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II Época / Nº30
Enero-Febrero
2009
EL MUNDO / NOS IMPORTA

Ánimos, sonrisa e ilusión de una cooperante

Por Carla López Oliva, alumna de 2º de bachiller del colegio La Paz de Torrelavega.

Según la Asociación Profesional de Cooperantes, 1.400 españoles trabajan a lo largo de sesenta países para construir un mundo mejor, allí donde nadie, salvo ellos, la iglesia o las ONG´s llegan. Su trabajo se desarrolla principalmente mediante contratos para las ONG´s, la Agencia Española de Cooperación Internacional o la Comisión, generalmente en América Latina (58%), África (20%) Y Oriente (11%).
Una de esas personas es Egido Sanz, cooperante de la ONG Solidaridad Internacional, curtida en proyectos de salud y ayuda a refugiados de tres continentes, que en la actualidad desarrolla su trabajo en Malí.

Una mujer atiende a un niño en una consulta.

La patria de Egido Sanz es el mundo. Estudió la carrera de Biología en León y fue entonces cuando se integró en las reivindicaciones por el 0,7%. Ahí nació su aventura.

Pregunta.- Preséntate, en pocas líneas.
Respuesta.- Soy Egido Sanz, una chica de un pueblo pequeño castellano a la que le gusta viajar, aprender y disfrutar de la naturaleza. Tras varios caminos, un buen día sin darme cuenta me encontré haciendo el trabajo que me gusta. Soy cooperante y creo que es una gran suerte poder decir que soy feliz haciendo lo que hago. Llevo unos cuantos años trabajando y visitando diferentes lugares de este planeta, conociendo culturas, lugares, personas, países, que van llenando mi vida. Guatemala, Senegal, Cuba, El Salvador, Mozambique, Bolivia, Sáhara... son algunos de estos rincones que han llenado mi vida.

P.- ¿Te imaginas tu vida de otra forma?
R.- Realmente no me la imagino de otra forma, puesto que esto es lo que quiero hacer y no me planteo cosas a largo plazo. Cada día es una sorpresa y cada día es diferente.

P.-¿Por qué elegiste este trabajo?
R.- Lo elegí o me eligió, siempre me motivó luchar contra las injusticias que hay en tantos y tantos lugares de este mundo que todas y todos habitamos, para conseguir más dignidad para las personas.

P.-¿Cómo fue tu primera experiencia?
R.-Mi primera experiencia fue como voluntaria en Guatemala en 1993. Fue muy interesante, impactante y un tanto dura, pero fue la que me animó a seguir de lleno en este camino y trabajar en lo que realmente me llena interiormente. Después viajé a diferentes lugares, como Togo, Senegal, Cuba, Bolivia. Mi primer trabajo con contrato remunerado como cooperante lo inicié en Mozambique, en el año 2000. Después no he parado: he tenido la oportunidad de trabajar en Bolivia, El Salvador, campamentos Saharauis en Argelia, Líbano y Argelia.

P.-¿En qué consiste tu trabajo?
R.-Siempre he estado contratada como coordinadora y mi trabajo es apoyar a las contrapartes, las ONGs locales con las que se trabaja en terreno y dar seguimiento a la buena y correcta ejecución de los proyectos. Siempre se trabaja junto con los socios locales, complementando el esfuerzo. Los proyectos que he coordinado han sido principalmente en tres sectores: fortalecimiento de recursos humanos locales, seguridad alimentaria y salud básica.

P.- ¿Cuántas veces ha sentido miedo y la sensación de que llegaba el final?
R.- Miedo realmente nunca he sentido. Creo que si donde estás, la comunicación con las personas que trabajas es buena, estás informada y eres precavida, no hay porqué sentir miedo.

P.-¿La cooperación al desarrollo contribuye a disminuir la desigualdad en el mundo o sólo a camuflarla?
R.-La disminuye, desde luego, aunque no es la panacea. Conseguimos en muchos lugares que se respeten los derechos de las personas y conseguimos, que debería ser trabajo de los gobiernos, solucionar los problemas básicos y de supervivencia de la población. Pero eso no es nada si, además, no se hace un trabajo de sensibilización y educación en los países desarrollados. Debemos cambiar nuestros comportamientos y dejar de hacer todo aquello que contribuye a la desigualdad, mejorando condiciones de comercio, eliminando la fabricación y venta de armas, facilitando la distribución de medicamentos y presionando a aquellos gobiernos que no respetan los derechos humanos, obligándoles, que hay medios, a mejorar las condiciones de vida de las poblaciones.

