Un estudiante
de un instituto norteamericano decide terminar con
la vida de todos aquellos compañeros que le
han humillado. Con la escopeta en la mano, el lector
conocerá paso a paso cómo comienza su
venganza y cuál es el dramático final
imaginado por una alumna del IES Juan José
Gómez Quintana de Suances.
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El arma de Maximus
Wannamaker |
Ya estoy harto. ¿Por qué
siempre soy el centro de todas las burlas y miradas?
Pero esto ya se ha acabado... Se van a enterar. Cuando
les vea en el suelo retorciéndose de dolor
seré yo quien me ría, me temerán.
Ya no seré el marginado de la biblioteca, o
el rey de los empollones. Me suplicarán clemencia,
me llamarán señor. Definitivamente,
están muertos.
¡Mierda! Siempre suena el timbre de la puerta
cuando estoy concentrado... Aunque igual es... Sí,
lo mejor será que vaya rápido a abrir,
o me quedaré sin ese juguetito.
- Un paquete para Maximus Wannamaker-
me dijo el cartero, que parecía un poco intimidado
por la mirada psicótica que yo debía
tener.
- Soy yo, gracias- Y le
cerré la puerta en la cara.
Ya era hora, después de tres
semanas... Pensé que nunca llegarías,
amiguita. Veamos qué tal funcionas. Vamos al
desván. Cargando, apuntando, fuego. Las almohadas
han quedado destrozadas, me gusta. ¡Sí!.
Esta escopeta es ligera, potente, discreta, fácil
de manejar. Nadie se va a atrever a plantarme cara,
nadie. Mañana yo seré el rey sin que
nadie pueda impedírmelo. Aunque por el momento
creo que lo mejor será que me tome un vaso
de leche y me vaya a dormir. Estoy agotado.
Ya ha sonado el despertador, qué bien he
dormido. No tengo prisa, son sólo las cinco
de la mañana. Me voy a duchar. El agua fría
me ayudará a despejarme. Olvidaré las
palabras humanidad y piedad. Ellos también
las olvidaron en mí. Qué limpio y fresco
me siento... No voy a peinarme ni a vestirme como
habitualmente: con mis cómodas camisas de cuadritos
y mis pantalones de rayas. Quiero dar el pego de asesino.
Voy a coger unos vaqueros rotos, esa camiseta blanca
y aquella cazadora de cuero negro que me regaló
mi tío. Sólo me queda el pelo: lo llevaré
con la raya al lado y mucha gomina, como en las películas
en las que un joven mata a todo su instituto por venganza.
Sí. Quiero que todo sea perfecto ¡Ah!
El taxi ha llegado.
- Al instituto Caghe por favor. Y ¿a
quién mataré primero...?
Mmm... Quizás a Jessica. La líder de
las animadoras... O debería decir depredadoras.
Rubia, alta... Típica Barbie de película...
Típica engreída de instituto. Siempre
insultándome y mirándome con superioridad
creyéndose la mejor del mundo. Pero cuando
esté tirada en el suelo seré yo quien
la mire por encima del hombro y me ría.
O quizás al gigante, el grandísimo,
el inigualable... El idiota de John. ¡Cómo
no! El capitán de los 'Storm Team'. Todos le
adoran: chicas, chicos... Que si John ésto,
que si John lo otro... La verdad es que yo no tenía
nada contra él hasta ese día... Estaba
yo tan tranquilo en los vestuarios cambiándome
después de la horrible clase de gimnasia...
Y llegó gritando con todo su grupo de matones
populares. Todavía me duelen los puñetazos
y las patadas. Me golpearon como si fuese uno de esos
horribles balones con los que acostumbran a trabajar.
El repetía una y otra vez lo fuerte que era,
lo grandioso que era al lado mío. ¡Que
él tenía el poder...! ¡A ver si
es capaz de repetírmelo cuando llegue al instituto
y acabe con él...! Hay tantas personas a las
que odio... Siempre burlándose de mi pasión
por la lectura, mi amor a los animales. Se creen mejores,
inteligentes, populares, queridos. Pero son sólo
unos cínicos. Personas que se ven apreciadas
por los demás, aunque en su subconsciente sepan
que todo el mundo les mira de reojo y cuchichea. Personas
que se sienten fuertes, invencibles. Sin darse cuenta
de que son sólo una mota de polvo, unas moléculas
en el universo. Que nadie les conoce, que nadie se
preocupa por su existencia. Yo me preocupo por su
extinción.
