La acción
se desarrolla en Flandes y está narrada por
Iñigo Balboa, mochilero del tercio de Cartagena
perteneciente a la fiel infantería del rey
católico, al mando del capitán Alatriste.
Son tiempos difíciles, crueles
y duros. Comienza con el asalto y saqueo de la ciudad
de Oudkerk, siempre respetando a las flamencas. Íñigo
ayuda a un soldado a sacar libros de la biblioteca
en llamas (más tarde supo que era Don Pedro
Calderón de la Barca). Finalmente se reúne
con el capitán Alatriste. El invierno en Flandes
es lluvioso y gris. Íñigo se dedica
a robar gallinas y a otras cosas de las que no está
orgulloso. La escuadra del tercio de Cartagena está
formada por unos 15 hombres. No están habituados
a tanta lluvia, la comida es escasa, la ropa gastada
y sin sueldo. Esto hace que surjan motines y saqueos,
aunque no quieren causar demasiadas violencias a la
población civil. Los tercios españoles
se conforman y mantienen la reputación de no
exigir atrasos antes de la batalla, son pacientes
y sufridos.
Los motines eran algo ordinario que
minaba el prestigio de la monarquía española.
En el primer motín, don Pedro de la Daga decide
ahorcar a dos hombres. Se resuelve con la llegada
de Ambrosio Spinola y Grimaldi, capitán del
ejército de Flandes, querido entre los soldados.
Spinola había conseguido grandes triunfos ofreciendo
su servicio y sus bienes para pagar a los soldados.
Tiene mano izquierda y buen talante. El rey, por su
parte, es ingrato y débil de carácter
y Spinola morirá enfermo y desengañado;
como pago, olvido y ponzoña; así pagaba
nuestra tierra a los que le aman.
Con la llegada del sueldo comienza
la fiesta, baile, música y juego. Íñigo
tiene un altercado con un valenciano, García
Candao. Finalmente es resuelto por el capitán
Alatriste. Esa misma noche el enemigo ataca el frente
y el tercio organiza el contraataque. Sitúan
el puesto de mando en un molino desde donde pueden
ver al enemigo a pocos kilómetros. La batalla
termina con la huida de los holandeses. Después
de la batalla, Íñigo narra la realidad
de la guerra al encontrar a un enemigo herido, llorando
y encogido en una casa en llamas. El mochilero pide
ayuda al capitán Alatriste, que decide matar
al hombre porque considera que es lo mejor para él.
Cuando parece que hay calma descubren
que el enemigo está construyendo un túnel.
El tercio corta el paso. Los holandeses desafían
a los españoles a un duelo de cinco contra
cinco. Llaman al capitán Alatriste para formar
parte pero no va.
El enemigo construye una presa en
el río para inundar la trinchera española
y los españoles salen por la noche en una "encamisada"
para derribar la presa. Íñigo se había
quedado a mitad del camino con Jaime, otro mochilero.
Íñigo recibe la carta de Angélica
y piensa en volver a su lado.
La guerra sigue, con los ingleses
como enemigos. Se enfrentan en una larga batalla en
la que participan los dos mochileros (Íñigo
y Jaime). La pólvora se termina y empiezan
a sacar las espadas y por orden de Alatriste pelean
en torno a la bandera. Íñigo solo quiere
que se acabe y no sabe bien cómo. Espantan
a los ingleses con una aparición inesperada
y realizan un degollamiento a mansalva. Los ingleses
flojean, tropiezan entre sí e inesperadamente
echan a correr por docenas. Íñigo aún
llora cuando se recuerda con apenas quince años
abrazando un trozo de tela .
En el epílogo, Íñigo
acude nueve años más tarde al estudio
de Diego de Velázquez un día gris. Es
el pintor favorito del rey Felipe IV. En ese tiempo
Velázquez tenía la tarea de acondicionar
las salas de pintura del salón de reinos en
el nuevo palacio del Buen Retiro. Bebiendo un caldo
caliente conversan.
Sobre un bastidor especial sujeto
a la pared está el cuadro en el que Velázquez
quiere plasmar una situación magnánima
y arrogante, expresando las cosas pero sin concluirlas,
dejando así trabajo al espectador. El cuadro:
'La rendición de Breda' de Don Diego de Velázquez,
donde plasma la entrega de llaves de los holandeses
a los españoles la mañana del 5 de junio
del año 1625 bajo el reinado de Felipe IV en
España.

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