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Red-acción
II Época / Nº40
Mayo
2010
EL MUNDO / NOS IMPORTA

El embarazo adolescente

Por Alicia Palencia González, alumna del colegio Nuestra Señora de la Paz de Torrelavega.

Las reacciones de una pareja de adolescentes cuando se enteran de que ella está embarazada pueden ser muy variadas. El miedo y la inseguridad salen a la luz. El primer pensamiento suele ser: ¿estoy preparada para ser padre/madre? Y siempre surge la duda de: ¿Cómo se lo digo a mis padres? ¿Cómo reaccionarán?

Una adolescente embarazada.

A pesar de que cada vez estamos más informados sobre métodos anticonceptivos, los embarazos adolescentes, es decir los de las jóvenes menores de 19 años, siguen sucediendo.

En ningún caso hay que tratar un embarazo adolescente como un problema, todo lo contrario, hay que apoyar a la madre y desear que todo se desarrolle adecuadamente y sin ningún contratiempo.

Las familias suelen poner el grito en el cielo cuando se enteran de que su hija, nieta, sobrina o lo que sea en ese caso está embarazada, ya que la siguen viendo como una niña. Todo esto es en algunos casos, hay excepciones.

Una cosa muy importante para la madre del futuro bebé es que el padre le dé su apoyo, ya que en algunos casos no se hace responsable y es una falta de autoestima enorme para la futura mamá.

Una vez que está decidido el tener el bebé y la familias lo saben, los padres se plantean varias cosas, seguir estudiando o no, casarse o sólo convivir con la pareja, o ni siquiera vivir con ella y seguir viviendo en la casa de los futuros abuelos.

Un problema muy importante suele ser la economía, ya que los recursos de los adolescentes suelen ser muy escasos o nulos. Aquí entran los padres, tanto como por la parte materna como paterna, para mostrar su voluntad y ayudar en todo lo posible para que todo llegue a buen término.

La prevención es la manera más adecuada de evitar un embarazo, pero ya que está hecho, no hay por qué tachar de irresponsables a los futuros padres, ni sacar a la luz los precarios temas económicos de los que se dispongan.

Lo más lamentable es que sigue habiendo casos en las que las jóvenes se quedan embarazadas y los padres no las quieren ni ver. Las chicas se sienten defraudadas y no sienten el apoyo de sus padres, el cual es muy importante para un buen embarazo, ya que si la joven está amargada el bebé lo va a sentir.

Las jóvenes empiezan cada vez antes a practicar sexo y no son plenamente conscientes de las consecuencias de no practicarlo con seguridad, ya que un fallo te puede marcar toda la vida. No sólo me refiero a quedarse embarazada demasiado pronto sino a las enfermedades de transmisión sexual.

Este embarazo está considerado de alto riesgo, ya que el cuerpo de la embarazada no está plenamente desarrollado. También es importante mencionar que no es suficientemente madura como para soportar tanta presión como es tener un hijo.
Las relaciones sexuales no son un juego, no son simplemente una forma de pasarlo bien. Para disfrutar de ellas es necesario tomar precauciones y ser conscientes de por qué se llevan a cabo.
También están las repercusiones en cuanto a la vida diaria de la joven, como tener que dejar de estudiar, enfrentarse a la decepción familiar, asumir responsabilidades que aún le quedan muy grandes.

Entre las opciones encontramos:

- Decidir seguir adelante y cuidar del bebé, preferiblemente con ayuda de la familia.

- Abortar, pues la ley lo permite en supuestos de menores de edad cuando la salud de la paciente corre peligro.

- Darlo en adopción, para lo cual también hay poseer cierta madurez o será una decisión que marcará negativamente toda su vida.

Hoy en día esta situación se está convirtiendo en algo demasiado habitual. Sobre su causa hay muchas hipótesis. Si lo miramos desde un punto de vista médico preventivo, podemos decir que el inicio temprano de las relaciones sexuales y la no utilización de métodos anticonceptivos o su mala utilización es un factor importante. Si lo miramos, en cambio, desde la situación de las familias, diríamos que la desintegración familiar, la poca comunicación con los padres o la falta de enseñanza sobre la capacidad de medir riesgos son otras variables que intervienen. La realidad es que estas adolescentes se convierten en madres antes de construir su propia vida, por lo carecen de madurez física o emocional. Esto implica para el bebé una red de sustentación muchas veces no adecuada.

Muchas veces las adolescentes están sin pareja en su embarazo. Y muchas veces están solas, sin el acompañamiento afectivo familiar que necesitan. No han dejado de ser hijas y ya tienen que ser madres. Es por eso que el embarazo adolescente es cosa de todos, y todos podemos hacer mucho.



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