Hace
más de cuatro siglos se construyeron los caminos
reales de Panamá, unos senderos pavimentados
que atravesaban la selva y por los cuales circuló
la mayor parte del oro y de la plata que se extraían
en Sudamérica, antes de cruzar el Atlántico
rumbo a España. Por estas sendas pasaron centenares
de personas transportando el tesoro real, que fue
la principal fuente de ingresos de la corona española
a lo largo de todo el siglo XVI. Este verano, 314
expedicionarios de 56 países recorrimos estos
mismos caminos en la Ruta Quetzal 2008.
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Caimán
de la granja de cocodrilos de Chilibre. |
La expedición transcurrió
primero por Panamá y luego por España.
Nada más llegar a Panamá visitamos la
capital (ciudad de Panamá), y al día
siguiente, una granja de cocodrilos. Más adelante
estuvimos en la Ciudad del Saber y en el Parque Municipal
Summit. Después hicimos la primera caminata:
el camino de Cruces; al día siguiente estuvimos
en Colón y acampamos en el fuerte de San Lorenzo
de Chagres, en la costa caribeña, junto a la
desembocadura del río que lleva el mismo nombre.
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Caminata de
Santa Librada a la aldea Emberá Puru
de San Juan de Pequení. |
En Portobelo dormimos en la antigua
aduana, en Nombre de Dios, en hamacas, entre los cocoteros
que había junto a una playa. A través
del camino Real llegamos a una aldea Emberá,
donde pasamos tres días con los indígenas.
Después recorrimos parte del canal en barco
hasta la ciudad de Panamá. Por último
visitamos Panamá la Vieja, el casco histórico
de la ciudad, y así concluyó nuestro
viaje por Panamá.
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Mujeres Emberás
en la aldea Emberá Puru,
San Juan de Pequení, a orillas del río
Chagres |
En España fuimos a los yacimientos
de Las Hoyas y Lo Hueco, en Cuenca, recorrimos los
calares del río Mundo, estuvimos en Toledo
y, ya en Madrid, visitamos el Congreso de los Diputados,
el Museo del Prado y el palacio de El Pardo, donde
nos recibieron los Reyes. En Valladolid estuvimos
en las Cortes, y en Zamora hicimos piragüismo
por el Duero.
El día que abandonamos Zamora dormimos en Vivac
en el castillo de Gormaz, después fuimos a
Berlanga de Duero, a El Burgo de Osma y a Soria, donde
hicimos un recorrido por los lugares que fueron importantes
para el poeta Antonio Machado durante su estancia
en la ciudad. Luego asistimos a una representación
de Los Hijos de Alvargonzález, y al día
siguiente atravesamos los Picos de Urbión.
Por último estuvimos en Zaragoza, donde visitamos
la Expo del agua y el desarrollo sostenible.
El programa es muy denso, pero lo
mejor de la ruta es la gente que te encuentras: conoces
a chicos de toda España y de muchos países
más. En cualquier momento puede que alguien
necesite tu ayuda o puedas necesitar tú algo,
por eso generalmente encuentras a alguien dispuesto
a echarte una mano, aunque sea para cargar cajas de
comida militar (que pesan bastante), arreglar la tienda
o colocar la mochila. Existe una solidaridad muy especial
y se crean lazos bastante fuertes dentro del mismo
grupo, y no digamos entre los que duermen en la misma
tienda.
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Mujer panameña
ataviada con el vestido de la “pollera”,
uno de los trajes típicos del país |
La parte más dura del programa
son, sin lugar a dudas, las caminatas (porque todo
el mundo se termina acostumbrando a dormir en tienda
de campaña y a ducharse a manguerazos). Este
año fueron cuatro, dos en Panamá y dos
en España. Las de Panamá fueron a través
del Camino de Cruces, llamado así porque permitía
cruzar de un océano a otro, y del Camino Real,
por donde se transportaba el oro de Perú y
la plata de Bolivia desde el océano Pacífico
hasta el mar Caribe, para llevarlo después
en barco hasta España.
