El IES Las
Llamas participa en el proyecto SAFE desarrollado
dentro del programa Comenius en el que colaboran centros
de Kayseri (Turquía), Aosta y Turín
(Italia) y Tongeren (Bélgica).
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Estudiantes
y profesores en el aeropuerto. |
Llegamos al aeropuerto de Charleroi desde Santander
la noche del domingo. Allí nos esperaba una
de las familias que nos alojarían y los profesores
que nos acompañarían hasta Tongeren,
la ciudad más antigua de Bélgica, en
la que estábamos dispuestos a pasar toda la
semana en el VIIO (el centro educativo belga con el
que desarrollamos, además de los de Kayseri,
en Turquía, Aosta y Turín, en Italia,
el proyecto SAFE/Comenius).
Al día siguiente nos reunimos con los compañeros
italianos y turcos. Los profesores belgas nos acompañaron
a visitar unas cuevas que fueron unas antiguas minas,
'Grotten van Kanne', que forman una auténtica
red de galerías en el interior de la montaña,
en la que hay restos arqueológicos, un museo
de ciencias naturales, cuevas para cultivar champiñones,
una discoteca, y las cavas en las que fermenta la
cerveza de la cueva 'Grotten Biére'. Tras visitar
la cueva nos dirigimos a Maastricht, la ciudad holandesa
que pudimos visitar tranquilamente, viendo sus antiguas
calles engalanadas para las fiestas del Carnaval y
una antigua iglesia gótica convertida en una
gran librería.
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Escuchando las
explicaciones. |
El martes pudimos reunirnos en el VIIO ya con todos
los participantes del proyecto (se incorporaron los
alumnos y profesoras de Turín). Salimos en
autobús a visitar un centro de reciclaje, una
estación depuradora de aguas y una central
incineradora de biomasa, teniendo ocasión de
conocer detalladamente el funcionamiento de cada una
de las plantas.
El nuevo día se celebró la recepción
oficial en el VIIO. Visitamos el centro, sus aulas
y talleres, viendo el funcionamiento y teniendo ocasión
de asistir a algunas de las clases con nuestros amigos
belgas. Por la tarde, mientras los profesores se reunían
para seguir trabajando en el proyecto, todos nosotros
(turcos, italianos, belgas y españoles) pudimos
visitar la cercana ciudad de Lovaina, a donde nos
desplazamos en tren desde Tongeren.
El cuarto día los dedicamos a visitar Tongeren.
La ciudad más antigua de Bélgica nos
mostró algunos de sus encantos: La Basílica
de Notre Dame (está enclavada en la zona flamenca,
pero coexisten nombre valones), la plaza mayor y la
estatua de Ambiórix, el héroe local
que presentó resistencia a los invasores romanos,
el Beaterio (declarado patrimonio de la humanidad
por la UNESCO), las antiguas murallas romanas y las
más modernas murallas medievales... todo esto
antes de ser recibidos en el Ayuntamiento por las
autoridades locales. Por la tarde tuvimos ocasión
de visitar el museo romano que muestra los restos
de la estancia de las legiones por estas tierras,
así como reconstrucciones muy interesantes
de la vida en la época antigua y medieval.
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Un momento para
conversar. |
El viernes tuvimos una nueva ocasión de participar
en las clases con el alumnado belga. Asistimos a clases
de Tecnología e Inglés. Más tarde
pudimos exponer nuestro trabajo ante el Ministro de
Educación de Flandes (es curioso que Bélgica
lleva meses con un gobierno en funciones y todo funciona
bien y el pueblo está contento) que nos ofreció
una moneda conmemorativa de recuerdo y con el que
nos hicimos unas cuantas fotografías.
El sábado fuimos con nuestros profesores en
tren a Bruselas. Nada más llegar cogimos el
metro para dirigirnos hacia el Atomium y el parque
en el que se realizó la exposición universal,
así como en el que se encuentre la residencia
de los reyes de Bélgica. Después recorrimos
la ciudad andando, desde el parque del Centenario
pasando por los edificios emblemáticos de las
instituciones europeas: la sede del Consejo de Ministros,
el edificio Beaumont, el Parlamento Europeo, el Palacio
Real, los museos reales, el palacio de Justicia, los
restos de las murallas de la ciudad, y nos enfrentamos
al Manneken Pis, símbolo de la ciudad, junto
al Atomium, que estaba vestido de Carnaval. En las
proximidades pudimos ver fuentes que manaban chocolate
e innumerables tiendas de recuerdos y bombones. Tras
un respiro en una cafetería cercana, visitamos
la Grand Place, impresionante muestra de edificios
que parecen sacados de un cuento de hadas. Aún
tuvimos tiempo de pasear por las inmediaciones de
la catedral y de ver algunas de las muestras del modernismo
que la capital europea conserva en sus calles, antes
de coger el tren de regreso a Tongeren. Por cierto,
una avería en la catenaria nos hizo permanecer
parados cerca de una hora en las proximidades de Lieja
(para sentirnos como en casa).
El domingo llegó la hora de la despedida y,
desde la escuela, nos dirigimos hacia el aeropuerto
de Charleroi para tomar el vuelo de regreso a Santander.
El viaje a Bélgica ha sido fantástico,
divertido e instructivo. Lo único que no nos
gustó fue el tiempo. Aunque disfrutamos de
un sol espléndido, hizo muchísimo frío.
Claro que la gente de estas tierras tiene fama de
ser fría también, pero no es cierto,
el frío solo fue en el ambiente, no en el trato
con nuestros amigos belgas con los que compartimos
una inolvidable experiencia. Era la primera vez que
yo salía de España de esta forma y ahora
veo que es muy interesante participar en este tipo
de intercambios con otros países, conociendo
la forma de ser de gentes distintas, procedentes de
lugares distintos, pero con un mismo interés,
en nuestro caso la búsqueda de alternativas
para la energía (SAFE en sus siglas inglesas,
pues el inglés es el idioma oficial del proyecto
de quiénes hablamos castellano, turco, italiano,
francés y flamenco).

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