Desde el
año pasado en el colegio La Salle hemos retomado
las salidas culturales de varios días fuera
de Santander. Los alumnos de 4º de ESO y 1º
de Bachillerato partíamos el día 25
de abril acompañados por siete profesores rumbo
al Mediterráneo.
Los pequeños de la ESO ya
vivieron su experiencia por Corconte y Polientes.
Los de 3º de la ESO visitarán Madrid en
junio y los de 2º de Bachillerato viajaron a
Valencia. Así las cosas los alumnos de 4º
de ESO y 1º de Bachillerato no podíamos
ser menos.
El primer día se presentaba
como la etapa más larga. Sin embargo las paradas
que hicimos nos hizo más llevadero el trayecto.
Después de parar en Vitoria para ir al baño
y desayunar, nos detuvimos en Briones (La Rioja).
Allí visitamos el museo del vino 'Dinastía
de Vivancos', con un montaje expositivo en el que
mereció la pena detenerse. Después de
comer, dejamos atrás los extensos viñedos
que cubrían los campos con ese color tan característico
propio de la vid de pueblos riojanos, hasta encontrarnos
con las sinuosas callejuelas que tantas historias
esconden en el pueblo medieval de Montblanc (Tarragona),
al que llegamos al final del día. Es Montblanc
uno de esos pueblos con encanto, en el que es fácil
confundir la época en la que se vive y que
seguro aparece en todas las guías de viaje.
Los días siguientes resultaron
un bombardeo cultural donde nos impregnamos del ingenio
de Gaudí a través de sus construcciones
como la Pedrera o el Parque Güell, donde nos
sumergimos en las aguas que bañan los extensos
arrozales en la desembocadura del Ebro, donde nos
convertimos en cristianos gladiadores destinados a
morir en la arena del circo romano de Tarragona, o
incluso donde pudimos transportarnos a parajes propios
de la mismísima Amazonia en el museo de la
Cosmocaixa.
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Por las calles de Barcelona.
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Nos adentramos en el cosmopolitanismo
característico de las Ramblas barcelonesas
y nos camuflamos camaleónicamente entre mimos,
malabares y mercados dignos del más importante
feudo medieval. En Port Aventura viajamos a lo largo
de distintas culturas, continentes y países
como China, Méjico, Polinesia y el Far West.
Travesías de la mano de delfines, caídas
al vacío a bordo del ave Fénix, vertiginosos
vuelos surcando los cielos orientales sobre fieros
dragones, carreras de carros, se sucedieron durante
nuestra visita.
Avanzamos en el tiempo y nos transportamos a dorados
palacios árabes, testigos de la conquista de
la cultura musulmana.
Y como todo sueño se desvanece,
así ocurrió con nuestra fantasía.
Tras cuatro días de ocio y aprendizaje regresamos
a nuestro Cantábrico querido para retomar con
más energía si cabe nuestros menesteres
diarios. Pero esto no puede acabar así, ¡volveremos!,
no duden que volveremos.
Para terminar dar las gracias en
nombre de mis compañeros a María José,
Florencio, Marcos, Esteban, Chemi, Román y
José Javier, sin los cuales esto no hubiera
sido posible y que no sólo nos acompañaron
sino que convivieron con nosotros. Gracias.
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