Sea la aventura que sea, nunca falta entre sus ingredientes
un valor en alza: la amistad. En los siguientes cuentos,
envueltos de fantasía o de realidad, encontrarás
unas pizcas de este sentimiento.
Las súper
nenas
El diamante roto
Los enanitos divertidos
Los pokémon
salvadores
El pescador feliz
Pepe no quiere
leer
Los dos payasos
El duende que no
tenía amigos
Las
súper nenas
Por Beatriz Velasco Ruiz
Éranse una vez unas niñas
que tenían superpoderes, se llamaban Lupita,
Lucila y Lumina. Pocos días después
les llegaron unas invitaciones del palacio real, pues
Leticia y el Príncipe se casaban. Las súper
nenas se pusieron muy nerviosas. Se hizo de noche
y la Luna muy bonita.
Lupita estaba nerviosa porque no
conocía a los novios. Lumina no estaba nerviosa.
Era la única que conocía al príncipe.
Llegó el día de la boda y se prepararon.
Se pusieron muy guapas. Cuando llegaron al castillo
vieron que toda la gente tenía sombrero. Entonces
dijeron que tenían la misión del sombrero,
tenían que ir a casa a buscar un sombrero.
Debajo de la mesa había un conducto subterráneo,
fueron a su casa por el conducto subterráneo,
entonces llegaron a su casa allí se dirigieron
al cojín de los sombreros.
Dijo Lumina:
- Aquí no están.
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Los tres modelos
de sombreros. |
Entonces no encontraron los sombreros, así
que decidieron que se iban a comprar un sombrero,
pero todo estaba cerrado. No tenían más
remedio que volver al castillo, vieron dos sombreros
y una visera. Ya habían resuelto el problema.
Pero tuvieron que sortear la gorra, la tuvo que llevar
Lucila.
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El
diamante roto
Por Ekaterina
Mi madre compró un diamante para mí.
Yo jugaba con mis amigas Beatriz y Andrea.
Nosotras jugábamos con el diamante. Se rompió
y cuando se rompió era más bonito, porque
tiene muchos colores.
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El diamante
se rompió en tres partes. |
Se rompió en tres partes y di un trozo para
cada una de mis amigas, Beatriz, Andrea y el otro
para mí.
Y nosotras fuimos las mejores amigas.
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Los enanitos divertidos
Por Sonia Zunzunegui Martínez
Érase una vez tres enanitos. Uno se llamaba
Pepito, otro Grillo y el tercero Oscar.
Siempre estaban jugando.
Un día les dijo su madre:
"No entréis en el bosque que
hay un lobo".
Los enanitos estaban muy lejos y no la oyeron
y ellos sin saberlo entraron en el bosque y
oyeron un ruido
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Uno dijo:
- Es un búho.
Y otro decía que era un lobo, se fue acercando
y les asustó. Salieron muy rápido. Y
colorín colorado este cuento se ha acabado.
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Los pokémon salvadores
Por Oscar Ruiz
Érase una vez, un pikachu, un pichu, un raichu
y yo… Nosotros, la patrulla A, éramos
los mejores, todos cooperábamos en todo. Hasta
en los buruños éramos los preferidos
de la masa.
Hasta en la misión más peligrosa cooperamos.
El cometa 202,27 se acercaba a la Tierra, pero estábamos
nosotros, cogimos nuestro cohete y fuimos en su busca.
Fue un viaje muy duro, pero no imposible, creímos
haber muerto, pero no morimos, estábamos tan
cerca de un planeta muy pequeño, planeta pokémon,
era muy bonito había muchos pokémon,
tantos como pulgas en un perro. Estábamos casi
sin combustible, pero teníamos gasolina creo
que de sobra.
Vimos la Luna, Saturno ... Luego vimos cómo
salvamos la Tierra de la destrucción. Lo rompimos
a puño seco, luego vinimos y lo celebramos
y liberamos el planeta pokémon.
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El
pescador feliz
Kevin Quintanilla Gutiérrez
Érase una vez un pescador
que estaba todo el día feliz. Le llamaban el
pescador feliz, porque salía de su trabajo
feliz, porque pescaba todo.
Hasta que un día no pescó un pez y se
puso triste. No quería hablar con nadie.
Un día vio un ratón y habló con
él y le dijo que no había pescado ese
pez. Y el ratón lo dijo que no hacía
falta pescar todos los peces. El pescador lo entendió
y se marchó a pescar.
Pescó nada más que un pez, estaba triste,
cuando llegó a casa allí estaba el ratón.
Se lo dijo. El ratón le dijo otra vez que no
hacía falta pescar todos los peces, el pescador
le dijo que nada más había pescado un
pez.
