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Red-acción
II Época / Nº37
Enero-Febrero
2010
EL MUNDO / NOS IMPORTA

Soy una mujer maltratada

Por Santiago Amieva, Guillermo Barreda, Carmen Ortega, Alfonso Pinilla, Sara Movellán, Laura Lanza, Noelia Martínez y Alexia Sánchez, alumnos del IES Pereda de Santander.

Los alumnos de 1º y 3º de la ESO del instituto José María Pereda han realizado una creaciones literarias en el marco de la Educación en Valores. El tema propuesto ha sido 'Soy una mujer maltratada'. Debieron ponerse en la piel de una mujer maltratada y escribir cómo se sentían.

Arantxa Sánchez Vicario en una campaña contra la violencia de género.

Hola, me llamo María Fernández García, tengo treinta años. Soy de Murcia, pero vivo en Madrid con mis tres hijos en un centro de acogida para mujeres maltratadas. Os voy a contar mi historia.
Todo empezó cuando éramos novios, me quedé embarazada de mi primer hijo. Al principio mi novio estaba muy ilusionado y nos casamos. Yo tenía veinte años y él veinticinco.
Después de nacer nuestro hijo su carácter cambió, él no soportaba que el niño llorara y estábamos siempre discutiendo. Entonces él se marchaba de casa, venía borracho a altas horas de la madrugada y me pegaba. Cuando se le pasaba la borrachera me pedía perdón. Enseguida me quedé embarazada otra vez; eran mellizos y las palizas, cuando venía borracho a altas horas de la madrugada, continuaban.
Yo nunca le denuncié porque le quería y siempre pensaba que cambiaría, pero el día que me pegó delante de los niños comprendí que esto no podía seguir así. Hice las maletas y me fui con mis hijos a casa de mi madre, a ella se lo conté todo y fui a poner una denuncia.
Luego comenzaron las amenazas, así que tuve que volver a la policía y ellos me buscaron un centro de acogida.


                                                               Santiago Amieva Fernández. 3ºB

 

Hola, me llamo Laura Fernández González. Yo era una mujer feliz, me llevaba bien con mi marido. En el trabajo triunfábamos, teníamos una buena situación económica… teníamos un hijo de diez años al que le iba fantástico en sus estudios. Pero de repente todo nos empezó a ir de mal en peor, mi marido perdió el trabajo y ahí empezó a estresarse mucho.
Pasado un tiempo nos embargaron el coche, mi marido frenético empezó a gritar. Yo le dije que se callara, que estaba asustando al niño y él, alteradísimo, me llevó hasta nuestra habitación y me pegó una paliza.
Al día siguiente mi hijo me preguntó que qué me había pasado. Yo le mentí. Le dije que me había caído.
Él todos los días me pegaba una paliza… Yo estuve callada mucho tiempo por miedo… Hasta que un día me levanté con valor. Él se había ido al bar. Yo quería acabar con esta pesadilla que estaba viviendo. Todos los días venía borracho y me pegaba una paliza…
Quería acabar con todo esto y lo hice. Llamé al número de ayuda a la mujer maltratada (el 016). Tras varios juicios, le declararon culpable, le condenaron a cinco años de cárcel y tres años de servicio comunitario por todo el daño que me había causado.
Diez años después… Ahora vivo sola con mi hijo, él tiene 20 años, mi ex marido tiene una orden de alejamiento de 500 metros a mi domicilio. En definitiva, ya pasó la pesadilla y ahora viene mejores tiempos.

                                                             Guillermo Barreda Montequin. 3ºB

 

Me llamo María y mi marido me maltrata. Todo empezó por una discusión tonta: por el mando de la tele; yo se lo pedí y él me dijo que no me lo iba a dar que eso era de su propiedad. Yo se lo intenté quitar pero él al ver que yo movía la mano me dio un tortazo y me dijo:
- Como vuelvas a intentar quitarme el mando te doy más fuerte.
Pasó una hora y él se quedó dormido. Le intenté coger el mando, pero se me cayó en su barriga y le desperté. Él me dio un puñetazo en el ojo.
Al día siguiente ni si quiera me miró, se fue a trabajar y me quedé haciendo las labores de la casa. Esa es otra, no me deja ir a trabajar, porque dice que el trabajo de una mujer es su casa. Yo fui a comprar el pan y la panadera me preguntó:
-¿Qué te ha pasado en el ojo?
- Me caí ayer y me di un fuerte golpe en el ojo.

Cuando llegó él a casa me pegó un tortazo y me gritó:
Esto porque no esta aún la mesa puesta.
-Tú también la puedes poner.
-Esa es tu labor y a la siguiente cojo el cuchillo.

Puse la mesa comimos y él se fue a trabajar.
Yo me puse a llorar y decidí llamar al 016, vino la policía y me mandaron decir lo que había pasado. Yo se lo conté. Más tarde cuando yo ya me tranquilicé fueron a buscarle a la oficina. Le llevaron ante el juez. Posteriormente le condenaron 30 años y a mi me dieron 15.000 euros por daños psicológicos. La tortura ha acabado pero el recuerdo sólo ha empezado.

