Son dieciséis.
Representan el 1,6% de la población escolar
de este instituto. Nacieron en países tan diferentes
y distantes como Macedonia y Ecuador. También
hay venezolanos, argentinos, un italiano, dos argelinos,
un rumano, una chica rusa y otra dominicana. Hemos
querido conocerlos y hemos charlado con ellos.
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Estudiantes
del IES Miguel Herrero Pereda de diferentes
orígenes |
La más joven se llama Katerina, tiene trece
años y cursa 1º de Secundaria. El mayor
tiene veintidós, es Raúl Patricio y
acabará con el curso el Ciclo de Grado Medio
de Carrocería. Los demás se mueven entre
esos límites de edad y están repartidos
por los distintos niveles educativos que ofrece el
instituto: mientras Xenia cursa 2º Curso del
Grado Superior de Administración y Finanzas,
Alexis Andrea y George Cristian están en Bachillerato,
Abdelhaq y Maicos Einder aprenden un oficio en Garantía
Social e Ignacio Alfredo ha empezado el Ciclo de Grado
Medio de Mecanizado. El resto se reparten entre 2º
y 3º de Secundaria. Curiosamente este curso no
hay alumnos extranjeros en 4º de Secundaria.
Entre ellos la mayor diferencia la establece la
lengua materna. Nueve de ellos no conocen las barreras
que a muchos extranjeros les supone el idioma. Proceden
del centro y del sur de América y, aunque mantienen
la variedad del español propia de allá,
podrían pasar por andaluces o canarios. En
principio, el resto lo ha tenido más difícil:
la lengua materna de Zacaría y Abdel es el
árabe, la de Xenia, el ruso; macedonio fue
la lengua materna de Katerina, rumano la de George
e italiano la de Cristian. Y decimos, en principio,
porque, aunque mantienen alguna dificultad en el nivel
escrito, sus necesidades comunicativas están
perfectamente cubiertas en castellano. Sus padres,
con peor adaptación lingüística,
velan por que sus hijos no pierdan su lengua materna.
Saben que es un orgullo de origen y que para conservarla
hay que practicarla. Xenia acude una vez por semana
a una clase de ruso que se imparte en Torrelavega
en los locales de Comisiones Obreras y Zacaría
nos ha escrito en el encerado de clase, y de derecha
a izquierda su nombre en árabe. Algunos reconocen
que les molesta que sus padres les hablen en la lengua
materna y les contestan en castellano. Nosotros les
animamos a conservar su lengua de origen porque les
puede dar ventajas en el fututo.
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Algunos son
recién llegados, otros llevan aquí
mucho tiempo. |
Llegaron a España a edades distintas. Pero
también aquí podemos encontrar dos grupos:
quienes lo hicieron entre los ocho y los diez años
y ya tienen desdibujados los recuerdos de su primera
infancia y quienes lo hicieron a partir de los catorce
y mantienen un recuerdo hasta idealizado de los amigos
que tuvieron que abandonar. Alexis Andrea tiene diecisiete
años y hace sólo cuatro meses que llegó
de Guayaquil (Ecuador). La víspera de su viaje
cumplía un año de noviazgo con Daniel.
Su separación está resultando muy dura.
Como este reportaje se publica en una revista digital
y creemos que Daniel va a tener acceso a su lectura,
le mandamos un saludo los compañeros y profesores
de su novia y le confirmamos lo enamorada que sigue
de él.
Y también fueron distintas sus circunstancias.
Raúl Patricio y sus hermanos llegaron a Europa
por Amberes. Allí vivieron dos años
con sus padres y sus tíos antes de instalarse
en Torrelavega. Ignacio Alfredo y Cristian vivieron
en Barcelona una temporada y Katerina y su familia
pasaron nueve meses acogidos por Cruz Roja antes de
encontrar vivienda. Alguno llegó aquí
una vez que sus padres, o en algún caso su
madre, ya estaban instalados. Un caso distinto es
el de Xenia que llegó a los nueve años
con una organización que traía niños
rusos a pasar el verano y consiguió quedarse
a estudiar aquí con el consentimiento de su
madre y su familia de acogida.
La mayoría son de religión católica,
aunque se reconocen poco practicantes. Sin embargo,
Zacaría se declara persona religiosa. Es heredero
de la religión musulmana lo mismo que su amigo
Abdel. Rezan cinco veces al día y cumplen con
el Ramadán una vez al año: no comer
ni beber durante las horas de sol y según nos
ha contado algún testigo, en los recreos de
cursos anteriores (ahora Zacaría está
en 3º de ESO), algún compañero
se ha reído de él tentándole
con su bocadillo. La alumna de Macedonia y el alumno
rumano pertenecen a la tradición de la religión
ortodoxa.
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Algunos son
de Sudamérica, otros de Europa del este.. |
Aunque se van acostumbrando a nuestras comidas y
les encanta la tortilla de patata española,
en sus casas mantienen las costumbres de sus países
de origen. Hemos conocido la receta del serviche ecuatoriano
y nos han parecido deliciosos los platos típicos
de la cocina venezolana: el pabellón criollo
y la arepa. Maicos Einder ha explicado que el pabellón
es un plato que tiene arroz blanco, caraotas (alubias)
negras, carne mechada y plátano frito. Jónathan
de Jesús ha descrito la arepa como una torta
de maíz que admite una infinidad de rellenos.
Tampoco habíamos oído hablar nunca de
las hallacas venezolanas: plato estrella de su Navidad:
una masa de maíz que, sabrosamente rellena,
aparece envuelta por hojas de plátano.
Les gustan los jóvenes torrelaveguenses y
sus formas de diversión. Sin embargo, captan
diferencias con respecto a los jóvenes de sus
países. Les parece, en general, que los chicos
de aquí tienen todas sus necesidades cubiertas
y que, a veces, llegan a despilfarrar lo que no valoran.
En contrapartida, creen que son más alegres
los amigos que dejaron, sobre todo los de Centro y
Sudamérica. Allí, los propios centros
de enseñanza organizan fiestas que concitan
a la juventud bajo los criterios de la alegría
y la diversión. Nuestro instituto les parece
demasiado serio. Valoran de aquí el alargamiento
de la juventud. Raúl Patricio nos cuenta que
la última vez que volvió a Otavalo (población
del interior de Ecuador, a cinco horas del mar) se
encontró con sus amigos casados y con hijos.
Recordamos que Raúl Patricio tiene 22 años.
Casi todos imaginan su futuro en España.
Quieren prepararse para acceder a un buen puesto de
trabajo y mejorar, si puede, su estatus familiar de
partida. Ellos se sienten integrados. Xenia ya tiene
novio en Torrelavega y Raúl Patricio sale con
Tamara, ex-alumna del instituto, desde hace cuatro
años.
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Casi todos imaginan
su futuro en España. |
A Raúl Patricio lo hemos nombrado mucho.
Es el alumno extranjero más conocido. Lleva
seis cursos con nosotros y durante ese tiempo se le
ha visto siempre en la biblioteca en cualquiera de
los dos recreos de la mañana. Lee siempre prensa
nacional. Dice que le gusta encontrar en ella noticias
de Ecuador.
Y, ya por último, señalar que nos
ha gustado conocerlos y charlar con ellos. Nos han
abierto un camino de observación de la realidad
que es rico en matices y sobre el que no debemos pasar
con los ojos cerrados. Han sido muy amables en colaborar
con nosotros y les deseamos muchísima suerte.
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