¡Vaya! Ya hemos llegado. Que rápido
pasa el tiempo cuando te estas divirtiendo.
- Quince dólares con ochenta centavos
por favor.
- Tome. ¡Vaya! ¡Como ha subido
todo! Si Christopher no hubiese prendido fuego a mi
coche... Como se ríen todos, ¿lo estarán
pasando bien?. Por poco tiempo.
- ¡Mirad a Max! ¡Miradle! ¡Se
nos ha convertido en James Bond...! ¡Mirad que
pintas!- Les odio, pero si les mato ahora muchos
huirán e iré a la cárcel en vano.
No. He de esperar. Pasillo 233, es decir, pasillo
de los hijos de drogatas, alcohólicos, malcriados,
asesinos... El pasillo de Christopher.
- ¿Qué, Maxiquitín?¡¿Te
crees muy duro?. ¿De qué vas? ¿de
Action Man?, ¿de matón?... ¡Me
das pena!¡Qué estúpido es!
- Más pena me das tu Christopher... ¿Tu
madre no volvió ayer a casa, no? ¿Y
tu padre?... ¡Ah, sí! En el bar borracho
y bailando con tu prima.- Que cara ha puesto,
menos mal que traigo cargada la escopeta y tengo la
mochila medio abierta por que si no... me mata.
- ¡Serás...So...! ¡Ah, que
dolor!- se retuerce como un gusano.
- Ahí abajo no das tanto miedo, ¿verdad
Christiquitín? La última vez que te
ví en el suelo estabas retorciéndote
de la risa por haber quemado mi coche. Ahora te vas
a retorcer... de dolor.
- ¡Estás loco! ¡Pero qué
mosca te ha picado!
Que cara de miedo tiene, me encanta verle sufrir.
Voy a dispararle en sus partes viriles para que no
nazcan más engendros como él.
- ¡Aaah! ¡Cabrón!
- Iba a dejarte vivir pero... si me lo pides
así... Hasta mañana Christopher, nos
veremos en el infierno... Uno menos... Vaya,
aquí vienen, todos a ayudarle. Hola chicos,
¿qué? ¿estáis de visita?
Yo os voy a llevar de excursión muy lejos.
- ¡Qué dolor! ¡Mi pierna!
¡Mi brazo! ¡Mi estómago! ¡Ah!...-
Que espectáculo, que coro de dolor, que melodía
de sufrimiento, cómo se retuercen todos por
el suelo. Silencio.... Sí, mando yo. Vayamos
a hacer una visita al director.
- Buenas tardes, Sr. McCragh
- ¿Qué quieres, Maximus? ¿No
te prohibí que te acercases a mi despacho?
¡Más vale que no se quede tu asqueroso
olor entre estas cuatro paredes!...¡Pero!...
¿No le habrás dicho a la policía
nada de...?
- ¿Nada de qué?, ¿de lo
que me hiciste? Todavía tengo la marca. Mírela,
¿orgulloso?- puedo apreciar la mirada
aterrada del hombre al ver la horrible cicatriz que
me atraviesa y que casi me quita la vida. -No,
no he dicho nada.
- Más te vale sucio y asqueroso mulato.
No pienso consentir que alguien tan inferior a mi
como tú me falte el respeto. Ten cuidado con
lo que dices, escoria.
- Ja, ja, ja... Es usted totalmente ridículo.
Por cierto, ¿sabe que los blancos también
pueden morir? Adiós.
- ¡Cómo que adiós! ¿Qué
quiere? ¡Le estoy hablando, no me falte el respeto
estupi...!
¡Ingenuo! Ya no me vas a poder insultar, no
me vas a repetir más veces si soy moreno en
vez de rubio con pecas, si no se pronunciar la x.
Ahora el que das asco eres tú... Bien, bien.
Se acabó el principal centro de racismo de
este sucio local de estudiantes sin cerebro. Pero
¿a dónde ir ahora?... ¡Ya lo tengo:
a los entrenamientos de rugby! Animadoras crueles,
jugadores sin sentimientos... Esconderos rápido...
Vaya, ¡qué vacío está todo!