                                                                                    Carmen Ortega. 1ºC

 

Me llamo Marta y durante dos años he sufrido agresiones de mi marido. Al principio de nuestro matrimonio todo funcionaba perfectamente, pero al cabo del tiempo nos fueron surgiendo problemas económicos, ya que la empresa donde trabajábamos cerró y nos quedamos en el paro con dos hijos. A partir de este momento, mi marido empezó a beber cada vez más y cada vez que le pedía que lo dejara me insultaba y me gritaba. Pero eso fue sólo el principio, porque ahora cuando le digo que no le puedo dar más dinero para beber siempre termina pegándome. Yo ya no creía poder aguantar más esta situación. Al final acabó pegándome delante de mis hijos y yo ya no quería salir más a la calle para que la gente no me viera todos los cardenales que tenía por la cara. Todas las noches me mandaba a dormir al sofá.
Una noche decidí acabar con todo esto. Cuando él se durmió fui a la habitación de mis hijos y les dije que me siguieran en silencio. Cuando salimos de casa, fuimos a la comisaría para denunciar a mi marido.
Ahora, él está en la cárcel y yo por fin soy feliz con mis hijos, y tengo esperanza de volverme a casar y formar una nueva familia.

                                                                              Alfonso Pinilla Ros. 3ºB

 

Mi historia no es un cuento de hadas, sino que es el infierno. Me llamo Tania y soy una mujer maltratada por mi marido. Mi padre me vendió a un desconocido por tres camellos cuando apenas tenía veinte años.
Mi padre piensa que debería ser feliz porque mi marido me trae seis euros a la semana, pero él no sabe que me engaña, me pega con el cinturón cada vez que no le obedezco.
El otro día me castigó con 15 latigazos por intentar suicidarme. Sueño todas las noches con una pistola en el bolsillo con la que matarme.
Cuando me quedé embarazada no me miró a la cara y me riñó porque ahora tendría que ganar más dinero para mantener a la niña que estaba en camino. La niña era hermosa, pero un poco revoltosa y, a nada que hacía, mi marido la pegaba.
Cristina, mi hija, murió hace cinco años por un golpe demasiado fuerte de mi marido. Apenas tenía tres años. Cuando vi a mi niña tirada en el suelo sin moverse y a mi marido con una pala para enterrarla, la cogí en mis brazos y me la llevé a mi cuarto, aunque eso significaba una paliza. No me moví hasta que vino mi madre y cuando me dijeron que estaba muerta supliqué a mi marido que me matara como hizo con mi Cris.
Esta tortura me ha superado, no la aguanto más, me voy a suicidar. Tengo una pistola y una bala, lo necesario para matarme. Sólo tengo que apretar el gatillo.

Por favor esta historia no se la tomen a risa ya que le puede estar pasando a cualquier persona.

                                                                                    Sara Movellán. 1º D

 

Me llamo María y cuando me levanto por las mañanas mi marido me habla solo para que le haga el desayuno. Tengo una niña de siete años y ella no sabe que mi marido me maltrata.
Todo fue por una tontería. Él estaba en el salón y yo en la cocina fregando. Entonces vino a la cocina, miró la nevera y me dijo: -¿Por qué narices no hay cerveza?.
Yo, asustada, le contesté: -Perdón cariño, pensaba que había.
Entonces empezó a morderse el labio y a frotar su puño con la mano, se acercó y me pegó un puñetazo. Yo, tapándome la nariz que sangraba y llorando, le imploré.
-¿Por qué, por qué haces esto?.
-De ahora en adelante como no hagas lo que yo ordene te pegaré. Y se fue a la calle. Llegó mi hija y me dijo: -¿Mamá, qué te ha pasado?
-Nada cariño -le respondí-. Ve a tu habitación ahora, enseguida voy yo.

En cuanto oí que se cerró la puerta de la habitación fui corriendo al baño, me limpié la sangre y me cambié la ropa.
Luego fui a la habitación con mi hija. Una vez allí, retumbó en la casa un fuerte portazo. Era él. No salí, pero tenía que enfrentarme a él. Un día de estos me enfrentaré o llamaré a la policía.

                                                                                         Laura Lanza. 1ºC

 

Diario de una mujer maltratada

- 22 de agosto de 1998

¡Hola! Mi nombre es Carolina, tengo 19 años y pensé que la mejor forma de expresar mis sentimientos sería empezar a hacerlo con tinta día a día en un papel. Por el momento estoy soltera, pero el otro día conocí a un chico bastante guapo en el parque, él estaba con una pandilla de amigos que parecían bastante conflictivos, pero es que él… con esa cara y esa sonrrisa tan linda es imposible que haga nada malo…

- 23 de agosto de 1998

Hoy mi grupo de amigas y yo hemos vuelto al parque por la mañana y, para sorpresa mía, él también estaba allí, en el mismo banco del otro día y con los mismos amigos. Cuando me quise dar cuenta mis amigas se habían quedado perplejas mirando detrás de mí… ¡era él!
Me dio su número de teléfono y desde ese momento estuve esperando alguna llamada. Por suerte después de irme a casa y comer me mandó un mensaje pidiéndome muy cariñosamente quedar a solas. ¡Lo estoy deseando!