El Camino Real estaba menos transitado y más
resguardado de los ataques de piratas que el Camino
de Cruces, pero también era más duro,
ya que atravesaba toda la selva por tierra, mientras
que el Camino de Cruces era una ruta anfibia, en la
que una parte se hacía por tierra y otra a
través del río Chagres, hasta su desembocadura
en el Caribe.
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Puente de las
Américas, ciudad de Panamá |
En la primera caminata recorrimos
la parte terrestre del Camino de Cruces, al llegar
a la orilla del Chagres volvimos al campamento; en
la segunda recorrimos parte del Camino Real, pero
no pudimos terminarlo porque con la lluvia el camino
se había derrumbado, y los Emberás tuvieron
que venir a buscarnos en canoa para llevarnos por
el río hasta su aldea.
La caminata del Camino Real fue más dura que
la del Camino de Cruces, incluso había gente
que decía que no la podía terminar,
pero claro, una vez empiezas a andar por la selva,
tienes que llegar a tu destino, si no, ¿qué
vas a hacer tú solo tirado en mitad de la vegetación
cuando se haga de noche?
Lo peor de caminar por la selva no
son los mosquitos, ni el calor, ni los animales salvajes
(bueno, quizá las serpientes, que son lo único
peligroso que nos encontramos), lo peor es el barro,
que a veces te llega casi hasta la rodilla y tienes
que evitar meter la pata en los charcos que se forman,
que pueden llegar a ser bastante grandes, eso sin
contar los resbalones, caídas, etc… y
lo que cuesta levantarse cuando cargas con una mochila
en la que llevas ropa y comida para tres días,
aparte de la tienda de campaña o la hamaca.
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Desembocadura
del río Chagres en el mar Caribe, vista
desde el fuerte de San Lorenzo. |
Las caminatas por España fueron
menos amenazadoras, pero igual de duras. La primera
fue la de los calares del río Mundo y la Sima,
en Cuenca. Duró tres largos días (la
más larga de esta ruta), por esta razón
hizo mella en el ánimo de los expedicionarios:
mucha gente abandonó la caminata el primer
día, hacía frío por las noches
y al empezar a caminar por las mañanas, una
vez el camión que nos traía la cena
derrapó en una carretera y se cayó por
un barranco …
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Fachada del
fuerte de San Lorenzo. |
La segunda fue más suave,
en los Picos de Urbión, duró un solo
día y lo peor fue que empezaba con una cuesta
bastante considerable, pero por lo demás fue
todo bien.
Aunque
a veces sea duro, la experiencia es inolvidable. La
mayor parte de la gente no tiene la oportunidad de
viajar de esta manera en su vida, y es que al visitar
países tropicales, o incluso viajando por España,
lo más normal es quedarse en hoteles o en campings.
No es muy habitual viajar por el mundo 40 días
plantando cada noche la tienda de campaña en
un lugar diferente. Por cierto, que algunos lugares
en los que montamos los campamentos eran realmente
impresionantes, por ejemplo, el fuerte de San Lorenzo
de Chagres, que es Patrimonio de la Humanidad, o el
lugar en el que acampamos después de la caminata
del segundo día en los calares del río
Mundo, donde nunca había acampado nadie porque
el dueño de esas tierras quería preservarlas
de los turistas para evitar su deterioro a toda costa
(incluso nos pidió que guardáramos en
secreto el nombre del lugar, para evitar que se diera
a conocer). Acampar en estos sitios es un auténtico
privilegio.
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Ruteros entrando
en las ruinas de uno de los fuertes de Portobelo |
En resumen, merece la pena el tiempo
que te lleva hacer el trabajo teniendo en cuenta la
magnitud del premio.
Según
nos dijeron al final de la ruta, la expedición
del año que viene probablemente será
por Chile y España; estuvieron barajando también
la posibilidad de hacerla por Colombia, pero la organización
parece que optará finalmente por Chile.
Dispones de toda la información en la web http://www.rutaquetzal.com.
Podrán participar quienes hayan nacido en los
años 1992 y 1993.
Desde aquí me gustaría animar a todos
los que quieran intentarlo y ponerme a su disposición
para lo que sea, si es que puedo servirles de ayuda.
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