¿dónde estará la gente?... ¡Claro,
en clase!... De todas maneras lo mejor será
que coloque ese cartel de no molesten en la puerta
del despacho de McCragh y aparte un poco los cuerpos
del pasillo 233, no quiero que la gente empiece a
huir despavorida. En fin, voy a los entrenamientos
antes de que terminen
- ¡Mirad, chavales! ¡Es Maxiquitín
disfrazado de asesino, de mayor, de superchulo!
De verdad, yo no entiendo por qué la gente
tiende a adorar a las personas más simples...
¡Superchulo!... ¡Qué palabra!...
¡John, cuántas cosas me ha hecho John
aparte de sus palizas!: tirarme a la basura, encerrarme
en mi taquilla, meterme bichos en los pantalones,
robarme dinero, quemarme los trabajos de literatura...
Rutinas, costumbres, hábitos. Fin.
- Si John, hoy me he vestido de asesino superchulo.
Tan, tan, tan chulo soy que tengo una escopeta y todo.
Una escopeta de verdad, una escopeta capaz de matar
¿Sabes?
- ¡Qué estúpido eres! ¿En
serio se te puede llamar americano, o siquiera ser
humano? ¡Cállate! Me deprime tener que
verte todos los días, pero encima de eso tienes
que estar llamando la atención... ¡Vuelve
a tu país!
- ¡Oh, Jessica! ¡Por favor, vas
a herir mis sentimientos! ¡No me digas eso!
- Chicas ¿véis que ridículo
es?... Nunca seáis así de inferiores...
OK?
- ¡Ok, Jessie!
¿Cómo pueden ser todas tan ridículas
y tener tan poca personalidad? ¿Por qué
los líderes natos son tan idiotas? ¿Por
qué? ¡Si yo tuviese poder!... Si yo tuviese
poder, la gente me respetaría. Yo dominaría.
Sería el rey, el jefe, el supremo, el líder,
el soberano, el grande. ¡Poder!. ¡Ya es
mío! ¡Se acabó, no voy a esperar
más! Yo, Maximus Wannamaker, pondré
fin al legado de animadoras y animados. ¡Sí!...
¡Ya oigo el silencio! Sólo han huido
un par de ratas, el resto ya no están con nosotros.
Adoro el silencio, es esa sensación de soledad
la que me hace seguir adelante, esa comodidad, el
poder hacer lo que desee sin miedo a ser juzgado por
la sociedad. ¿Qué pensará de
mí la tutora? Todo el día nos habla
del derecho a vivir, el derecho a estar seguro. Ella
estaría totalmente en contra pero... ¿Pensó
ella en mí cuando me pegaron, pensó
alguien en mí mientras estaba tirado en el
suelo? ¿Acaso alguien hizo algo cuando el director
me dio una paliza? O alguien se atrevió a decir:
El color de la piel de Max no importa, somos todos
iguales. No. En los libros sólo hay teoría,
sólo son palabras respaldadas por la tapa de
un libro dándolas prestigio. Nadie piensa en
nosotros, en los que leemos, en los que no llevamos
ropa de marcas, en los que no somos populares.
Sé que en una hora, más o menos, seré
arrestado y metido en la cárcel de por vida.
Todos los titulares dirán: CHICO MUSULMÁN
ASESINA A 100 ALUMNOS EN EL INSTITUTO CAHGE.
Todos los blancos pedirán justicia, pedirán
mi muerte. Pero yo no pienso negar lo que he hecho,
¿por qué? Sólo es venganza. He
terminado con la gente que me molesta... molestaba.
¿No matan los hombres a sus esposas porque
les molesta su salsa de tomate? ¿No surgen
guerras a partir de unos kilos de trigo? ¿No
se violan niñas por mero aburrimiento? Nadie
puede atreverse a decirme que lo que he hecho yo es
más ridículo, o tiene menos sentido
aún que todo eso. Nadie. No quiero acabar con
la vida de nadie más, ya es suficiente.
- ¡Maximus Wannamaker! ¡Queda arrestado
por homicidio múltiple! ¡Ponga las manos
en alto y quédese donde está! ¡Si
realiza cualquier movimiento no dudaremos en disparar!
¡Ya están aquí, siempre molestando!
Ni diez minutos de gloria. ¡En fin...! Bueno,
lo mejor será que actúe con calma.
- Tiene derecho a guardar silencio. Todo lo
que diga podrá ser utilizado en su contra.
Si no dispone de un abogado se le asignará
uno de oficio.
¡Qué mierda de vida!

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