- 28 de septiembre de 1998

Estoy saliendo con Álex… así es como se llama… Álex… que nombre tan bonito.

- 28 septiembre de 1999

Llevamos ya un año saliendo juntos y me ha pedido que me vaya a vivir con él… ¿No es romántico? No voy a dudar en decirle que sí, ya que mis amigas dejaron de quedar conmigo a partir del tercer mes de estar con Álex. Ellas me decían que me contestaba muy mal y que no me respetaba para nada, yo creo que me tienen envidia.
Vale que alguna vez se ha pasado chillándome o me ha dado una mala contestación en algún momento, pero… ¿quién no las da?

- 28 de enero de 1999

Llevamos cuatro meses viviendo juntos y se está volviendo bastante vago, ¡todo lo tengo que hacer yo! Bueno, quizás todavía no está muy acostumbrado, ya cambiará.

- 16 de octubre de 1999

Hoy ha sido uno de mis peores días… estoy agotada, no paro de hacer las cosas de la casa y Alex me ha levantado la mano, nunca antes me había tocado. Dice que es que le alteré mucho con mis nervios. Igual tiene razón y me tengo que tranquilizar un poco con él.

- 8 de noviembre de 1999

Ha llegado de mal humor a casa y, si el olfato no me falla, había bebido. Sin mediar palabra lo descargó conmigo, cerró la puerta. Se acercaba a mi con una mirada fija a la mía, tan fría y sin sentimientos que hizo que me temblaran las piernas y me quedara inmóvil en una esquina del cuarto.
Empezó con empujones. He roto el armario tan bonito de madera que me regaló mi madre cuando me mudé. Me empotró contra él como si fuera un saco de boxeo, me tiró al suelo de un solo puñetazo y, una vez en el suelo, encajaba una y otra vez sus patadas en mi estómago. Lo bueno es que llegó un momento en el que ya no sentía nada de costillas para abajo, aunque ese alivio me duró poco, ya que ahora ni me atrevo a mirarme la cara en el espejo viendo los cardenales que él me dejó por el cuerpo, y el dolor ahora es insufrible.

- 9 de noviembre de 1999

Para pedirme disculpas por lo ocurrido ayer me ha regalado un ramo de flores y me quería llevar a cenar fuera, pero yo al decirle que no saldría ese día de casa para que la gente no me viese el aspecto, la volví a liar. Empezó otra vez, todo de nuevo…

- 1 de enero de 2000

No puedo más, todas las noches es lo mismo, no tiene ningún respeto ni cariño hacia mí. Los demás tenían razón, los tenía que haber hecho caso y haberle dejado antes que podía.

- 7 de enero de 2000

Querido diario… con lágrimas en los ojos aún no sé si de tristeza o de alegría escribo mi ultima página de esta historia.
He decidido denunciar a Alex, me he prometido a mí misma que todo terminará pronto. Desearme mucha suerte. Adiós

                                                                                  Noelia Martínez. 3º-B

 

El aroma a café inundaba la casa, el reloj daba las 6:30 y poco tiempo me quedaba ya de tranqulidad. La tranquilidad que me regalaba el reloj de 6 a 6:30, hora a la que él se despertaría, igual que se despertaba mi pesadilla
Sabía que con él se levantaba el momento de celos, el de la fuerza, el de mi agonia. Sabía que cada minuto de su vida era uno menos de la mía.
Oí sus pasos calmados, pausados y lo vi entrar en la cocina mirándome con ternura, una sonrisa y un tierno beso. Un beso en mi ojo derecho, un ojo sin visión, pues un hematoma me cubría media cara, regalo de su ultima paliza.
Con el beso vino un te quiero, un lo siento. Soy yo la que ya no quiero, la que ya no siento, a quien la ira y el odio me hacen aborrecerlo. He tardado años, pero es así, no soy nada y la nada no siente.
Sus caricias son cascadas de angustia y cuando vuelve del trabajo donde lo aprecian, como todo el mundo, entonces descargara contra mi.
De puertas afuera es la persona perfecta, nadie sospecha que es un monstruo, una fiera sin escrúpulos.

He pasado todo el día pensando qué haré y lo tengo decidido. Suena la puerta. Él viene. Su olor a licor impregnó la estancia y, de repente, me veo en el suelo. Duele, siento la sangre en mi boca, algo duro cae al suelo, una muela, me he arrancado una muela. Me levanto como puedo, él me pide la cena. Ya la tenía preparada, pues sé de su impaciencia. Va a ser su última cena: sopa y filete con patatas. Ceno con calma; se levanta y se sienta en su sillón a la espera de su café con coñac, se lo sirvo y espero. La espera es dulce y mientras él se duerme poco a poco para no volver a despertar va creciendo en mi una fuerza, una vitalidad no recordada.
Escribo desde mi celda, mi dulce celda, una celda donde se supone que me corta la libertad, pero yo me siento libre, libre sin mi momento.

                                                                                    Alexia Sánchez. 3ºB

 

 


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