Dicen que
lo importante no es llegar sino el camino. El nuestro
incluía Segovia, Ávila, Salamanca y
León para llegar Madrid, destino o parte de
nuestro viaje de fin de curso.
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Museo del Prado en Madrid.
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Día 1º, domingo 9 de abril
No había amanecido, apenas
las seis de la mañana, en el aparcamiento de
nuestro equipo insigne, el Racing. Subidos en los
autobuses, recuento y ¡no estábamos todos!.
Alguien se había dormido. Nos pusimos en marcha
y recogimos a nuestra bella durmiente. Comenzábamos
nuestro viaje de fin de curso. Estábamos divididos
en dos autobuses y nos acompañaban tres profesores.
En mi autobús, estaban Francisco García
Mantecón y Luís Alonso. En el otro,
estaba Fernando Pérez Celada quien, por comentarios
que he escuchado, hacía unos comentarios sublimes
sobre la geografía de nuestro país.
Nuestra primera parada la hicimos en 'Los Chopos',
bar de significativa recurrencia en estos tipos de
viaje. Después de nuestra breve parada en Osorno,
seguimos hasta nuestro primer destino turístico,
La Granja de San Ildefonso en Segovia. Allí
vimos los maravillosos jardines con sus majestuosas
fuentes y nos hicimos algunas fotos para el recuerdo.
Además, visitamos la Real fábrica
de Vidrio de la Granja, nos dieron una explicación
sobre su historia y vimos una demostración
sobre como se trata el cristal.
Después nos dirigimos hacia
Segovia, donde tuvimos tiempo para comer. Allí
se dejó ver Ronaldo, que estaba comiendo el
típico cochinillo segoviano. Después
de comer, nos dirigimos a hacer la visita de los principales
monumentos de la ciudad. Entre otros edificios destacamos
el famosísimo acueducto romano, la catedral,
la iglesia de San Esteban, el alcázar y la
Plaza Mayor.
Llegamos por fin al hostal, tras
unas horas de viaje. Después de las reparticiones
nos dirigimos hasta nuestros bungalós donde
nos acomodamos rápidamente, pues todavía
teníamos que ir a Madrid. Allí hicimos
un pequeño recorrido desde la Plaza de Cibeles
hasta la Plaza Mayor, y después tuvimos tiempo
para cenar. A las once quedamos en Cibeles.
Cuando llegamos a los bungalós
rápidamente nos metimos en ellos, pues no podíamos
hacer ruido para no molestar a los vecinos. Únicamente
un par de incidentes sin importancia. Si acaso cabe
destacar que el profesor Fernando tuvo que acercarse
hasta algunos de los bungalós pues, aunque
casi imperceptible, hacíamos algún ruido
molesto. Eso sí, muy educadamente nos pidió
que nos calláramos y nos desplazáramos
cada uno hasta nuestro respectivo habitáculo.
Obviamente hicimos caso rapidísimamente.
Día 2º, lunes 10 de
abril
El profesor Fernando se encargaba
de despertarnos bungaló por bungaló
a todos. Después de desayunar salimos hacia
Toledo, importantísima ciudad de España
por la cultura tan rica que alberga, gracias a haber
sido centro de culturas tan diferentes como la cristiana,
la judía y la musulmana. De los edificios que
vimos, los principales fueron: el alcázar,
la academia de infantería, la Catedral, la
reconstruida iglesia gótica de Santo Tomé
y la sinagoga de Santa María la Blanca. Después
del tiempo libre que nos dieron quedamos en la plaza
Zocodover y regresamos al hostal, donde pasamos unas
horas hasta la salida a Madrid.
En Madrid visitamos el Museo Nacional
Centro de Arte Reina Sofía. Para mí
y para los que estaban al lado mío, incluso
una mujer que se unió a nuestra conversación,
la mayoría de los cuadros eran bastante difíciles
de entender, quizás los de arte le supieron
encontrar el significado adecuado. De este museo creo
que lo principal es el Guernica de Picasso y por suerte
todos sabemos el significado que esta obra de arte
tiene. Después de cenar, quedamos a las once
en Cibeles y regresamos al hostal.
Día 3º, martes 11
de abril
Después de que el profesor
Celada nos despertara y desayunáramos, nos
dirigimos de nuevo a Madrid. El martes fue un día
de cultura. Primero el Museo de América y después
el Arqueológico. Nos llevó toda la mañana
visitar los dos museos. Después de culturizarnos
hubo tiempo para comer. Hacia las cuatro nos dirigimos
al Museo del Prado, visita obligada en un viaje de
estudios en Madrid.
Fue la tarde libre más larga
en la capital española y cada uno la aprovechó
como quiso. Por mi parte, me fui con amigas de compras
y a dar un paseo por el centro, por la Puerta del
Sol. Allí miramos varias tiendas y hubo quien
descubrió su verdadera pasión, nos paramos
a tomar un helado (os recomiendo que preguntéis
el precio antes de ingerir) e incluso alguna conoció
y bailó con un artista, o por lo menos eso
nos dijo él que era.
Día 4º, miércoles 12 de abril
Nos despedimos de nuestros bungalós.
¡Adiós Madrid y hola Ávila!. Allí
vimos la muralla, la iglesia de San Vicente, la catedral
y la plaza que ocupa. Nos dejaron tiempo libre y dimos
una pequeña vuelta, con una parada necesaria
dado la ciudad en la que nos encontrábamos.
¡Había que comprar las yemas de Santa
Teresa!. Después de ello nos dirigimos al autobús
pues teníamos que llegar a comer al albergue
de Salamanca. Después de comer y descansar
un rato, fuimos a la ciudad. Allí, paseamos
por el casco antiguo viendo sus monumentos y plazas
destacadas, como la catedral, la universidad, La Casa
de las Conchas y la iglesia de San Esteban. Además
compramos productos típicos como los 'chochos
salmantinos' (si alguien no los conoce que no se asuste
por el nombre, es un dulce hecho con almendras). Volvimos
al albergue a cenar y después nos dejaron salir
a dar un paseo tranquilo por la ciudad. Volviendo,
obviamente, a horas tempranas.
Día 5º , jueves 13
de abril
Hacia las nueve y media de la mañana
nos montamos en el autobús para dirigirnos
a León. Debíamos ir a Zamora, pero hubo
un pequeño incidente y se decidió ir
directamente a León. Con un poco de sueño
del día anterior aguantamos el viaje como pudimos.
No he hablado de nuestros conductores, muy majos y
pacientes por cierto. Al llegar a León tuvimos
tiempo de comer, por la "zona Húmeda"
creo recordar que se llamaba. Después de llenar
nuestro estómago, nos dirigimos al lugar de
encuentro, la plaza de la Catedral. Allí, vimos
la catedral, unos pasos de Semana Santa, la muralla,
la Colegiata de San Isidoro y el Hostal San Marcos,
entre otros edificios.
Finalmente, volvimos a Santander
bastante tristes, pero en fin...
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