P.-Explica algunas de las diferencias que se ven más a fondo entre nuestro país y algunos en los que has trabajado.
R.-Son muchas las diferencias, pero la que más llama siempre mi atención es la gran diferencia entre las valoraciones y preferencias de las personas. Esta es una sociedad en la que lo que predomina es tener más y vivir mejor desde el lado económico y se tiende al individualismo; en los lugares en los que he trabajado en general se sueña por vivir en mejores condiciones y tener determinados derechos.

P.-¿Qué tenemos en común con aquellas personas? ¿En qué somos diferentes?
R.-En común, pues es difícil decirlo, puesto que las personas somos el reflejo de los diferentes lugares, la cultura, las formas de vida de donde nos encontramos normalmente. Imagina lo diferentes que somos las personas en diferentes puntos del mismo país. En común, pues que a todos nos mueve vivir y tratar de mejorar cada día... el qué, ya es diferente. Somos diferentes en muchas cosas, formas de pensar, ideales, formas de comportarnos, cultura...

P.-Me imagino que una de las cosas más gratificantes de tu trabajo sea darte cuenta de que mejoran las condiciones de vida en ese lugar, ¿hay alguna cosa que te decepcione?
R.-Sería mentir si digo que no hay nada que decepcione. La mayor parte de las veces lo decepcionante es más a nivel administrativo y de burocracia que el propio trabajo en sí. Es decepcionante sentir que muchas cosas no cambian por intereses económicos y que las personas a las que puede beneficiar este cambio no son tan importantes como el interés económico. A veces me decepciona la falta de cooperación entre todas y todos los organismos involucrados en este trabajo, pues los esfuerzos que hay que realizar son mucho mayores que si se trabajara de forma coordinada.

P.-¿Qué proyectos tienes pensado en el futuro?
R.-No tengo proyectos, me gusta disfrutar de lo que ofrece cada día. Por ahora pienso en seguir en este camino, trabajando, aprendiendo de los lugares y de las personas donde tenga la oportunidad de estar y compartir todo aquello que aprendo, y si eso permite mejorar algunas condiciones de vida para las personas, ya es el mejor futuro.

P.-Uno de los lugares donde has desarrollado más tiempo tu trabajo ha sido Oriente Próximo. ¿Crees que en España se conoce correctamente el mundo árabe y lo que allí ocurre?
R.-No. Hay muchas generalizaciones agrupando todas las problemáticas y viéndolas desde un punto de vista muy simplista. La razón yo creo que está en que los medios de comunicación sólo hablan de la zona para presentar un conflicto y de forma sesgada, presentando sólo a políticos, terroristas y enfrentamientos religiosos. Elementos todos desconocidos y sobre los que la gente y los medios carecen de criterio para opinar, para defender, para protestar, para exigir.
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P.- ¿Cuál es la situación actual de los refugiados en esa zona del mundo?
R.- El grupo más problemático es el de los palestinos, que llevan casi 60 años fuera de su país, en lugares como Líbano donde las condiciones materiales son pésimas. No tienen derechos allá donde viven, ni los más básicos como la salud, la educación, el trabajo, la vivienda. Y a ello se une la difícil situación incluso para los nacionales. Líbano vive en el filo de la navaja desde el asesinato de Rafid Hariri en 2005. Desde entonces el país vive en un permanente conflicto entre zuñes, chiies, cristianos y drusos, con Europa, Siria e Irán de por medio. Demasiado para esta gente. Así que la población, especialmente la joven, tiene como único objetivo emigrar a un lugar con futuro y ello complica el problema de los refugiados.

P.-¿Qué se puede hacer ante una situación así?
R.-Es difícil, pero el primer paso es siempre solucionar los conflictos politicos, llegar a acuerdos y establecer una mínima paz y seguridad.

P.-Desde España u otros países, ¿cómo podemos ayudar?
R.-La sociedad debe exigir al gobierno que actúe para lograr acuerdos entre las partes en un conflicto. Es muy cómodo quedarse en casa y no preocuparse por causas ajenas; pero realmente es sencillo y barato unir voces de protesta, dar un poco de tu tiempo, firmas, etc, para exigir al gobierno que cada español ha elegido que no apoye a gobiernos que practican y mantienen la violencia de derechos humanos fundamentales para las personas. Y es por una causa justa, pensemos que si cualquiera de nosotras o nosotros estuviéramos sufriendo una situación semejante, seguro que nos gustaría sentir el apoyo ajeno.

P.-Una última cosa, ¿qué pondrías de título y de imagen a esta entrevista?
R.-Como título.... "Ánimos, sonrisas e ilusión", y como imagen, sonrisa acompañada de una mirada que transmita felicidad.




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