El ratón le dijo que no hacía
falta pescar todos los peces, pero el pescador contestó
que tenía un pedido urgente. El ratón
le dijo que no hacía falta dar todos los pedidos
y el pescador dijo que era urgente y que nunca había
fallado un pedido.
El ratón le aconsejó que pescara feliz
sin pedidos ni nada y que fuera a pescar inmediatamente.
El pescador fue a pescar y pescó hasta cansarse,
entregó el pedido y desde ese día volvió
a estar feliz.
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Pepe no quiere
leer
Por Alberto Díaz Juanes
Érase una vez un niño
que se llamaba Pepe. Tenía nueve años.
Vivía en China con sus padres, que se llamaban
Quilín y Yulema. Tenían una casa y un
perro. Su ciudad se llamaba Tokio.
Su cumple se iba acercando y sus abuelos, que se llamaban
Nuria y Juanjo, estaban de viaje. Pepe les mandó
una carta que ponía:
Mi fiesta de cumpleaños
va a ser el próximo martes. Si queréis
venir mandadme una carta. Espero que vengáis.
Sus abuelos cuando recibieron la
carta fueron a una tienda de videojuegos. Encontraron
una play station. Cuando llegaron del viaje se la
dieron.
Él se puso muy contento. Sus padres le regalaron
un cuento.
A Pepe no le gustaba leer, por lo tanto lo guardó
en la estantería y empezó a jugar a
la play station.
Yuléma cuando ya era tarde
le dijo:
- Pepe ya es hora de cenar. Venga recoge y vamos a
cenar.
Al día siguiente estuvo jugando otra vez. A
las once de la mañana le vino a buscar Parpastu
su amigo. Él le dijo que no. Cuando vino su
padre estuvo hablando con Yulema. Después de
estar un buen rato hablando le dijo a Pepe:
- Hijo mío, si no lees el cuento no jugarás
a la play.
Pepe rápidamente cogió el libro y empezó
a leer. Cuando leyó el libro le dijo a su madre:
- Mamá ¿puedo ir al colegio?
Yulema le dijo:
- Vale hijo, mañana iremos al colegio.
Al día siguiente Yuléma le acompañó
al colegio. Cuando Pepe vino del colegio le contó
lo que había hecho.
Por la tarde cuando Quilín vino de trabajar
se sorprendió al ver que Pepe iba al colegio,
le felicitó por la decisión que había
tomado.
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Los dos payasos
Por Claudia Colino Alonso
Érase una vez un circo, en
él que había dos payasos que se llamaban
Pancho y Puncho. Pancho era muy flaco y Puncho era
muy gordo.
Un día Puncho se escapó del circo y
era el día de la actuación. Pero Pancho
no lo sabía.
Cuando llegó la hora de actuar y dijeron:
- Y ahora va a salir nuestro payaso Puncho.
Todos estaban impacientes y contentos, pero Puncho
no salía. Los niños empezaron a decir:
- ¿Dónde está Puncho?
Nadie sabía dónde se había metido
.
Y todos los espectadores se marcharon a sus casas.
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Los espectadores
se enfadaron. |
A Pancho le caían lágrimas
y decía:
- Iré a buscarle y lo encontraré.
Pancho fue a buscar al mono Tití, a la malabarista
Anita y al elefante Robi. Y todos fueron a buscarle.
Fueron a la montaña, al río, a la playa
etc. Hasta que al final fueron a su casa.
Y ahí estaba sentado en el sofá, todos
le dijeron :
- ¿Qué te pasa ?
- No quiero volver al circo -dijo Puncho-.
- Con lo bien que lo pasábamos haciendo
reír a los niños mientras hacíamos
tonterías. -dijo Pancho-. Todos te
echamos de menos.
- Ya, tienes razón -dijo Puncho-.
- ¿Entonces vuelves al circo?
- No sé, tengo que pensarlo.
- Nosotros nos vamos, cuando lo pienses llámanos
-dijeron todos-.
Pasaron días y días y Puncho no venía,
todos pensaron que no volvería nunca.
Hasta que un día oyeron unos ruidos que parecían
la voz de Puncho. Todos se asomaron por la puerta
y ¿sabéis quién era? Era Puncho,
dijo que no volvería a escaparse.
Y así fue, nunca se volvió a escapar
nadie del circo.
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El duende
que no tenía amigos
Raquel Barreda Obeso
Érase una vez un duende que
no tenía amigos, el duende se llamaba Tico
y era muy pequeño. Un día decidió
ir en busca de amigos, se encontró a un conejo
que iba en busca de zanahorias para el invierno y
Tico le preguntó:
- ¿Te gustaría ser mi amigo?
El conejo dijo que sí recogiendo una zanahoria.
Al final el conejo empezó a tener una gran
amistad y hasta que no empezaron a hacerse adultos
no empezaron a separarse.
Pero un buen día entendieron
que es mejor una vida sin nada que un buen mejor amigo.
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