso tuve la suerte de tener buenos amigos y nos pudimos ayudar entre nosotros. Un amigo mío tenía un horno y siempre nos daba pan hasta que un día le denunciaron y le quitaron el horno y le castigarían qué sé yo con qué, no recuerdo.

P.-¿Participó en la guerra? ¿De qué modo?
R.-A los 17 años fui a la guerra. El bando nacional quiso llamar a mi quinta para que participáramos. Por suerte yo no participé con un fusil, yo estaba en lo que llamaban centurias técnicas, para ello tenías que tener un oficio. En estos servicios lo que hacíamos era reconstruir lo que se iba destruyendo en la guerra. Yo trabajaba de cristalero, el convento de Santa Teresa de Teruel, donde están momificados los amantes de Teruel, están puestos prácticamente enteros por mí.

P.-¿Durante la guerra seguíais yendo a la escuela?
R.-A la escuela seguíamos yendo con normalidad.

P.-Y la vida, ¿seguía con normalidad entonces?
R.-Bueno, seguía habiendo cine y muchas cosas más que había antes, lo que quitaron son los bailes, que es lo que hoy en día serían las discotecas.

P.-¿Algún miembro de su familia participó en el frente?
R.- Sí, mi hermano. Era nueve años mayor que yo y le cogieron para participar en el bando nacional. Llegó a ser sargento. Fíjate cómo cambiaban las cosas en pocos años que antes de la guerra jugaba en el Racing. Justo acababa de mudarse a Burgos donde había puesto una cristalería y ahí le cogió la guerra.

P.-De las restricciones impuestas por Franco, personalmente, ¿cuál fue para usted la más dura?
R.-En mi caso ninguna, no sabría qué decirte. Poco después de la guerra me tocó hacer la mili. Pasábamos mucho hambre, eso era lo que preocupaba. Restricciones había muchas pero molestarme realmente te diría que ninguna.

P.-¿Fue castigado o fusilado algún miembro de su familia?
R.-Sí, un tío mío fue castigado debido a que le denunció su sobrino con el motivo de que recibía un periódico, según él, escrito por anarquistas. Le llevaron a un almacén de la tabacalera, que era donde estaba la cárcel de los que eran de izquierdas. Recuerdo ir en varias ocasiones a visitarle allí.

P.-¿Nos puede dar alguna información sobre el NODO?
R.-Era un suplemento que ponían en el cine, ya que entonces no había televisión, de propaganda y un noticiero de lo que pasaba en todo el mundo. Realmente elegían ellos las noticias, noticias muy específicas, muy partidistas. Recuerdo que al empezar la proyección sonaban el himno nacional, el himno de los requetés y el de falange. Al mismo tiempo había una imagen de Franco en pantalla y tenías que levantarte y estar de pie con la mano extendida hasta que terminaban de sonar los himnos. Era un noticiero bastante corto. También en los cines antes de las películas echaban el NODO, y era muy interesante ya que era la única forma de enterarte de lo que pasaba por el mundo. Recuerdo de ir con amigos al cine justos de tiempo y decir “¡Vamos, que no llegamos al NODO!”

P.-¿Hubo muchas emigraciones durante la guerra?
R.-No. Durante la guerra no emigraba nadie, únicamente el que podía. Las emigraciones sucedieron después de la guerra.

P.-¿Cuál es su opinión sobre Franco?
R.-Qué te voy a decir de Franco. Realmente, yo con él tuve épocas de vivir muy mal y épocas de vivir muy bien. Yo de Franco no puedo decir nada, había necesidad porque España estaba bloqueada por las demás naciones, la única que nos ayudaba era Argentina. El trigo lo empleaba Franco como moneda. No puedo opinar mal de él, si hubiera ganado el otro bando, hubiera vivido de la misma forma creo yo.

P.-¿Cuáles cree que fueron los principales aciertos de Franco?
R.-Pues uno de ellos fueron los pantanos. Él fue el que hizo los pantanos aquí, gracias a eso pudimos beber, el hombre de los pantanos le llamaban. La industria también evolucionó muy bien en aquella época gracias a él, a pesar de que era una industria diferente a la de ahora. Para mí, lo más característico de él eran los pantanos.

P.-¿Saca algo positivo de la guerra?
R.-Hombre lo único positivo es que después de la guerra había mucho trabajo para reconstruir todo lo que se había destruido y debido a que la población disminuyó mucho. Pero no, de las guerras yo creo que nunca se saca nada positivo.

P.-¿En qué cree que cambiaría la situación actual de España si hubiera salido vencedor el bando republicano?
R.-En poco, realmente no se puede saber qué hubieran hecho en caso de haber vencido, pero España estaría mal de todos modos visto lo visto y viendo la situación del resto de Europa también, al menos en mi opinión.

P.-Y por último, ¿podría contarnos alguna anécdota concreta sobre la guerra?
R.-Yo con 17 años me incorporé a Teruel. Íbamos de Calatayud a Teruel en tren, y al ser aquello zona de guerra íbamos con las luces apagadas. Nuestro vagón no tenía ni siquiera ventanas, y al ser invierno hacía muchísimo frío. Para intentar calentarnos hicimos una pequeña hoguera y por poco quemamos todo el vagón, ya estaba prendiendo del todo cuando vino un revisor del tren y consiguió apagarlo, sino lo quemamos por completo. Otra anécdota es que en aquella época se escribían tantas cartas a mano que los sellos servían en muchísimos casos como moneda. Teníamos un amigo hijo del conserje de Correos que nos proporcionaba muchos sellos, y eso nos ayudó bastante también. Una tercera anécdota para pescar, para poder comer, tirábamos bombas de mano al río y con la explosión salían los peces a flote muertos o muy aturdidos y así era muy fácil pescarlos. Lo mismo nos pasó en Salamanca, donde tuvimos que ir, allí había un coto de caza sin trabajar durante la guerra en el que se extendieron los conejos. Estaba lleno de madrigueras y ahí metíamos la mano y sacábamos a los conejos para comerlos.


 


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