Logotipo Interaulas
Cabecera Red-acción Inicio > Cultura > Críticas
Reportajes
Entrevistas
Opinión
Cultura
Internet
El mundo
Medios
Imagen Primaria
Red-acción
II Época / Nº52
Marzo
2012
CULTURA / CRÍTICAS

'El sol de Breda'

Por Lara Weindl Esteban, alumna de 4º de Secundaria del IES Santa Cruz de Castañeda.

La acción se desarrolla en Flandes y está narrada por Iñigo Balboa, mochilero del tercio de Cartagena perteneciente a la fiel infantería del rey católico, al mando del capitán Alatriste.

El sol de Breda.

Son tiempos difíciles, crueles y duros. Comienza con el asalto y saqueo de la ciudad de Oudkerk, siempre respetando a las flamencas. Íñigo ayuda a un soldado a sacar libros de la biblioteca en llamas (más tarde supo que era Don Pedro Calderón de la Barca). Finalmente se reúne con el capitán Alatriste. El invierno en Flandes es lluvioso y gris. Íñigo se dedica a robar gallinas y a otras cosas de las que no está orgulloso. La escuadra del tercio de Cartagena está formada por unos 15 hombres. No están habituados a tanta lluvia, la comida es escasa, la ropa gastada y sin sueldo. Esto hace que surjan motines y saqueos, aunque no quieren causar demasiadas violencias a la población civil. Los tercios españoles se conforman y mantienen la reputación de no exigir atrasos antes de la batalla, son pacientes y sufridos.

Los motines eran algo ordinario que minaba el prestigio de la monarquía española. En el primer motín, don Pedro de la Daga decide ahorcar a dos hombres. Se resuelve con la llegada de Ambrosio Spinola y Grimaldi, capitán del ejército de Flandes, querido entre los soldados. Spinola había conseguido grandes triunfos ofreciendo su servicio y sus bienes para pagar a los soldados. Tiene mano izquierda y buen talante. El rey, por su parte, es ingrato y débil de carácter y Spinola morirá enfermo y desengañado; como pago, olvido y ponzoña; así pagaba nuestra tierra a los que le aman.

Con la llegada del sueldo comienza la fiesta, baile, música y juego. Íñigo tiene un altercado con un valenciano, García Candao. Finalmente es resuelto por el capitán Alatriste. Esa misma noche el enemigo ataca el frente y el tercio organiza el contraataque. Sitúan el puesto de mando en un molino desde donde pueden ver al enemigo a pocos kilómetros. La batalla termina con la huida de los holandeses. Después de la batalla, Íñigo narra la realidad de la guerra al encontrar a un enemigo herido, llorando y encogido en una casa en llamas. El mochilero pide ayuda al capitán Alatriste, que decide matar al hombre porque considera que es lo mejor para él.

Cuando parece que hay calma descubren que el enemigo está construyendo un túnel. El tercio corta el paso. Los holandeses desafían a los españoles a un duelo de cinco contra cinco. Llaman al capitán Alatriste para formar parte pero no va.

El enemigo construye una presa en el río para inundar la trinchera española y los españoles salen por la noche en una "encamisada" para derribar la presa. Íñigo se había quedado a mitad del camino con Jaime, otro mochilero. Íñigo recibe la carta de Angélica y piensa en volver a su lado.

La guerra sigue, con los ingleses como enemigos. Se enfrentan en una larga batalla en la que participan los dos mochileros (Íñigo y Jaime). La pólvora se termina y empiezan a sacar las espadas y por orden de Alatriste pelean en torno a la bandera. Íñigo solo quiere que se acabe y no sabe bien cómo. Espantan a los ingleses con una aparición inesperada y realizan un degollamiento a mansalva. Los ingleses flojean, tropiezan entre sí e inesperadamente echan a correr por docenas. Íñigo aún llora cuando se recuerda con apenas quince años abrazando un trozo de tela .

En el epílogo, Íñigo acude nueve años más tarde al estudio de Diego de Velázquez un día gris. Es el pintor favorito del rey Felipe IV. En ese tiempo Velázquez tenía la tarea de acondicionar las salas de pintura del salón de reinos en el nuevo palacio del Buen Retiro. Bebiendo un caldo caliente conversan.

Sobre un bastidor especial sujeto a la pared está el cuadro en el que Velázquez quiere plasmar una situación magnánima y arrogante, expresando las cosas pero sin concluirlas, dejando así trabajo al espectador. El cuadro: 'La rendición de Breda' de Don Diego de Velázquez, donde plasma la entrega de llaves de los holandeses a los españoles la mañana del 5 de junio del año 1625 bajo el reinado de Felipe IV en España.

 


SUBIR

'Drácula' de Bram Stoker
'Neds'
Mario Camus y sus 29 relatos
Una película, un libro, una exposición, un disco, un videojuego ... Cuéntanos qué te ha parecido