Jack nace
en Edimburgo, con un corazón débil y
para salvarlo le colocan un reloj de madera al que
habrá de dar cuerda toda su vida. Debe respetar
una regla: evitar todo tipo de emoción que
pueda alterar su corazón. Pero Jack conoce
a una joven andaluza que pondrá a prueba su
corazón.
Título:
'La mecánica del corazón'
Autor: Mathias
Malzieu
Editorial:
Random House Mondadori
Año:
2009
Páginas:
176
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En el día más frío de la historia,
en Edimburgo, nació un niño con un problema
en el corazón, por lo que Madeleine (era la
que hacía de comadrona de putas y jóvenes
y realizaba operaciones un tanto escalofriantes) le
tuvo que implantar un reloj como corazón. Este
pequeño, al que llamaron Jack, a los diez años
se enamoró de una pequeña cantante,
pero su débil corazón no soportaba un
sentimiento tan fuerte. A Jack le dio igual y se fue
en su búsqueda. En el colegio se encontró
con un matón llamado Joe, que también
estaba enamorado de Miss Acacia. A éste le
dio mucha rabia que preguntaran por ella, porque se
había ido a Granada, y le hizo la vida imposible
a Jack durante todo el curso.
En una de sus habituales bromas pesadas Jack se cansó
y le estrujó el ojo contra su reloj-corazón.
La policía fue en su búsqueda y Jack
huyó.
Llegó a Granada, en compañía
de un amigo relojero que se echó por el camino,
en busca de Miss Acacia. La encontró y después
de un tiempo se hicieron novios. Su amigo el relojero
le arreglaba el reloj-corazón cada día.
Pero un día llegó Joe, y otra vez se
propuso hacerle la vida imposible, arrebatándole
a Miss Acacia. En un ataque de ira se intentó
arrancar su reloj-corazón. Se desmayó
del dolor y entró en un estado de coma.
Despertó tres años después.
Joe seguía con Miss Acacia. Y él la
intentó enamorar disfrazado de otra persona.
Un día Miss Acacia le confesó que aún
seguía enamorada de Jack, pero él había
muerto tres años atrás. Éste
le confesó su verdadera identidad, pero Miss
Acacia le rechazó.
Jack decidió volver a Edimburgo. Madeleine
ya había muerto pero tenía otros amigos,
por lo que se quedó allí a vivir el
resto de sus días.

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